N. L. ■
“El impacto de la invasión se dejará sentir durante generaciones, con familias desplazadas, trastornos en el desarrollo humano, destrucción del patrimonio e inversión de una trayectoria económica y de pobreza positiva”, señala Arup Banerji, director regional del Banco Mundial para Europa del Este, uno de los autores del informe que calcula el coste de la reconstrucción de Ucrania. La invasión rusa ha causado 97.000 millones en daños directos a Ucrania hasta el 1 de junio a los que hay que sumar 252.000 por la interrupción de flujos económicos.
La Evaluación Rápida de Daños y Necesidades presenta la primera evaluación exhaustiva de los impactos de la guerra en veinte sectores diferentes tras la invasión rusa. También expone las necesidades de financiación para una recuperación y reconstrucción resistentes, inclusivas y sostenibles, y proporciona una hoja de ruta para la planificación.
La evaluación cubre los impactos de la guerra sufridos entre el 24 de febrero y el 1 de junio de 2022, y encontró que los daños físicos de la guerra alcanzaron más de 97.000 millones de dólares (97.000 millones de euros). Fueron especialmente elevados en los sectores de la vivienda, el transporte, el comercio y la industria. La destrucción se concentró en las provincias de Chernihivska, Donetska, Luhanska, Kharkivska, Kyivska y Zaporizka. Los resultados del RDNA son preliminares, y los daños y necesidades deben considerarse como mínimos.
El informe señala que las necesidades de recuperación y reconstrucción en los sectores social, productivo y de infraestructuras ascienden a 349.000 millones de dólares (349.000 millones de euros), lo que supone más de 1,5 veces el PIB de Ucrania en 2021
El informe señala que las necesidades de recuperación y reconstrucción en los sectores social, productivo y de infraestructuras ascienden a 349.000 millones de dólares (349.000 millones de euros), lo que supone más de 1,5 veces el PIB de Ucrania en 2021. En los próximos 36 meses, el RDNA evalúa que se necesitan 105.000 millones de dólares (105.000 millones de euros) para hacer frente a necesidades urgentes como el restablecimiento de los sistemas de educación y sanidad y de las infraestructuras, la preparación para el próximo invierno mediante el restablecimiento de la calefacción y la energía en los hogares, el apoyo a la agricultura y la reparación de las rutas de transporte vitales. La gestión segura de los escombros y los explosivos, incluidas las minas terrestres, también suponen un coste considerable.
El Gobierno de Ucrania está estudiando las necesidades específicas de las distintas regiones de cara al invierno. Sobre la base de las máximas prioridades, se están elaborando planes de recuperación y reconstrucción a medida para orientar un programa en cada zona.
El Banco Mundial y la Comisión Europea confirmaron su apoyo continuo al Gobierno de Ucrania. Dada la guerra en curso, será necesario realizar futuras evaluaciones de los daños, las pérdidas y las necesidades de reconstrucción/recuperación en Ucrania. La Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (SECO) de Suiza se ha comprometido a prestar apoyo financiero para este fin.
Ya el pasado mes de julio Ucrania desvelaba en la ciudad de Lugano un ambicioso plan de 750.000 millones de dólares (unos 720.000 millones de euros) en el que el Gobierno de Kiev sigue trabajando. Abierto a la participación de todo tipo de países e instituciones internacionales, su principal fuente de financiación deberían ser los activos confiscados a Rusia y los oligarcas sancionados, han reclamado las autoridades ucranias.
“Nuestro objetivo no es solo restaurar el vidrio y el hormigón, sino construir un nuevo país”, defendía el primer ministro ucranio, Denis Shmihal.
Kiev ha esbozado cómo la principal y más lógica fuente de financiación de este plan deberían ser los activos confiscados a Rusia y a los oligarcas rusos, un jugoso pastel que estima entre 300.000 y 500.000 millones de dólares (entre 287.000 y 479.000 millones de euros).
Subvenciones y préstamos
Las otras grandes fuentes de financiación serían las subvenciones y préstamos de las organizaciones financieras internacionales y de los países amigos, las inversiones del sector privado, las contribuciones a título privado de particulares y empresas, además de los Presupuestos de Ucrania, hoy mermados por una economía en pie de guerra.
La UE, el gran socio internacional de Ucrania y el destino final de su camino hacia la adhesión, tiene previsto desempeñar un papel clave en la reconstrucción. La intención de Bruselas es coordinar la ayuda a través de una “plataforma de reconstrucción”, tal y como la ha denominado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su intervención en Lugano.
El Gobierno de Ucrania está estudiando las necesidades específicas de las distintas regiones de cara al invierno. Sobre la base de las máximas prioridades, se están elaborando planes de recuperación y reconstrucción a medida para orientar un programa en cada zona
“La reconstrucción de Ucrania no es un proyecto local. No es un proyecto de una nación, sino una tarea común de todo el mundo democrático”, ha proclamado el presidente del país, Volodímir Zelenski.
Hasta la fecha, las pérdidas directas en infraestructuras de Ucrania ascienden a más de 100.000 millones de dólares, según las cifras manejadas por Kiev: han sido destruidas o dañadas más de 1.200 instituciones educativas, más de 200 hospitales, además de miles de kilómetros de gasoductos, de carreteras, de líneas férreas y de infraestructuras de la red de agua y de electricidad.
En Lugano, la ministra de Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, ha mostrado el compromiso de su país para albergar la próxima conferencia sobre la reconstrucción de Ucrania en 2023.