El Parlamento Europeo marca su postura climática y el objetivo sale adelante con una mayoría muy ajustada. Con 352 votos a favor, 326 en contra y 18 abstenciones, los eurodiputados reclaman una reducción de las emisiones de un 60% respecto a niveles de 1990. Una meta que es veinte puntos superior a la actual y también se encuentra por encima del 55% que ha propuesto la Comisión Europea.
El Parlamento Europeo marca su postura climática ante las futuras negociaciones con el Consejo por la Ley Climática Europea. Por una estrecha mayoría, los eurodiputados han sacado adelante la enmienda que propone un reducción del 60% de las emisiones de carbono sobre los niveles de 1990 para 2030. Pero no solo eso. La Eurocámara también ha dado su opinión sobre el objetivo de neutralidad climática para 2050 y ha reclamado su obligatoriedad para la Unión Europea en su conjunto, pero también para todos los Estados miembro.
El voto sobre el texto completo tendrá lugar este miércoles y se conocerá el jueves. Pero el Parlamento votó el martes varias enmiendas, como la que proponía la reducción de emisiones y que ha salido adelante con 352 votos a favor, 326 en contra y 18 abstenciones. Un resultado que queda por delante de las demandas de la Comisión Europea. “Esto es una ley histórica”, ha anunciado la ponente del informe, la socialdemócrata Jytte Guteland. La eurodiputada cree que el resultado lanza una “fuerte señal” ante las negociaciones.
A mediados de septiembre la Comisión Europea anunció que elevaba su objetivo de emisiones para el año 2030. La propuesta inicial de marzo, una reducción del 40%, se había quedado corta para alcanzar la neutralidad climática y el Ejecutivo comunitario marcó el nuevo objetivo en un 55% para 2030. Ahora, llega el turno de los jefes de Estado que abordarán el tema en la Cumbre Europea de octubre y en la de diciembre.
La nueva meta de reducción de emisiones sustituirá al 40% que todavía está en vigor pero que es insuficiente para cumplir el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2050.
Además, el Parlamento quiere que tanto la Unión Europea como todos los Estados miembros de forma individual alcancen la neutralidad climática para 2050 de forma obligatoria. Hasta ahora, la Comisión Europea ha puesto el foco en los Veintisiete al completo. Las diferentes condiciones de inicio de los Estados miembro, con mayor o menor grado de dependencia del carbón, complican que la demanda del Parlamento salga adelante. Entre ellos destaca Polonia, el único país que no se ha comprometido a la neutralidad climática.
Los eurodiputados también han acordado proponer un objetivo intermedio para el año 2040, pero Guteland no ha avanzado cuál puede ser la cifra. “Queremos que la Comisión realice una Evaluación de Impacto antes de proponer un número”, ha explicado.
El pasado mes de septiembre, Frans Timmermans, vicepresidente a cargo de Cambio Climático aseguraba que la Unión Europea quiere ser el primer continente en no emitir carbono, algo que aspira a alcanzar en 2050. Pero no quiere hacerlo sola, de ahí la importancia de liderar el objetivo a nivel mundial. Timmermans celebraba en ese momento el anuncio de China para alcanzar la neutralidad de carbono para 2060.
El papel que el cambio climático y las políticas verdes tendrán en el Fondo de Recuperación y en el presupuesto a largo plazo de la UE está aún por decidir.
Por ahora, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha continuado la ruta señalada por Timmermans.
Michel insistió en que la transición climática es “la mayor prioridad” y que por ello la recuperación debe también “enfocarse en la transición de nuestras economías”. Pero no solo eso. Michel busca con ello evitar que la crisis provocada por la pandemia deje de lado los objetivos climáticos que se marcaron en la Cumbre Europea del pasado diciembre.
El cambio climático ha sido uno de los temas principales de la agenda de la nueva Comisión dirigida por Ursula von der Leyen. Los efectos que se producen en el planeta no son fácilmente visibles y necesitan de un estudio continuado en el tiempo para mostrar los cambios en el globo. Las subidas y bajadas drásticas de las temperaturas son una de las señales que más perciben los ciudadanos.
Según una encuesta publicada por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el 47% de los europeos considera que el desafío más grande de su país es el cambio climático, por encima de acceso a un sistema de salud y el desempleo. Entre los tres signos del cambio climático, los que más preocupan a los europeos encuestados son el deshielo (40%), el aumento de las temperaturas (36%) y la contaminación del aire (32%).
Temperaturas anómalas
Pero calcular el impacto del cambio climático es un trabajo a largo plazo. El Servicio de Cambio Climático Copérnico (C3S) publica cada mes las anomalías de las temperaturas desde 1980. Este mes de junio, las temperaturas sufrieron una importante desviación en comparación con la media de 1981-2010. Los grados estuvieron muy por encima del promedio en Escandinavia y países de Europa del Este. Además, este fue el mes de junio más cálido en Noruega desde los registros de 1900.
Así, el mes pasado, las temperaturas fueron 0,53°C más cálidas que el promedio de junio de 1981-2010 a nivel mundial. En Europa, las temperaturas estaban muy por encima del promedio en el norte pero por debajo en el sur, empatando como el segundo junio europeo más cálido registrado. Aunque los cambios bruscos en la temperatura son un hecho que se ha ido repitiendo a lo largo del tiempo, en los últimos años, las anomalías se encuentran en los grados más altos, por encima de la media.
Las diferentes condiciones de inicio de los Estados miembros complican que la demanda del Parlamento salga adelante
Bruselas ha presentado un nuevo Eurobarómetro que desvela que el 94% de los ciudadanos comunitarios considera el medio ambiente y el clima temas importantes.
La encuesta revela que el 83% consideran necesaria la creación de una legislación a nivel europeo para proteger el medio ambiente. Y recoge que para el 91%, de los europeos el cambio climático es un problema grave en la Unión Europea. Los españoles son los más preocupados por la situación del clima en su país (90%), mientras que los checos se encuentran a la cola (54%). Proteger el medio ambiente es para el 53% una cuestión muy importante, una caída significativa con respecto al 64% recogido en 2007.
El 78% de los encuestados creen que los problemas medioambientales tienen un efecto directo en su vida diaria y en su salud.