N. L.
La iniciativa dará poder a la CE para investigar las ayudas financieras concedidas por las autoridades públicas de países no pertenecientes a la UE que beneficien a compañías extranjeras con actividad en el territorio comunitario. Cuando la iniciativa entre en vigor, las empresas deberán notificar a Bruselas las fusiones que afecten a una firma que haya recibido subsidios de al menos 50 millones de euros
Casi un año después de avanzarlo como proyecto de trabajo, la Comisión Europea lo transforma en reglamento. Bruselas articula una herramienta para blindar las infraestructuras esenciales y las grandes empresas estratégicas europeas frente a las inversiones extranjeras que cuentan con soporte público en sus países de origen.
Un semáforo que se levanta pensando en China y también en el Reino Unido, que durante años ha ido desplegando una red de inversiones que le ha permitido hacerse con empresas de neumáticos, aerolíneas, aeropuertos, puertos marítimos, plantas de aerogeneradores e incluso equipos de fútbol. Pero no solo China está en el punto de mira, también Reino Unido y la desconfianza en un Boris Johnson que pese a renunciar a ello en el acuerdo del Brexit, podría abrir la mano a ayudas multimillonarias para que las firmas británicas puedan competir en mejores condiciones.
“El vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombroskis, señaló que la UE ha convertido en una «prioridad» tomar medidas drásticas contra las ventajas injustas otorgadas mediante subvenciones”
Lo que se diseña es un marco regulatorio (que aún debe ser consensuado con los Veintisiete y la Eurocámara) similar al que rige con las ayudas de Estado a sus empresas nacionales. Por supuesto, Bruselas no señala a ningún país. Ni tampoco quiere romper el libre mercado. Porque según datos de la propia Comisión, en 2019 las inversiones extranjeras en la UE supusieron en torno a siete trillones de euros y de ellas dependen dieciséis millones de empleos. “Lo que buscamos es que todas las empresas extranjeras respeten nuestra casa y eso pasa por no permitir subsidios que socaven la competencia justa de los mercados”, defiende la comisaria responsable de Competencia, Margrethe Vestager.
Hasta la fecha existía un vacío que permitía a las multinacionales extranjeras subsidiadas comprar empresas en Europa. “Y eso no es justo ni para nuestras empresas, ni para nuestros trabajadores ni para nuestros consumidores”. Así que se plantea un “punto y final” que otorgaría al Ejecutivo comunitario plena capacidad para dar luz verde o impedir este tipo de operaciones de intervención o fusión.
Investigar directamente
Bruselas tendrá competencias para investigar directamente si se han recibido estos subsidios. “Podemos pedir información a las empresas, inspeccionar sus sedes e incluso imponer sanciones si no cooperan”. Estas alcanzarían el 10% de su volumen de negocio. “Podremos juzgar si existen subsidios extranjeros que ponen en tela de juicio la libre competencia”, subraya Vestager.
Las operaciones entrarían automáticamente bajo la lupa si la empresa que se va adquirir (o al menos una de las partes de la fusión) tiene un volumen de negocios de 500 millones de euros o más y la contribución extranjera es de al menos 50 millones. “Consideramos que es un umbral razonablemente alto para iniciar una investigación”. En lo que se refiere a las ofertas en contratos públicos (aquí se mira especialmente a las infraestructuras esenciales) la vigilancia se activará con una contribución financiera de un gobierno de fuera de la UE, si existe un valor estimado de la contratación de 250 millones de euros o más. “También se investigarán todas las demás situaciones del mercado y las concentraciones más pequeñas y los procedimientos de contratación pública” si la Comisión alberga sospechas. Puede pulsar el botón por iniciativa propia.
Ahora bien, las potestades que otorga el nuevo reglamento no tienen efecto retroactivo. Esto es, no permiten echar la vista atrás e indagar en operaciones del pasado. Un informe de Bloomberg de 2018 cifraba en 318.000 millones de euros solo los desembolsos de capital chino durante una década, con la participación de más de 600 empresas del gigante asiático.
La cuestión es cómo Bruselas va a comprobar que la información que se le aporta es verídica durante todo el procedimiento. Y aquí se parte de un principio de buena fe, pero también se advierte de consecuencias prácticas. “Nuestra decisión dependerá de esa información», remarcó el comisario de Economía Valdis Dombrowskis. Así que «si es insuficiente o se demuestra no creíble” el veredicto irá en consonancia. Y, se insiste, hay un resorte para tirar de sanciones multimillonarias y capacidad para frustrar cualquier operación sospechosa.
El Parlamento Europeo y los Estados miembros debatirán ahora la propuesta de la Comisión con vistas a adoptar un texto definitivo. La propuesta también estará abierta para una consulta pública de ocho semanas.
“La UE es el mercado más abierto del mundo. Pero la apertura requiere justicia”, señaló Margrethe Vestage para denunciar que “hasta ahora las empresas han tenido la libertad de utilizar subsidios extranjeros para comprar negocios aquí en Europa”
De momento, Bruselas ha congelado el acuerdo de inversiones negociado con China.
“El pacto está congelado, y así seguirá durante un tiempo”, dijo Bernd Lange, presidente de la Comisión de Comercio del Parlamento Europeo.
El Parlamento, que deben aprobar el acuerdo con China, ya habían decidido la semana pasada no tratar “el amplio acuerdo sobre inversiones (CAI)” mientras China mantenga sanciones contra algunos eurodiputados.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, dijo el martes (4.05.2021) en una entrevista que el pacto está “de algún modo suspendido”. Y que no se puede separar la política comercial de las sanciones chinas, impuestas contra los eurodiputados debido a sus críticas a la política de derechos humanos de China y a la represión de la minoría uigur. «De ese modo, el señor Dombrovskis en realidad no dijo nada nuevo, pero nunca lo había dicho tan claramente”, opina el eurodiputado verde Reinhard Bütikofer.