Nuria Díaz ■
España vuelve a plantarse ante los planes energéticos de Europa. En esta ocasión contra el plan de contingencia de Bruselas que pide la reducción de un 15% del consumo de gas a todos los países comunitarios, sean cuales sean sus circunstancias. Un sacrificio que la ministra considera desproporcionado máxime cuando nuestro país tiene mucha capacidad de almacenamiento, pero poca capacidad de exportación lo que entorpece el objetivo de solidaridad que pretende Bruselas. Portugal ya se ha unido a su postura y todo indica que harán frente común, como ya lo hicieran para poder topar el gas, y reclamar una nueva excepcionalidad ibérica.
La Comisión Europea ha pedido a los países miembros de la Unión Europea recortar un 15% su consumo de gas de forma voluntaria, hasta la próxima primavera, una reducción que Bruselas quiere poder imponer de forma obligatoria en caso de alerta para la seguridad de suministro.
El objetivo es que la reducción sea desde el 1 de agosto del presente ejercicio hasta el 31 de marzo del siguiente año mediante un plan bautizado como ‘Ahorra gas para un invierno seguro’. Los Estados deberán actualizar sus planes de emergencia antes de finales de septiembre para cumplir con el objetivo del 15%, un hito del que deberán informar al Ejecutivo comunitario cada dos meses. Esto implica en el ahorro del gas a Administraciones públicas, hogares, propietarios de edificios públicos, proveedores de energía y la industria.
Ribera: “No se puede pedir al país un sacrificio desproporcionado, ya que a diferencia que otros, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético”
El gobierno español trabaja en su propio plan de contingencia para presentarlo a Bruselas como señalaba hace solo unos días el presidente Pedro Sánchez en el Debate sobre el Estado de la Nación: «Quiero ser claro: deberemos adoptar medidas de ahorro energético». «La guerra nos va a obligar a impulsar aún más la independencia energética. Tendremos que reforzar la apuesta firme por las renovables y por el autoconsumo, y deberemos mejorar la eficiencia y el ahorro energético», reconoció.
Pero lo que no les ha gustado nada ha sido que las formas y que peticiones de ‘solidaridad’ en forma de fuertes sacrificios, lleguen sin que antes haya habido una comunicación. Así, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha señalado que lamenta profundamente decir que España no apoya esta propuesta. “Consideramos que se plantea sin orientación previa, sin debate de orientación general en el Consejo Europeo, incluso cuando las consecuencias económicas y en términos de impacto redistributivo son particularmente importantes». Asimismo, ha asegurado que no se puede pedir al país “un sacrificio desproporcionado”, ya que “a diferencia que otros, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético”. Aludía así la ministra a que la petición de solidaridad de hoy contrasta con la ortodoxia que Berlín lideró durante la crisis financiera de 2008, ante la que exigió reformas de austeridad muy duras a los países del sur, a los que con frecuencia reprochaba no haber hecho los deberes. Ahora, irónicamente, señala una fuente del sector, es Alemania la que, por la falta de diversificación en sus suministros, habiendo confiado prácticamente el 100% de sus necesidades de gas a Rusia, está en una situación de máxima vulnerabilidad.
Por ello, se comprometió a que «pase lo que pase las familias españolas no van a sufrir cortes de gas ni de luz en sus casas y el Gobierno va a defender la posición de la industria española, que ha pagado un precio especial para garantizar la seguridad de suministro, mucho mayor que el de sus socios europeos».
Precisamente hace solo unos días, una decena de patronales industriales españolas solicitaban por carta a la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que el Gobierno español se opusiera frontalmente a la medida que prepara la Comisión Europea.
Las patronales Anfac y Sernauto (automoción), AOP (petroleras y refino), Aspapel (papel), Feique (química y farmacia), Fiab (alimentación y bebidas), Oficemen (cemento), Primigea (materias primas minerales) y Unesid (siderurgia) se unen para reclamar al Gobierno que se plante contra el sistema que contempla Bruselas de reducir su consumo de gas en unos porcentajes preestablecidos, un mecanismo que se activaría unilateralmente por la Comisión o por petición de dos estados miembros en caso de emergencia.
La regasificación, el as de España en la negociación
Ribera hace valer la posición de fuerza de España en materia energética señalando que la capacidad de regasificación española representa más del 30% del total de la europea y, por lo tanto, España es “el principal puerto de entrada de gas natural licuado a Europa”, lo que “se ha reflejado en facturas de consumidores domésticos e industriales de gas que, por tanto, no se merecen el dar restricciones”. “Sí creo que hay que apostar por el ahorro y la eficiencia, sí creo que hay que buscar de qué modo se pueden sustituir unos consumos por otros, hasta donde se puedan sustituir, pero no consideramos la hipótesis de introducir racionamientos ni restricciones a ningún tipo de consumidor”.
Igualmente, destacó que el Ejecutivo “está comprometido” con los consumidores, tanto domésticos como industriales. “España va a ser solidaria con el resto de Europa, pero nuestra solidaridad es mucho más útil si podemos hacer uso de nuestras infraestructuras para poder aportar gas al resto de los europeos, pero no a costa de unos consumidores domésticos e industriales que vienen pagando desde hace mucho una factura muy elevada, por ser precisamente una isla energética”.
El frente ibérico, de nuevo
España tiene que tejer alianzas y buscar otros países que apoyen impulsar enmiendas que reduzcan la ambición de los planes del Ejecutivo comunitario. Y Portugal ya se ha unido. El del secretario de Estado de Medio Ambiente y Energía del país vecino, João Galamba, ha calificado el plan de Bruselas de “insostenible”. El político luso ha remarcado que el aislamiento de su país del resto del continente ha obligado a comprar gas “siempre más caro” y consideró “caricaturesco” que se exija ahora un mecanismo de solidaridad que presume la existencia de interconexiones a un país que “siempre ha sido perjudicado años y años por no tener interconexiones”.
España ha invertido más de 3.500 millones de euros en sus siete plantas de recepción y tratamiento del gas que llega por barco, con un coste de aproximadamente 300 millones al año que abonan los consumidores a través de peajes y cargos
Tanto España como Portugal, otra vez el frente ibérico como en el caso de los topes al precio del gas, consideran que reducir el consumo de gas en la Península no redundaría en un aumento en los envíos al resto del continente. En junio, España reexportó el 20% del gas que compró en el exterior: el 10%, directamente -por gasoducto, vía Francia-; el 8%, de forma indirecta: el gas se quema para generar electricidad y esta, a su vez, se envía por cable a través del país vecino; y el 2%, mediante la recarga de buques: el combustible llega a la Península en barcos de gran tamaño y luego se reparte en otros de menor capacidad.
Por otro lado, los dos países reivindican sus años de inversión en infraestructura. España, según fuentes gubernamentales, ha invertido más de 3.500 millones de euros en sus siete plantas de recepción y tratamiento del gas que llega por barco (seis activas y una más en estado latente), con un coste de aproximadamente 300 millones de euros al año que abonan los consumidores a través de peajes y cargos. Ambos países tienen sus depósitos de gas notablemente más llenos que la media europea (65%): 100% en el caso de Portugal y 75% en el de España. La meta de Bruselas es que todos los países estén por encima del 80% a principios de noviembre.
Rusia ‘afloja’ y restablece el servicio del ‘Nord Stream 1’
Después de días de incertidumbre, Europa ha suspirado con alivio al conocer que el suministro de gas ruso a través del Nord Stream 1 ha vuelto a restablecerse tras haber sido interrumpido por las tareas de mantenimiento anual del gasoducto. Eso sí, según ha indicado un portavoz de la operadora Nord Stream, los flujos se han reiniciado a alrededor del 30% de la capacidad (unos 530 GWh/d), y con la duda, señalan los expertos, de cuánto durará esta tregua.