N. L.
Transparencia, reciprocidad y proporcionalidad. Son los tres objetivos que busca la UE con el endurecimiento del mecanismo para controlar las exportaciones de vacunas y que ha obtenido el respaldo de los jefes de Estado y de Gobierno durante la videoconferencia del Consejo Europeo. Los Veintisiete quieren asegurarse la “porción justa” de las vacunas que fabrica y garantizar que las compañías cumplen con los contratos.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han coincidido en la cumbre telemática que ha tenido en la necesidad de acelerar la producción, distribución y administración de los viales para acelerar el proceso de vacunación en el bloque. Sin embargo, han sido incapaces de acordar un mecanismo de reparto y han pasado la patata caliente al equipo de embajadores. Esta cita ha tenido lugar en un momento crítico a nivel epidemiológico y 24 horas después de que el Ejecutivo comunitario presentase un mecanismo de control de las exportaciones y que reconociera haber exportado más vacunas de las que ha administrado.
En estos momentos tan sólo el 4,1% de la población adulta europea ha recibido las dos dosis necesarias, muy lejos del 70% al que aspira Bruselas en verano. Estas cifras contrastan con el nivel de vacunación de Reino Unido
Tal y como avanzó la Comisión Europea, desde el 1 de diciembre ha administrado 62 millones de dosis en Europa, mientras que ha exportado 77 millones. En estos momentos tan solo el 4,1% de la población adulta europea ha recibido las dos dosis necesarias, muy lejos del 70% al que aspira Bruselas en verano. Estas cifras contrastan con el nivel de vacunación de Reino Unido, al que la Unión Europea ha exportado 21 millones de viales.
Para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen «esto demuestra que la UE es la mayor exportadora en el mundo». «Nuestro interés es aumentar la producción de vacunas para prepararnos para los próximos años y variantes que puedan surgir, para que en algún momento se pueda reforzar. Por ello es importante intensificar las relaciones con las empresas que dan confianza, que cumplen con sus contratos».
A pesar del retraso en los contratos con las farmacéuticas y una posible falta de previsión, la Unión Europea ha cumplido con sus obligaciones con los socios y vecinos. Sin embargo, se ha hecho en desigualdad de condiciones. Debido a los desequilibrios entre los fármacos exportados por la UE y los que recibe de terceros países, Bruselas se ha visto en la obligación de introducir los principios de «reciprocidad y proporcionalidad» como elementos clave a la hora de autorizar las exportaciones.
Un mecanismo que ha sido respaldado por los líderes y que permitirá bloquear a las empresas que incumplan con sus contratos con la Unión Europea, pero también a los países que no respeten una reciprocidad y proporcionalidad. Además, si las autoridades de un Estado miembro consideran que una exportación pone en peligro el suministro europeo, también se podría prohibir, al igual que ocurrió a principios de marzo con un cargamento con destino a Australia.
El presidente del Consejo, Charles Michel, ha insistido en que «entre los Estados miembros hay un consenso. Queremos garantizar las cadenas de suministro, una economía abierta, pero también queremos que haya transparencia, y para ello sirve el mecanismo que ha previsto la Comisión Europea».
La persona que se ha manifestado abiertamente en contra del mecanismo es el ex jefe del Ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, quien ha defendido en una entrevista en la BBC que la UE «debería de dejar la estúpida guerra de vacunas con el Reino Unido por el gran daño a la reputación del bloque, campeona del libre comercio».
Las previsiones que maneja la Comisión Europea es cerrar este primer trimestre con 100 millones de dosis: 66 de Pfizer-Biontech, 10 de Moderna y 30 de AstraZeneca. Para el segundo trimestre, Von der Leyen espera alcanzar los 200 millones de viales de Pfizer-Biontech, 35 de Moderna, 70 de AstraZeneca y 55 de Johnson & Johnson.
La Eurocámara ha dado luz verde a la tramitación parlamentaria del nuevo certificado verde digital durante la pandemia, respaldado por una amplia mayoría. Gracias a este paso, este instrumento podrá negociarse por la vía de urgencia, para tramitar de forma más rápida las propuestas legislativas de la Comisión Europea.
Mecanismo de reparto
En este sentido, en las conclusiones de la cumbre, también hay hueco para el certificado verde electrónico, una suerte de pasaporte de vacunación para facilitar el traslado entre países. «La situación epidemiológica sigue siendo grave, también a la luz de las variantes. Por lo tanto, las restricciones, incluso en lo que respecta a los viajes no esenciales, deben mantenerse, teniendo en cuenta la situación específica de las comunidades transfronterizas, al tiempo que debe continuar garantizándose el flujo sin obstáculos de bienes y servicios dentro del mercado único. No obstante, hay que abordar con un enfoque común el levantamiento gradual de las restricciones, para garantizar que los esfuerzos se coordinen cuando la situación epidemiológica permita una relajación de las medidas actuales. El trabajo legislativo y técnico sobre los certificados digitales interoperables y no discriminatorios, basados en la propuesta de la Comisión Europea, debe llevarse adelante con urgencia».
El presidente del Consejo, Charles Michel, ha insistido en que «entre los Estados miembros hay un consenso. Queremos garantizar las cadenas de suministro, una economía abierta, pero también queremos que haya transparencia
El presidente holandés, Mark Rutte, en la rueda de prensa que ha tenido con la prensa internacional tras la reunión con sus homólogos, ha explicado que se está trabajando en dar respuesta a algunas dudas que todavía surgen entorno a la inmunidad de las personas vacunadas, para las que habrá una respuesta en las próximas semanas.
Sin embargo, también han aflorado los desencuentros por el mecanismo de distribución. Cuando la Unión Europea decidió apostar por seis farmacéuticas mientras trabajaban en el desarrollo de la vacuna, propuso un sistema de reparto equitativo, basado en la población, para asignar los viales a los 27. Un plan que fue rechazado por los líderes, que exigían una suerte de pedido a la carta, donde cada Estado miembro contó con total libertad para comprar o no uno de los fármacos.
Austria, por ejemplo, decidió rechazar las dosis de vacunas que la UE le ofrecía de Pfizer-Biotech, tachándola de cara y compleja y ha optado por AstraZeneca y Janssen.