Aunque muy negativas, las cifras son ligeramente mejores que en verano, cuando el Ejecutivo comunitario esperaba una caída del 8,7% del PIB en la Eurozona y de un 8,3% en la UE. Pero la recuperación de los próximos años será más lenta de lo esperado. España lidera el desplome con un descenso del 12,4%. Le siguen Italia (9,9%), Croacia (9,6%) y Francia (9,4%). Entre los mejores, Irlanda, con una caída del 2,3%; Suecia (3,4%), y Polonia (3,6%)
Los peores escenarios se confirman. Ya hace unos días, el presidente francés Emmanuel Macron reconocía que la segunda oleada del Covid-19 amenazaba con ser más letal que la primera. “El virus circula a una velocidad que ni las previsiones más pesimistas anticiparon”, señaló. En consecuencia, la economía europea no comienza su remontada como se anhelaba hace unos meses.
El PIB de la zona euro caerá un 7,8% y un 7,4% en el conjunto de la UE este 2020, según las perspectivas económicas de otoño presentadas este jueves por la Comisión Europea. La Eurozona verá un rebote del 4,2% en 2021 y del 3% en 2022 y el conjunto de la UE de un 4,1% y un 3% respectivamente. En un escenario optimista, la economía comunitaria regresará a niveles pre-pandemia a finales de 2022.
De acuerdo con las previsiones de otoño, la tasa de desempleo en la zona del euro aumentará del 7,5% en 2019 al 8,3% en 2020 y al 9,4% en 2021, antes de bajar al 8,9% en 2022
A pesar de suponer una coyuntura oscura, las cifras son ligeramente mejores que en verano, cuando el Ejecutivo comunitario esperaba una caída del 8,7% del PIB en la Eurozona y de un 8,3% en la UE. Pero la recuperación de los próximos años será más leve y lenta de lo esperado.
España lidera el desplome con un descenso del 12,4%. Le siguen Italia (9,9%); Croacia (9,6%) y Francia (9,4%). Entre las que mejor resisten los embates del Covid-19 se encuentran Irlanda, con una caída del PIB de 2,3%; Suecia (3,4%) y Polonia (3,6%). La pandemia ha tenido un impacto muy diferencia en las diferentes capitales y, en consencuencia, también disruptiva es la recuperación.
No mucho mejor pinta la situación del mercado laboral. De acuerdo con las previsiones, la tasa de desempleo en la zona del euro aumentará del 7,5 % en 2019 al 8,3 % en 2020 y al 9,4 % en 2021, antes de bajar al 8,9 % en 2022. En la UE se prevé que aumente del 6,7 % en 2019 al 7,7 % en 2020 y al 8,6 % en 2021, para bajar al 8,0 % en 2022. Otro de los grandes perdedores de la recesión será el déficit público, que pasará del 0,6 % del PIB en 2019 a cerca del 8,8 % en 2020.
En estos momentos, Europa camina hacia el confinamiento generalizado. Los comercios no esenciales, los restaurantes o los centros de ocio y cultura han cerrado sus puertas en el norte, sur, este u oeste europeo. El objetivo es salvar la Navidad, pero poca duda cabe de que las próximas semanas serán especialmente duras. “La situación epidemiológica significa que las proyecciones están sujetas a una incertidumbre y riesgos extremadamente altos”, advierten en la capital comunitaria.
En Bruselas ya se ha instaurado el mensaje de que los meses venideros supondrán un “desafío” para todos: ciudadanos, instituciones y empresarios. A la incertidumbre sobre la duración de esta segunda oleada del coronavirus se une la proximidad de un Brexit económico sin acuerdo. Aunque en la capital comunitaria confían, sin embargo, en que los nuevos confinamientos y toques de queda tenga un impacto menor que en primavera porque las compañías están más preparadas.
Tal es el desafío que enfrenta el Viejo Continente ante su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial que en el marco del Eurogrupo se ha abierto el debate sobre si el Plan de Recuperación de 750.000 millones de euros aprobado en julio será suficiente. Aunque de momento, la UE no se plantea, de momento, preparar otro cortafuego para paliar las consecuencias de la pandemia y centra todos sus esfuerzos en poner en macha Próxima Generación UE.
El pasado martes, los ministros de la Eurozona se dieron cita través de videoconferencia para pasar revista a la situación económica del continente, en un momento en el que Europa es el epicentro global de la pandemia. Los Diecinueve no cuentan, de momento, con la intención de articular más medidas que contrarresten las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y centran sus esfuerzos en poner en marcha Plan de Recuperación aprobado en julio.
“El impacto de las elecciones de EE UU sobre la confianza y estabilidad financiera global será determinante en la evolución económica europea en las próximas semanas y meses”, ha aventurado Nadia Calviño, vicepresidenta del Gobierno español a cargo de Economía, en declaraciones previas al Eurogrupo.
En estos momentos, Europa camina hacia el confinamiento generalizado. Los comercios o los restaurantes han cerrado sus puertas en muchos países del continente
Los ministros estuvieron acompañados por Andrea Ammon, directora del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC) y por Irene Tinagli, presidenta de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara. La dureza de la nueva oleada empieza a reflotar las dudas sobre si los 750.000 millones de Próxima Generación UE aprobados por los Veintisiete en julio serán suficientes, pero de momento los ministros económicos no prevén abrir el debate para rubricar nuevos instrumentos que diriman las consecuencias socioeconómicas de la pandemia.
Poner en marcha el Fondo
La prioridad es ahora poner en marcha el fondo histórico acordado en verano. España quiere que la ayuda esté disponible el 1 de enero, pero todo apunta a una demora importante del desembolso. En estos momentos, se está llevando a cabo la negociación intrainstitucional –conocida como trílogos– del paquete que asciende junto al Marco Financiero Plurianual a 1,8 billones de euros.
“La prioridad del Plan de Recuperación debe ser el crecimiento y la creación de empleo. Tenemos que asegurarnos de que se aplican las reformas necesarias y asegurarnos de lograr el adecuado equilibrio entre buena articulación de estos planea. Hay que actuar con la necesaria rapidez”, señalaba Calviño en un encuentro virtual con los periodistas.
La sensación general en la UE es que hay una gran urgencia para que los países más afectados por la pandemia comiencen a ejecutar sus reformas estructurales con la ayuda europea. Durante los rebrotes de otoño, el Covid-19 está golpeando a las capitales de forma más simétrica. Aunque existe temor de que ambas oleadas colapsen entre sí impidiendo la recuperación prevista, la UE de momento cree que es demasiado pronto para dar forma a otro gran instrumento anticrisis.