N. L.
Bruselas repite el ajuste en sus previsiones que ya realizó en julio, cuando también redujo su optimismo de cara a 2022. En mayo la Comisión esperaba que España crecería un 6,8%. Las estimaciones económicas realizadas en noviembre suponen un gran distanciamiento de las del Gobierno, que aún sostiene que el PIB español avanzará un 6,5% a lo largo de este año y un 7% a lo largo de 2022.
La Comisión Europea ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento para España en sus perspectivas económicas de otoño, del 6,2% al 4,6% en 2021 y del 6,3% al 5,5% en 2022, muy lejos de las cifras del Gobierno de Pedro Sánchez. Es más, España será la única economía de la UE que no habrá recuperado su PIB pre crisis en 2022, según Bruselas.
Con todo, España registrará una «fuerte» expansión, en palabras del comisario de Economía, Paolo Gentiloni, que, sin embargo, no evitará que siga, al finalizar el año próximo, más de 1,5 puntos porcentuales por debajo del nivel de 2019.
Bruselas destaca la resistencia del mercado laboral en comparación con crisis previas gracias a los ERTE y la importancia del repunte de la actividad en el sector de los servicios en los últimos meses y de los indicadores de confianza, en la industria
Tampoco Alemania, Francia o Italia cerrarán en 2021 la brecha, pero sí lo harán en 2022. El PIB alemán será el año que viene más de dos puntos superior al de 2019, el de Francia será casi dos puntos superior e Italia se situará un punto por encima.
España ya no lidera la recuperación en Europa. La revisión a la baja de las previsiones económicas de la Comisión muestra que la economía española se queda rezagada con respecto a economías de peso similar como la italiana o la francesa que crecerán por encima de las previsiones de verano.
El Ejecutivo comunitario refleja en sus perspectivas los riesgos derivados del alza de la inflación, el incremento de los casos de covid-19 que amenazan con frenar de nuevo la actividad, y, sobre todo, el importante impacto del incremento de los precios de la energía. Aunque todos estos factores afectan en mayor o menor medida a los países de la UE, lo cierto es que España es uno de los más expuestos.
«Aunque la incertidumbre ha disminuido significativamente gracias al control de la situación sanitaria a nivel nacional, todavía existen varios riesgos para las perspectivas,» explica la Comisión en su informe, «la persistencia o el resurgimiento de la pandemia en otros países podría lastrar el crecimiento económico, sobre todo al retrasar la plena recuperación del sector turístico» que estaba volviendo a ser un motor importante de la economía española.
Además, Bruselas apunta a los problemas de suministro y los precios de la energía y el transporte que «podrían retrasar la recuperación a corto plazo, mientras que los desajustes del mercado laboral podrían afectar a la ejecución de las inversiones verdes y digitales» en el marco del plan de recuperación, advierte la Comisión. También preocupa la inflación en Bruselas, que alcanzó un 4% en septiembre, y que el ejecutivo prevé que alcance un 2,8% en 2021 y disminuya progresivamente en 2022 y 2023.
A pesar de la revisión a la baja, Bruselas defiende la sólida recuperación de la economía española, tras registrar la mayor contracción de la UE en 2020, como consecuencia del impacto demoledor de la pandemia.
Destaca en particular la resistencia del mercado laboral en comparación con crisis previas gracias a la puesta en marcha de los ERTE y la importancia del repunte de la actividad en el sector de los servicios en los últimos meses, además despuntar a que los indicadores de confianza, también en la industria, son positivos. Por eso, la Comisión apunta al consumo privado como principal motor de la economía.
Inversión pública
Pero Bruselas subraya sobre todo la importancia de la puesta en marcha del plan de recuperación, de cara a 2022, ya que entiende que permitirá estimular la inversión pública y privada, dando un impulso importante a la economía. El Gobierno español ha cerrado los últimos trámites necesarias para acceder al primer pago del fondo por valor de diez mil millones de euros.
Aunque la Comisión confía que los buenos ingresos y un escenario macroeconómico favorable permitirán a España mejorar sus objetivos de déficit y deuda a largo plazo, lo cierto es que en este momento se encuentran muy por encima de lo deseado. La pandemia de covid-19 y las necesarias medidas adoptadas por el Gobierno para superar la crisis provocaron un deterioro excepcional de las finanzas públicas españolas.”
El Ejecutivo comunitario refleja en sus perspectivas los riesgos derivados del alza de la inflación, el incremento de los casos de Covid-19 que amenazan con frenar de nuevo la actividad, y, sobre todo, el importante impacto del incremento de los precios de la energía
El déficit se disparó hasta el 11% del PIB en 2020 y la deuda aumentó en casi 25 puntos porcentuales. La recuperación económica, destaca el ejecutivo, está permitiendo hacer disminuir estas cifras, gracias al incremento de los ingresos y la supresión progresiva de medidas de apoyo a la economía durante la crisis. Bruselas espera, sin embargo, que la deuda siga aumentando hasta el 120,6% del PIB para reducirse gradualmente en 2022. Lo mismo ocurre con el déficit, que se sitúa por encima del 8% en 2021 pero se rebajaría hasta el 5,2% en 2022.
Sin embargo, y con las normas fiscales de la UE suspendidas, España se encuentra muy lejos de los objetivos que marcan las reglas.