N.L.
“La propuesta traerá grandes cambios en la manera en que consumimos y producimos en la UE pero también a nivel global”, ha señalado el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ante los medios para insistir en que los productos deben mejorar su durabilidad y que, por ejemplo, los teléfonos móviles no deben perder su funcionalidad por que la batería se estropee y no pueda ser reemplazada. La estrategia contempla, además, un pasaporte digital para los productos textiles que permita recortar la producción de microplásticos.
El Ejecutivo comunitario ha presentado su estrategia para fomentar la economía circular, para alargar la vida de los productos e incentivar el reciclaje y el re-uso. Bruselas quiere acabar con el concepto de que es más fácil comprarse un producto nuevo que repararlo.
Para ello, ha hecho público un gran plan en el que, uno de los puntos es acabar con el usar y tirar en la moda y fomentar ropa más sostenible de aquí a 2030.
El objetivo es que en los próximos años una parte de toda la ropa que nos pongamos sea reciclada. Actualmente, solo el 1% de los textiles lo es.
Según la Comisión Europea, el sector es el cuarto más contaminante del mundo y montones de ropa son destruidos o incinerados cada segundo en el mundo. Así, también se quiere eliminar el uso de productos químicos dañinos en la ropa, incluidos los microplásticos que pueden acabar hasta “en el torrente sanguíneo”, ha alertado el vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans. Los pantalones vaqueros, por ejemplo, son una prenda de ropa que puede desprender micropartículas de este tipo.
Se prohibirán prácticas fraudulentas en que las empresas no informen sobre cuánto tiempo va a durar un producto, y se tendrá derecho a saber cuál es su vida prevista más allá de los dos años de la garantía. La perspectiva es dar más oportunidades a los consumidores para elegir
Por su parte, el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, ha admitido que muchos productos textiles de moda rápida son muchos más baratos, un tipo de ropa que a menudo solo pueden pagar personas con un menor poder adquisitivo. Pero, a su vez, son “fuente de muchos problemas, porque pueden estar relacionadas con mano de obra barata, estándares de productos químicos bajos (…) estamos solucionando ambos problemas, dando ocasión a la gente a ahorrar dinero”.
También se velará porque este tipo de compañías, —que emplea a un 75% de mujeres (tal y como se vio en la Tragedia del Rana Plaza, en 2013, cuando miles de trabajadoras, en su mayoría mujeres murieron tras el derrumbe de este edificio, en Bangladés)— respeten los derechos sociales de los trabajadores.
Además, Bruselas instó a las firmas de moda que lancen menos colecciones al año y que se fomenten los servicios de reutilización y reparación, incentivando a los Estados miembros a ofrecer un tratamiento fiscal favorable.
“La moda pasa de moda, pero el estilo nunca”, ha recordado Timmermans, parafraseando a la diseñadora francesa Coco Chanel, en un alegato de que comprar ropa para que dure más tiempo no está desfasado. La estrategia europea también contendrá la creación de “un pasaporte digital” para que los consumidores conozcan mejor el origen de las prendas.
Todo el plan se enmarca en una estrategia mucho más amplia, en que también se ha propuesto un cambio en la legislación para actualizar la lucha contra la obsolescencia programada, y que las empresas aporten información más clara sobre la durabilidad de los productos.
Posibilidad de elegir
Se prohibirá prácticas fraudulentas por las que las empresas no informen sobre cuánto tiempo va a durar un producto, y se tendrá derecho a saber cuál es su vida prevista más allá de los dos años de la garantía. También se exigirá cuáles pueden ser las limitaciones para encontrar piezas de recambio. La perspectiva es dar más oportunidades a los consumidores para elegir qué producto les pueda convenir en función también de su durabilidad.
Asimismo, el plan presentado contempla la prohibición de que las empresas utilicen prácticas de limpieza de imagen en la lucha medioambiental, conocido como ‘greenwashing’, y no se permitirá a las compañías informar de supuestas campañas ecológicas o hablar del respecto del medio ambiente si no se aportan pruebas.
El comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, ha admitido que muchos productos textiles de moda rápida son muchos más baratos, un tipo de ropa que a menudo solo pueden pagar personas con un menor poder adquisitivo. Pero, a su vez, son “fuente de muchos problemas”.
Así, Bruselas propone varias enmiendas de la directiva de prácticas comerciales desleales para evitar que los consumidores sean engañados sobre el alcance del impacto medioambiental o social de los productos que compran.
Junto con esta propuesta, la Comisión también ha adoptado un plan de trabajo sobre diseño ecológico y etiquetado energético para el período 2022-2024 que contempla nuevos productos relacionados con la energía y pone al día y fija unos objetivos más ambiciosos en relación con los productos que ya están regulados.“Aunque la mayoría de los consumidores tiene la voluntad de contribuir, también estamos viendo un aumento de las prácticas de ‘greenwashing’ y de obsolescencia, ha expresado el comisario de Justicia, Didier Reynders, quien también ha añadido que los clientes tienen derecho a obtener información correcta y a ser protegidos de «prácticas comerciales desleales que abusan de su interés en comprar [productos] verdes».