Mercedes Cobo
El plan de recuperación para Europa Next Generation EU (NGEU) de 750.000 millones de euros apuesta por el desarrollo sostenible, con el 30% de sus fondos reservados para la lucha contra el cambio climático. Para la Comisión Europea, el impulso de las energías verdes es un punto clave para la recuperación económica y una forma de abordar la transición energética hacia la neutralidad climática del Pacto Verde Europeo. Las entidades abordan este proceso de transformación ecológica, no sílo como un reto, sino como una oportunidad de crecimiento y de contribuir de manera decisiva a avanzar en el proceso de descarbonización.
El parón económico que supuso la pandemia no ha frenado las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso, según las previsiones del sexto informe del IPCC, (Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático), crecerán un 16% hasta 2030. Aún en el mejor escenario, según el informe, para 2040 los niveles de calentamiento global superaran los 1.5°C. En el peor escenario, superaran los 4°C para 2100.
“La lucha contra el cambio climático es un desafío mundial. Detener el progresivo aumento de temperatura exige que trabajemos para reducir las emisiones a través de la electrificación de la economía. Y esta meta solo podremos alcanzarla si acometemos este proceso de transición ecológica en el que España pisa fuerte”, recuerdan desde Red Eléctrica.
Las empresas, conscientes de la necesidad de cambios estructurales para que el crecimiento sea sostenible, están llevando a cabo planes estratégicos para impulsar la transición energética y conseguir alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
Grupos como Repsol llevan años inmersos en un proceso de transformación y de diversificación de sus negocios con el objetivo de liderar la transición energética, siendo la primera compañía de su sector que apoyó el Protocolo de Kioto; la primera en emitir un bono verde (2017); y también, en diciembre de 2019, la primera en fijarse la meta de ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050.
Otro de los grandes Naturgy, presentó en julio su Plan Estratégico para el periodo 2021-2025 con el que la compañía impulsará su papel en la transición energética y en la descarbonización. De este modo, Naturgy establece las principales líneas de actuación industrial y financiera para los próximos años en un contexto energético de profunda transformación y tras un ejercicio marcado por una crisis macroeconómica con gran impacto en el sector.
Iberdrola, tras anticiparse 20 años a la actual transición energética, planea invertir 150.000 millones de euros hasta 2030, y permanecer así a la cabeza de la revolución energética que afrontan las principales economías del mundo. La compañía avanza en su histórico plan de inversión de 75.000 millones de euros hasta 2025 y consolida su modelo de negocio, basado en más energías renovables, más redes, más almacenamiento y más soluciones inteligentes para los clientes.
Endesa considera la excelencia medioambiental como un valor fundamental de su cultura empresarial. Por ello realiza sus actividades de manera respetuosa con el medioambiente, y está firmemente comprometida con la conservación y el uso sostenible de los recursos que emplea en línea con los principios de la economía circular, aplicando criterios de excelencia. La presente política, que da cobertura a toda la cadena de valor y aplica a todas las fases del ciclo de vida de cada producto y servicio, incluyendo la distribución y logística, tiene como objeto formalizar y concretar el compromiso de Endesa con el medioambiente, puesto de manifiesto en la misión, visión y valores que conforman los principios de comportamiento de la compañía. Esta política sirve a su vez de marco de referencia para las políticas necesarias en el ámbito de los sistemas de gestión de la compañía.
Desde Enagas indican que la descarbonización es un desafío global, urgente e inaplazable. “Parte del éxito de este proceso reside en la capacidad del sector de trabajar unido, en colaboración público-privada, para alcanzar el objetivo marcado por la Comisión Europea: alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
Las compañías tienen mucho que aportar y pueden contribuir de manera decisiva a avanzar en el proceso de descarbonización”.
A principios de agosto de este año, IPCC informó de que el cambio climático es rápido y se está intensificando. Los científicos advierten que “muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.
Sin embargo, una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático. Aunque las mejoras en la calidad del aire serían rápidas, podrían pasar entre 20 y 30 años hasta que las temperaturas mundiales se estabilizasen, alertan los expertos.
El compromiso de las compañías con el cambio de modelo energético
La protección del medio ambiente, clave para una economía sostenible
La conservación y protección del entorno natural y el uso eficiente de los recursos son compromisos integrados en la estrategia empresarial de las compañías. Las empresas, conscientes de la necesidad de cambios estructurales para que el crecimiento sea sostenible, están llevando a cabo planes estratégicos para impulsar la transición energética y conseguir alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
La vuelta a la recuperación tras las fuertes restricciones al comercio mundial provocadas por la pandemia requiere cambios estructurales para que ese crecimiento sea más sostenible.

El plan de recuperación para Europa Next Generation EU (NGEU) de 750.000 millones de euros apuesta por el desarrollo sostenible, con el 30% de sus fondos reservados para la lucha contra el cambio climático. Para la Comisión Europea, el impulso de las energías verdes es un punto clave para la recuperación económica y una forma de abordar la transición energética hacia la neutralidad climática del Pacto Verde Europeo.
En el caso de España, como refleja el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia aprobado el 16 de junio de 2021 por la Comisión Europea, con un total de gastos presupuestados de 27,8 millones de euros, que corresponden al 40% del total las subvenciones a recibir, se fomentará la movilidad urbana sostenible, se mejorara la eficiencia energética y se impulsaran las energías renovables.
Repsol incrementará la producción de biocombustibles sostenibles hasta los 1,3 millones de toneladas en 2025
Grupos como Repsol llevan años inmersos en un proceso de transformación y de diversificación de sus negocios con el objetivo de liderar la transición energética, siendo la primera compañía de su sector que apoyó el Protocolo de Kioto; la primera en emitir un bono verde (2017); y también, en diciembre de 2019, la primera en fijarse la meta de ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050.
El 26 de noviembre de 2020, Repsol presentó su Plan Estratégico 2021-2025, en el que profundiza en el objetivo de ser una compañía con cero emisiones netas en 2050, con una exigente hoja de ruta con metas intermedias más ambiciosas e inversiones por valor de 18.300 millones de euros. Las destinadas a iniciativas bajas en carbono ascenderán a 5.500 millones de euros entre 2021 y 2025, un 30% del total.
En su compromiso de ser un operador global de bajas emisiones, Repsol anunció el pasado 29 de julio el incremento de su objetivo de generación renovable a 2025, pasando de los 5,2 GW que preveía el citado Plan Estratégico a los 6 GW actuales. Consecuentemente, la ambición de generación baja en carbono establecida en dicha estrategia a 2025 pasa de 7,5 GW a 8,3 GW.
La compañía cuenta en la actualidad con 3.386 MW de capacidad instalada y otros 2.549 MW en desarrollo. Asimismo, Repsol invertirá en tecnologías para aprovechar al máximo la economía circular, con biocombustibles avanzados a partir de residuos, o para capturar y usar CO2 para crear combustibles sintéticos. Y también apuesta por desarrollar hidrógeno renovable, con la convicción de que España es el país adecuado para ser competitivos en este importante vector energético.
Alineado con la estrategia española del hidrógeno, Repsol ambiciona ser líder en hidrógeno renovable en la Península Ibérica para alcanzar una producción equivalente total de 550 MW en 2025 y llegar a los 1,9 GW en 2030, empleando para ello varias tecnologías. Asimismo, Repsol considera que el reto de la descarbonización es tan mayúsculo y global que será necesario un amplio abanico de tecnologías que compitan entre sí en igualdad de condiciones, desde la neutralidad tecnológica. Por ello, apuesta por la descarbonización de los combustibles líquidos con importantes inversiones en sus centros industriales.

En su enfoque hacia la economía circular, Repsol incrementará la producción de biocombustibles sostenibles hasta los 1,3 millones de toneladas en 2025 y alcanzará los 2 millones de toneladas en 2030. El negocio de Upstream se enfocará en áreas geográficas clave, priorizando el valor sobre el volumen y reduciendo las emisiones de su cartera de activos, que seguirá siendo objeto de una gestión activa. La digitalización jugará un papel fundamental en la nueva organización, gracias a la inteligencia artificial, la automatización de operaciones o las soluciones en la nube. El Plan Estratégico 2021-2025 establece el objetivo de superar los ocho millones de clientes 100% digitales al final del período.
Para llevar a cabo el Plan Estratégico, Repsol evolucionará su organización desplegando cuatro áreas de negocio (Upstream, Industrial, Cliente y Generación baja en emisiones), apoyadas por áreas corporativas y de servicio más eficientes, con lo que incrementará la obtención de resultados y el afloramiento de valor.
Iberdrola se ha comprometido a reducir su intensidad de emisiones a 50 gCO2/kWh a nivel global en 2030, consiguiendo así una reducción del 86 % en tres décadas
Repsol ha apostado por liderar la transición energética. Incluso en el difícil contexto económico generado por la pandemia, “la reducción de CO2 es un objetivo absolutamente inaplazable y necesario”, apuntó Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol, en la Comisión de Transición Ecológica del Senado el pasado 22 de marzo: “Nuestro deber es contribuir a la reducción de emisiones y tratar de evitar el calentamiento global, impulsando un modelo de transición energética hacia otro más sostenible y más descarbonizado”.
En uno de los periodos más duros de la crisis generada por el Covid, el 25 de marzo de 2020, la compañía lanzó un Plan de Resiliencia en el que, pese al contexto, reafirmó su compromiso de liderar la transición energética, de aumentar significativamente la capacidad de generación renovable y de disminuir las emisiones de CO2 en todos los negocios. Y de hecho, durante 2020, Repsol disminuyó un 5% su Indicador de Intensidad de Carbono respecto a los niveles de 2016, muy por encima del 3% establecido como objetivo inicial para este parámetro. Otra evidencia del compromiso de Repsol con la transición energética: en 2020 fue la compañía que más potencia eólica instaló en España, según la Asociación Empresarial Eólica.
Renovables
La compañía apuesta por la descarbonización, con un creciente peso de la generación renovable en su portafolio. Como operador, Repsol inició la expansión internacional de su negocio renovable en 2020 con la firma de una joint venture con el Grupo Ibereólica Renovables que le da acceso a una cartera conjunta de activos en Chile en operación, construcción o desarrollo avanzado de más de 1.600 MW hasta el año 2025 y con la posibilidad de superar los 2.600 MW en 2030. Actualmente, Repsol cuenta con más de 3,3 GW de capacidad total instalada.
Entre los hitos de este año está la adquisición del 40% de Hecate Energy, compañía estadounidense especializada en el desarrollo de proyectos fotovoltaicos y de baterías para el almacenamiento de energía. Enmarcado en esta adquisición, la compañía ya ha dado luz verde a su primer proyecto renovable en Estados Unidos, tomando la decisión en firme de invertir en Jicarilla, un proyecto fotovoltaico situado al noreste de Nuevo México que consta de una potencia total instalada de 125 MW.
Repsol inició en mayo las obras del proyecto eólico Delta II, en Aragón, la mayor iniciativa renovable de la compañía hasta la fecha, con 860 MW; en junio inauguró su primer complejo fotovoltaico, Kappa, con 126,6 MW y ubicado en Manzanares (Ciudad Real); y en julio anunció el inicio de producción de energía eléctrica en Valdesolar, su mayor planta fotovoltaica en España, con 264 MW de potencia instalada y ubicada en Valdecaballeros (Badajoz).
Iberdrola, tras anticiparse 20 años a la actual transición energética, planea invertir 150.000 millones de euros hasta 2030, y permanecer así a la cabeza de la revolución energética que afrontan las principales economías del mundo. La compañía avanza en su histórico plan de inversión de 75.000 millones de euros hasta 2025 y consolida su modelo de negocio, basado en más energías renovables, más redes, más almacenamiento y más soluciones inteligentes para los clientes.
El grupo se ha comprometido a reducir su intensidad de emisiones a 50 gCO2/kWh a nivel global en 2030, consiguiendo así una reducción del 86 % en tres décadas, además de ser neutra en carbono a nivel global en 2050.
Endesa considera la excelencia medioambiental como un valor fundamental de su cultura empresarial.
La compañía también se ha marcado el objetivo de reducir las emisiones absolutas de gases de efecto invernadero (GEI) en los alcances 1, 2 y 3, un compromiso que ha sido aprobado por la iniciativa Science Based Target.
Economía circular
Endesa considera la excelencia medioambiental como un valor fundamental de su cultura empresarial. Por ello realiza sus actividades de manera respetuosa con el medioambiente, y está firmemente comprometida con la conservación y el uso sostenible de los recursos que emplea en línea con los principios de la economía circular, aplicando criterios de excelencia. La presente política, que da cobertura a toda la cadena de valor y aplica a todas las fases del ciclo de vida de cada producto y servicio, incluyendo la distribución y logística, tiene como objeto formalizar y concretar el compromiso de Endesa con el medioambiente, puesto de manifiesto en la misión, visión y valores que conforman los principios de comportamiento de la compañía. Esta política sirve a su vez de marco de referencia para las políticas necesarias en el ámbito de los sistemas de gestión de la compañía.

En el cumplimiento de sus compromisos medioambientales, la compañía identifica, evalúa y gestiona los aspectos e impactos medioambientales positivos y negativos derivados de sus actividades, esforzándose en minimizar los negativos y maximizar los positivos aplicando los siguientes principios básicos de actuación, que constituyen los fundamentos de su política medioambiental:
– Integrar la gestión ambiental, el enfoque de economía circular y el concepto de desarrollo sostenible en la estrategia corporativa de la compañía, utilizando criterios medioambientales documentados en los procesos de planificación y toma de decisiones, así como en los procesos de análisis de nuevas oportunidades de negocio, procesos de fusión o nuevas adquisiciones, así como impulsarlo en las operaciones no gestionadas y joint ventures.
-Mantener, en todas sus actividades, un control permanente del cumplimiento de la legislación vigente, así como de los acuerdos voluntarios adquiridos, y comprobar de manera periódica el comportamiento medioambiental y la seguridad de sus instalaciones, comunicando los resultados obtenidos.
– Establecer sistemas de gestión adecuados para alcanzar la excelencia, basados en la mejora continua, orientados a la prevención de la contaminación y a garantizar el cumplimiento de la legislación medioambiental aplicable en los centros, así como los estándares de gestión adoptados.
– Utilizar sosteniblemente los recursos energéticos, hídricos y las materias primas, gestionar de manera óptima los residuos, garantizando su máxima valorización y promoviendo la reducción de su generación, y medir y reducir el impacto ambiental mediante la aplicación de las mejores técnicas y prácticas disponibles, impulsando la innovación y estableciendo acciones encaminadas a la lucha frente al cambio climático.
– Proteger, conservar y fomentar la biodiversidad, los ecosistemas y sus servicios en las operaciones relacionadas con su actividad, orientándose hacia el objetivo de no pérdida neta de biodiversidad.
– Contribuir en la lucha frente al cambio climático a través de la descarbonización progresiva del mix energético de generación, fomentando el desarrollo de las energías renovables, la eficiencia energética y la aplicación de nuevas tecnologías, y también ofreciendo soluciones para una paulatina electrificación de la sociedad.
– Promover la sensibilización y concienciación respecto de la protección ambiental, realizando acciones de formación externa e interna y colaborando con las autoridades, las instituciones y las asociaciones ciudadanas de los entornos en los que desarrolla actividad.
– Establecer un diálogo constructivo y adoptar una actitud colaboradora con las administraciones públicas, organismos oficiales, accionistas, clientes, comunidades locales y otros grupos de interés y tener en cuenta sus expectativas, temas relevantes y, en definitiva, los retos ambientales que afronta la sociedad en la que actuamos a la hora de definir nuestras estrategias empresariales, para orientar esas estrategias a dar respuesta a estos retos.
Todo el Plan Estratégico de Naturgy se enmarca en el fuerte compromiso en materia de ESG que la compañía ha venido materializando en los últimos años
– Requerir a sus contratistas y proveedores, con los que se establezca cualquier tipo de colaboración comercial, la implantación de políticas medioambientales basadas en estos mismos principios, que den cobertura a todos los procesos a lo largo de su cadena de valor.
Otro de los grandes Naturgy, presentó en julio su Plan Estratégico para el periodo 2021-2025 con el que la compañía impulsará su papel en la transición energética y en la descarbonización. De este modo, Naturgy establece las principales líneas de actuación industrial y financiera para los próximos años en un contexto energético de profunda transformación y tras un ejercicio marcado por una crisis macroeconómica con gran impacto en el sector.
Durante la presentación, la alta dirección de la compañía detalló los principales objetivos a 2025: alcanzar un EBITDA de 4.800 millones de euros, un beneficio neto de 1.600 millones de euros y unas inversiones estimadas para el periodo de 14.000 millones de euros. Éstas irán destinadas principalmente a proyectos renovables en fases iniciales de desarrollo y en geografías estables; a redes, con un destacado papel de la digitalización y una regulación estable; y en nuevos negocios, como el gas renovable, el hidrógeno o la generación distribuida.
“Todos estamos comprometidos en alcanzar los principales objetivos. Queremos sumar en la transición y creemos que este plan es ambicioso, pero también realista y ejecutable. Debemos aprovechar la oportunidad de contribuir a la transformación del sector con empuje y solvencia. España está estratégicamente bien posicionada para abordar con garantías la transición, para la que es vital un marco regulatorio estable”, explicó Reynés.
Todo el Plan Estratégico se enmarca en el fuerte compromiso en materia ESG que la compañía ha venido materializando en los últimos años. Así, esta hoja de ruta incluye un Plan de Sostenibilidad con sólidos objetivos a 2025 en el ámbito medioambiental, social y de gobernanza.

Las líneas estratégicas recogen el objetivo de cero emisiones en 2050 y una potencia instalada de fuente renovable cercana al 60%. Asimismo, la compañía estima alcanzar la paridad de género en 2030 y llegar a 2025 con más del 40% de sus posiciones directivas y de gestión ocupadas por mujeres. Además, Naturgy incrementará el peso del cumplimiento ESG en la remuneración de los equipos directivos.
Este compromiso continuo culminó hace ya un par de años cuando Naturgy fue una de las primeras empresas españolas en crear una Comisión de Sostenibilidad en el seno de Consejo de Administración, para dar seguimiento al cumplimiento de objetivos y retos en materia ESG.
A pesar del contexto adverso, Naturgy ha cumplido con los principales objetivos que se marcó en 2018 con su anterior Plan Estratégico basado en la simplicidad y accountability, disciplina de capital, optimización y remuneración al accionista.
Inversiones
Naturgy tiene previsto invertir 14.000 millones de euros en los próximos 5 años, de los que alrededor de un 80% serán elegibles de acuerdo a la taxonomía europea de finanzas sostenibles. Por áreas de negocio, el 60% de las inversiones serán para renovables y nuevos negocios, un 30% a redes, y el resto a gestión de la energía y comercialización.
La compañía dedicará parte de las inversiones a incrementar la digitalización y electrificación y a impulsar de manera notable la implementación del gas renovable para potenciar su papel clave en la transición energética. El hidrógeno, la movilidad, el almacenamiento y la generación distribuida serán otros de los focos de inversión en los próximos años.
El crecimiento en renovables supondrá una inversión de 8.700 millones, un 60% de la prevista en el periodo. El foco de la estrategia de este crecimiento estará en países atractivos, con regulación estable y divisa fuerte, así como en proyectos en etapas tempranas de desarrollo, y que contribuyan a la transición.
Naturgy quiere triplicar así su capacidad renovable instalada para pasar de los actuales 4,6GW a los 14GW a nivel internacional en 2025. De este objetivo, el mayor crecimiento se daría en Europa (+5,2 GW), seguido de Australia (+2,2GW) y de otras geografías como Estados Unidos y Chile.
Con todo, la inversión en renovables a nivel internacional y en España sería de una media anual de 1.730 millones de euros para incrementar el EBITDA de este negocio hasta los 1.000 millones de euros en 2025 (+22,4%).
Las redes en España y América Latina supondrán una inversión para el periodo superior a los 4.000 millones de euros, un 30% del total. La compañía estima un EBITDA de 2.700 millones para este negocio al final del periodo del nuevo Plan Estratégico.
En redes eléctricas en España, Naturgy apostará por convertirse en un operador de referencia gracias a la optimización, automatización y digitalización de los procesos, mientras que, en las redes de gas, la compañía apunta a potenciar la transición de la red para contribuir a la descarbonización y a un reposicionamiento comercial. En este sentido, la compañía estima la inyección de más de 1TWh de gas renovable en la red de gas en España en 2025. Actualmente, el 95% de las redes de gas de la distribuidora de Naturgy ya están preparadas para el gas renovable y el hidrógeno.
Por otro lado, la compañía continuará trabajando para revisar sus contratos de aprovisionamiento y explorar alternativas que generen valor para algunas de sus actividades como la generación térmica en España y Latinoamérica o el negocio de GNL internacional.
Hacia un futuro descarbonizado, competitivo y justo
La descarbonización es un desafío global, urgente e inaplazable. Parte del éxito de este proceso reside en la capacidad del sector de trabajar unido, en colaboración público-privada, para alcanzar el objetivo marcado por la Comisión Europea: alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
Además de su carácter sostenible, es importante resaltar el necesario carácter social de la transición energética. Es vital que esta transición sea justa e inclusiva, que involucre a todas las regiones y permita el desarrollo económico y social de todas ellas, sin perder competitividad y generando empleo sostenible.
La transición hacia la neutralidad en carbono es un proceso sin precedentes, global y que involucra a todos los ámbitos de la economía. Por ello, en Enagás defendemos la necesidad de trabajar conjuntamente con instituciones y empresas para avanzar de una forma más ágil y coordinada y combatir de una forma más efectiva la emergencia climática.
Enagás se ha comprometido a ser neutra en carbono en el año 2040 y trabaja en la descarbonización desde una doble perspectiva: interna y externa. Internamente, cuenta con más de 50 proyectos de mejora de su eficiencia energética. La compañía ha reducido entre 2014 y 2020 un 63,2% sus emisiones gracias a la aplicación de un plan técnico, con objetivos definidos y procesos de medición rigurosos. Externamente, está impulsando 55 proyectos concretos de gases renovables –34 de hidrógeno verde y 21 de biogás/biometano- por toda España junto a más de 60 socios. En paralelo, también promueve el uso del GNL como alternativa más sostenible para la descarbonización del transporte, especialmente marítimo, a través de proyectos específicos y la coordinación de las iniciativas público-privadas ‘LNGas Hive’ y ‘LNGhive 2’.
Se deben promover proyectos que tengan en cuenta el factor social de la transición energética, que sean tractores en toda su cadena de valor, fomenten el desarrollo de la industria española, generen empleo sostenible y se realicen de forma conjunta con otros socios.
En el futuro descarbonizado el biometano será, junto con el hidrógeno verde, un recurso energético clave. Estos gases renovables son tecnologías imprescindibles para complementar la electrificación y conseguir alcanzar los objetivos de descarbonización. Son energías 100% limpias y tienen aplicaciones en todos los sectores, incluso en aquellos que no pueden ser electrificables porque requieren de un alto poder calorífico.
Por su parte, el gas natural seguirá ocupando un papel fundamental, ya que actualmente es insustituible en sectores como la industria intensiva o como solución sostenible en el transporte pesado, donde el GNL es la única alternativa real para avanzar hacia la descarbonización.
Uno de los factores que puede ayudar a abordar con éxito el reto de la descarbonización y el desarrollo de los gases renovables de forma ágil y eficiente, es utilizar todos los recursos que ya están disponibles. Aquí, los operadores de redes como Enagás podemos contribuir de manera relevante, acercando la oferta y la demanda de forma competitiva y aportando una red de infraestructuras consolidada y en constante mejora en materia de eficiencia.
Las compañías tienen mucho que aportar y pueden contribuir de manera decisiva a avanzar en el proceso de descarbonización.
Los retos que presenta el cambio climático
La transición energética, una oportunidad para las empresas
El cambio climático es un elemento clave para la definición de la estrategia de las compañías en relación a los distintos escenarios futuros y así elaborar el modelo de negocio adecuado para afrontar los retos derivados de la transición energética, así como del impacto físico de las transformaciones en el medio ambiente. Las entidades abordan este proceso de transición ecológica, en el que España pisa fuerte, no sólo como un factor de riesgo, sino también como una oportunidad de crecimiento.
El parón económico que supuso la pandemia no ha frenado las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso, según las previsiones del sexto informe del IPCC, (Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático), crecerán un 16% hasta 2030. Aún en el mejor escenario, según el informe, para 2040 los niveles de calentamiento global superaran los 1.5°C. En el peor escenario, superaran los 4°C para 2100.

“La lucha contra el cambio climático es un desafío mundial. Detener el progresivo aumento de temperatura exige que trabajemos para reducir las emisiones a través de la electrificación de la economía. Y esta meta solo podremos alcanzarla si acometemos este proceso de transición ecológica en el que España pisa fuerte”, recuerdan desde Red Eléctrica.
Red Eléctrica va a destinar entre 2021 y 2025 el 75 % de las inversiones previstas a hacer realidad la transición energética en España, en concreto 3.350 millones de euros
La compañía indica que quiere ser “la columna vertebral sobre la que se apoye este nuevo modelo energético basado en la integración masiva de energías renovables. Por eso, será imprescindible que los nuevos recursos renovables se puedan conectar a la red de transporte al ritmo necesario, lo que exigirá que el desarrollo de la red se haga de manera acompasada con la entrada en servicio de la nueva potencia verde. Un desarrollo fundamental también para garantizar la calidad, fiabilidad y seguridad del suministro, es decir, que los ciudadanos sigan disfrutando de un servicio público con los mejores niveles de calidad”.
En este contexto, en Red Eléctrica, como operador y transportista único del sistema eléctrico español, tiene un rol principal como actor clave para hacerlo posible, una misión en la que llevan años trabajando. El grupo pone como ejemplo los más de 4.700 MW de nueva potencia renovable integrados el año pasado y un índice de disponibilidad de la red peninsular del 98,6%, y en la que son un referente global gracias a su Centro de Control del Sistema Eléctrico y el Centro de Control de Energías Renovables, del que este año conmemoran su 15 aniversario.
Su Plan Estratégico 2021-2025, recoge que van a destinar el 75 % de las inversiones previstas a hacer realidad la transición energética en España, en concreto 3.350 millones de euros. De esa cuantía, invertirán 2.846 millones de euros para desarrollar las infraestructuras necesarias para contar con una red más inteligente, mallada, resiliente y más interconectada con Europa en línea con la futura Planificación 21-26.
Destacan varios proyectos de interconexiones entre sistemas por su elevada complejidad técnica y porque serán decisivos no solo para el refuerzo de la calidad del suministro sino también para maximizar la penetración renovable en el sistema eléctrico de nuestro país. Como el nuevo enlace entre la península y Baleares; la interconexión entre la península y Ceuta; el nuevo enlace submarino entre Ibiza y Formentera o el proyecto de interconexión entre Tenerife y La Gomera.
Otro tipo de enlaces internacionales y especialmente a los que nos conectan con Francia -constituyen la única vía para evitar los vertidos de producción verde, para que España abandone su condición de isla energética y contribuya, por tanto, a la creación de un mercado único de la energía. Un mercado más competitivo, lo que se traducirá también en un abaratamiento del precio de la electricidad en España. Por eso, y en línea con el PNIEC y la Planificación 21-26, contemplan en su Plan Estratégico el desarrollo de la interconexión con Francia por el golfo de Vizcaya cuya puesta en servicio estiman que se produzca en 2026-2027.
Asimismo, el grupo va a contribuir de forma decidida a la recuperación económica y social que va a articularse a través del Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno de España ha puesto en marcha para canalizar los fondos del NextGeneration EU. Este plan pivota sobre cuatro grandes principios: la transformación verde, la dimensión digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial.
Acuerdo de París
Iberdrola, por su parte, ha reformado sus Estatutos Sociales para depositar en el Consejo de Administración la responsabilidad sobre la acción climática, fortaleciendo así su gobernanza climática. El máximo órgano de gestión del grupo será el encargado de aprobar y actualizar un plan de acción climática que permita cumplir los objetivos medioambientales de la compañía, así como de reportar anualmente la gestión climática.
El consejo fijará objetivos intermedios de reducción de emisiones, asegurándose de que estos cubran todas las emisiones directas e indirectas y estén validados por la ciencia respecto de su alineación con el Acuerdo de París. También establecerá una estrategia de inversiones que sea consistente con esos objetivos y definirá las metodologías que evaluarán su cumplimiento.
Con esta medida Iberdrola da un paso más en su política de acción climática, que establece entre sus líneas de actuación prioritarias la contribución a la electrificación de la economía. Para ello, el grupo apoyará iniciativas regulatorias que fomenten, por ejemplo, la movilidad eléctrica y las bombas de calor, el principio de que «quien contamina paga», la eliminación de subsidios a tecnologías o sectores de altas emisiones, el análisis de los riesgos derivados del cambio climático y, en general, el desarrollo de una transición energética real y global.
El contenido de la política de acción climática, está alineado con las recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosure (TCFD), plataforma de referencia en reporting climático, que establece las guías para integrar el cambio climático en los procesos internos de planificación estratégica y de toma de decisiones, así como en el análisis, gestión y reporte de los riesgos a largo plazo.
Iberdrola fue una de las primeras empresas en comprometerse públicamente a implementar las recomendaciones del Task Force on Climate-related Finantial Disclosure (TCFD) en sus informes públicos del año 2020. La compañía creó en 2017 un grupo de trabajo interno multidisciplinar que coordina todos los trabajos realizados en esta materia, informando en una sección específica de su estado de información no financiera 2019 de los avances realizados y su alineación con cada una de las cuatro áreas temáticas en las que se estructuran las once recomendaciones del TCFD.
El cambio climático es un elemento clave para la definición de la estrategia de la compañía. Iberdrola lo aborda no solo como un factor de riesgo, sino también como una oportunidad de crecimiento a través de acciones de mitigación y adaptación durante la transición hacia una economía baja en carbono.
Iberdrola ha analizado su estrategia con relación a distintos escenarios climáticos futuros, y de este análisis se desprende que, en términos generales, el modelo de negocio del grupo es adecuado para afrontar los retos derivados de la transición energética, así como del impacto físico del cambio climático.
Para hacer frente a los primeros, transición, el grupo está perfectamente posicionado para aprovechar, entre otras, las oportunidades que se derivan de la transición energética gracias a su liderazgo en energías renovables, redes inteligentes, sistemas de almacenamiento y también digitalización, todos ellos clave en la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente al clima.
Iberdrola fue una de las primeras empresas en comprometerse públicamente a implementar las recomendaciones del Task Force on Climate-related Finantial Disclosure
A principios de agosto de este año, IPCC informó de que el cambio climático es rápido y se está intensificando. Los científicos advierten que “muchos de los cambios observados en el clima no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.
Sin embargo, una reducción sustancial y sostenida de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero permitiría limitar el cambio climático. Aunque las mejoras en la calidad del aire serían rápidas, podrían pasar entre 20 y 30 años hasta que las temperaturas mundiales se estabilizasen, alertan los expertos.
Alianza para alcanzar la sostenibilidad energética
Iberdrola, EDP y otras 15 entidades internacionales del sector de las energías renovables han creado la Alianza Global por la Energía Sostenible, una organización independiente constituida para impulsar el progreso hacia la sostenibilidad total de la industria de las energías renovables. La Alianza está comprometida con la adopción generalizada de las mejores prácticas y la definición de estándares de sostenibilidad en toda la cadena de valor de la energía solar y eólica, a través de la educación y las asociaciones. De este modo, la iniciativa busca alinear el sector mundial de las energías renovables con el objetivo final de convertirse en una industria 100% sostenible, definiendo medidas concretas ahora para lograr el cero neto en 2050.
Para ello, buscan «aunar esfuerzos» con la sociedad civil, los usuarios, los responsables de políticos, las instituciones académicas, los proveedores de materiales, los fabricantes de equipos y las empresas, para interactuar con gobiernos e inversores.
Completan la lista de integrantes: 3M, Adani Green Energy Ltd, Eletrobras, Enel Green Power, Global Solar Council, Global Wind Energy Council, Goldwind, Iberdrola, JA Solar, Nordex Group, NTPC Limited, Politecnico di Milano, Politecnico di Torino, ReNew Power, Risen Energy y Trina.
Los socios comparten también una visión sobre la necesidad de emprender acciones «concretas y colaborativas» para impulsar estas energías ante «la urgente necesidad de descarbonizar el sistema energético global». «Tenemos que actuar ya de manera conjunta en la creación de un compromiso serio para la descarbonización» ha destacado Salvatore Bernabei, representante de los miembros fundadores de la Alianza Global. Bernabei ha subrayado que los integrantes continuarán con su misión de integrar la sostenibilidad en toda la cadena de valor del sector. Asimismo, las organizaciones han señalado que las energías eólica y solar con «compatibles» y comparten trayectorias de crecimiento y desafíos con los que una «alineación más estrecha» entre ambas es fundamental para acelerar la transición ecológica.