El Nuevo Lunes cumple 42 años de presencia en los quioscos, una efeméride que el semanario económico ha querido conmemorar con un Número Especial al que ha invitado a los miembros del Gobierno, a los portavoces parlamentarios de los partidos, a los presidentes autonómicos, a los representantes de las organizaciones económicas y sociales y de empresas de todos los sectores a expresar su opinión sobre el enfoque de los fondos europeos Next Generation y sobre la forma en que se están gestionando. Reproducimos a continuación la carta del director de El Nuevo Lunes, José García Abad, editor también de esta revista, y la tribuna de Luis Planas, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, que inaugura este número extraordinario.
Carta del Director

Querido lector amigo: Tienes en tus manos el número que celebra el 42 cumpleaños de El Nuevo Lunes, toda una hazaña en una publicación independiente que ha quedado como el único semanario económico que permanece con vida gracias al apoyo de nuestros lectores. Celebramos este número extraordinario con las opiniones de expertos de alta representación política, económica y social a los que agradecemos vivamente su valiosa colaboración. El Nuevo Lunes ha seguido semana a semana el pasado año cumpliendo rigurosamente su propósito fundacional de ir al fondo de los acontecimientos, de informar con rigor e independencia de los hechos más relevantes añadiendo la debida contextualización de la noticia, indagando sobre sus antecedentes y consecuencias, y, por supuesto, cumpliendo rigurosamente con la elemental norma del periodismo de separar lo que es información y lo que es opinión, siempre identificada como tal. Nada del vicio actual de editorializar los titulares deteriorando la calidad de la información ofrecida. Nacimos como un proyecto profesional, independiente, al margen de los grandes grupos editoriales, que sólo responde a sus lectores. A su legítimo derecho a recibir información relevante y limpia. Sin contaminantes. En definitiva: un producto de alta calidad. Nació El Nuevo Lunes una semana antes del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, con un panorama estremecedor en el que España se jugaba su futuro con un sistema democrático que nos permitió incorporarnos a las Comunidades Europeas que garantizaba una justa convivencia ciudadana y la libertad de expresión, esencial para una democracia de calidad y una condición básica para el ejercicio de una publicación periodística. Habíamos enviado a cada diputado la semana previa al golpe un ejemplar del mismo. ¿¡Quién hubiera pensado que El Nuevo Lunes sería una de las pocas lecturas que pudieron manejar los representantes de la soberanía nacional secuestrados aquel nefasto 23-F!? Superado el golpe, El Nuevo Lunes pudo ejercer su trabajo con responsabilidad e independencia bajo los gobiernos sucesivos de la derecha y de la izquierda contando con escritos de las máximas autoridades políticas, económicas y sindicales. Seguiremos proporcionándoos, queridos lectores amigos, cada semana, en estos momentos trepidantes en los que vivimos y sufrimos lo inesperado: una guerra en Europa provocada por el afán expansionista del intento de Vladimir Putin por reproducir la Rusia de los zares y de la Unión Soviética ante lo que la Unión Europea está respondiendo con firmeza. Un año en el que el Partido Popular intenta superar la crisis más profunda de su historia en la que se perfila un liderazgo prometedor, el que encarna Alberto Núñez Feijóo, un personaje moderado del que se espera una confrontación constructiva con el Gobierno y una actitud positiva respecto a los necesarios acuerdos de Estado, entre ellos el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial. Un año en que se están aplicando importantes fondos europeos a la consecución de un modelo económico más eficaz. Un año durante el que El Nuevo Lunes seguirá ofreciendo, contra viento y marea, información decente, siempre contrastada, y las claves para analizar sus consecuencias. Y, de forma amplia, seguiremos ofreciendo los ricos debates de nuestro Consejo de Sabios en “Los Desayunos de El Nuevo Lunes” que publicamos desde hace más de 20 años los primeros lunes de cada mes. Aprovecho esta oportunidad para agradecer a nuestros expertos sus perspicaces comentarios que iluminan la actualidad del momento y proporcionan una calificada perspectiva de las últimas décadas de la economía española, así como los que nos honran con sus posiciones críticas en nuestra nueva sección “Con Derecho a Réplica” y en nuestras variadas tribunas. Y, desde luego, para desearle a usted, lector amigo un magnífico 2023. Con un fuerte abrazo,
José García Abad
Fondos Next Generation, trampolín al futuro
Luis Planas Puchades, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación
Los instrumentos comunitarios de financiación Next Generation EU nos ofrecen una oportunidad extraordinaria para cumplir con un doble objetivo: 1) superar las dificultades del presente, surgidas durante la pandemia mundial del Covid-19 y agudizadas, ahora, con la invasión rusa de Ucrania; y 2) propulsar el desarrollo y modernización de la economía española para salir de la coyuntura actual sobre unos carriles socioeconómicos mucho más sólidos y con unas posibilidades de crecimiento más vigorosas.
De hecho, gracias a esta financiación podemos robustecer e impulsar nuestro modelo económico hacia una senda de progreso y prosperidad como la que disfrutamos en las décadas siguientes a la entrada de España en la Unión Europea (UE), en 1986. El propio presidente del Gobierno lo ha indicado en numerosas ocasiones: los fondos europeos que España percibirá, hasta 2026, para inversiones en su tejido productivo equivalen a los fondos de cohesión recibidos a lo largo de 34 años.
Se trata, por tanto, de una financiación con capacidad para desencadenar el desarrollo de la segunda gran modernización de la economía española. No me cabe la menor duda de que, sin esta inyección extraordinaria, hubiera resultado mucho más difícil emprender las importantes transformaciones de fondo y las innovaciones necesarias en nuestro avance hacia una nueva economía verde y digital que, en sintonía con la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo, nos conduzcan a un desarrollo más sostenible y resiliente desde el punto de vista económico-financiero, social, territorial y medioambiental.
Por todo ello, el primer acierto de los fondos comunitarios Next Generation es su propia denominación, ya que se trata de actuaciones que estamos haciendo en el presente, pero que están imbuidas de futuro y de oportunidades para la gente joven. En este sentido, podríamos calificarlos de fondos intergeneracionales, pues fomentan la conexión entre las acciones del presente y las aspiraciones que tenemos depositadas en nuestra juventud y en el futuro de España. Es una de las claves más interesantes para comprender la agenda de inversiones y de reformas estructurales que estamos llevando a cabo desde el Gobierno y de la mano de las comunidades autónomas.
Como es de sobra conocido, España jugó un papel significativo en el diseño del plan comunitario que debía servir para recuperar la economía europea tras los efectos de la pandemia. A diferencia de la crisis financiera de 2008, la Unión Europea decidió una inversión planificada de más de 800.000 millones de euros entre 2021 y 2026. España ya ha recibido 31.000 millones de euros y, ahora en febrero, llegan otros 6.000 de un total de 160.000 millones que, finalmente y tras varias revisiones al alza, recibirá nuestro país a lo largo del periodo.
Somos el segundo país de la Unión más beneficiado en términos absolutos. Y vamos a aprovechar la oportunidad al máximo para lograr los cuatro objetivos transversales que nos hemos fijado en nuestro Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), el instrumento nacional con que nos hemos dotado para la gestión de los fondos: una España más verde, más digital, más igualitaria y más cohesionada social y territorialmente.
Next Generation del sector agroalimentario
Los fondos Next Generation nacieron como consecuencia de los efectos de la pandemia que, en su momento, ya pusieron de manifiesto la vulnerabilidad que supone depender de terceros países en cuestiones sensibles o vitales.
La fragilidad que implica esa dependencia se ha visto corroborada con la invasión rusa de Ucrania, cuyos efectos se están dejando sentir más allá del frente militar y humanitario, ya que también han impactado tanto al sector energético como al agroalimentario hasta el punto de poner en peligro las cadenas de suministro en algunos países de África, Asia y América del Sur.
Como consecuencia de este escenario, nos planteamos ahora, a nivel comunitario, una “Autonomía Estratégica Abierta” en ámbitos clave como la salud, las tecnologías digitales, la energía y la alimentación. Nos encontramos, por tanto, en un contexto que sitúa al agroalimentario entre los sectores esenciales de la Unión y, por supuesto, de España, que no en vano es su cuarta productora agroalimentaria. Dicho de otro modo, es un panorama complejo, pero idóneo y cargado de razones, para afianzar la posición estratégica del sector en la economía de nuestro país y de la UE en su conjunto.
“El Perte agroalimentario tiene la finalidad de reforzar el desarrollo de la cadena agroalimentaria y dotarla de las herramientas precisas para afrontar los retos medioambientales, digitales, sociales y económicos de la próxima década”
La agroalimentación española va a disfrutar, por tanto, de un importante apoyo en el marco de los fondos Next Generation. El primero de ellos es Componente 3 del Plan de Recuperación que cuenta con una dotación de 1.051 millones de euros y que aglutina planes de actuación dirigidos a objetivos tan importantes como 1) la mejora de la eficiencia y sostenibilidad en el regadío, la joya de nuestra agricultura y que el cambio climático hace cada vez más necesaria, tal y como hemos comprobado con la sequía de 2022; 2) el impulso de la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y la ganadería; 3) la digitalización del sector agroalimentario, forestal y del medio rural; y también 4) el fomento de la investigación, innovación, digitalización y sostenibilidad del sector pesquero.
Además, todas estas actuaciones van a estar enmarcadas en nueve importantes iniciativas políticas orientadas a aumentar la eficiencia de las inversiones, algunas ya puestas en marcha. Me refiero, por ejemplo, a la modificación de la ley de la cadena alimentaria; el desarrollo del registro de información sobre emisiones; la revisión de la normativa de ordenación en los sectores ganaderos; el marco legislativo sobre nutrición sostenible en suelos agrícolas; el impulso a la sostenibilidad de las inversiones en regadíos; la ejecución del Plan de digitalización agroalimentaria; o la ley de pesca sostenible e investigación pesquera y la ley contra el desperdicio alimentario, ambas actualmente en tramitación. Por otra parte, el sector agroalimentario también dispone de un proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica o PERTE Agroalimentario. Está liderado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, pero tiene la concurrencia de otros departamentos, incluido el que me honro en dirigir. Su finalidad es reforzar el desarrollo de la cadena agroalimentaria y dotarla de las herramientas precisas para afrontar los retos medioambientales, digitales, sociales y económicos de la próxima década.
Asimismo, es un sector que, por su diseminación geográfica, se va a beneficiar de medidas transversales del Plan de Recuperación, como las relacionadas con la conectividad y la garantía del acceso a la banda ancha en el ámbito rural, un activo muy importante para la lucha contra la despoblación, que, a su vez, cuenta con un plan específico de 130 Medidas ante el reto demográfico dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Se trata, en definitiva, de conseguir que la suma de todos esos elementos dé lugar a un modelo agroalimentario sostenible y rentable que cumpla con su función de garantizarnos el abastecimiento alimentario. Y, al mismo tiempo, que resulte atractivo como oportunidad y como proyecto de vida para los jóvenes y mujeres que van a protagonizar el relevo generacional del sector primario. Porque el carácter esencial del sector agroalimentario se proyecta en la economía y en la disponibilidad de alimentos asequibles y de calidad, pero también en sus capacidades para la preservación del medio ambiente y de nuestras zonas rurales.
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