Nuria Díaz ■
La ministra Teresa Ribera ha ganado una batalla más en Europa. Aunque aún está por ver las medidas que finalmente se toman, el hecho de que la Comisión Europea, después de mucho tiempo reticente, se haya abierto a estudiar la reforma del mercado eléctrico y a escuchar las propuestas de países, sector y consumidores, algo que España llevaba reclamando desde hace casi dos años, ya es un triunfo. Ribera y su equipo ya han mandado a Bruselas su plan, que incluye entre otras novedades que el regulador contrate con las centrales inframarginales energía a largo plazo, e introduciría mercados de capacidad para ciclos combinado. El sector tradicional recela mientras que el renovable lo ve con buenos ojos. El objetivo ahora es que Francia se sume a la propuesta y en ello se está trabajando.
En julio de 2021, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, envió una carta al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en la que le reclamaba un cambio en el mercado europeo de energía tras el alza del precio de la electricidad en España que también afecta a Europa. “Si queremos asegurar el éxito de la transición, debemos repensar el diseño del mercado de la energía, con el objetivo de que no solo aseguren una asignación eficiente de recursos y la generación de señales de precios adecuadas; sino también, y muy especialmente, una justa y equitativa distribución de los beneficios asociados a la transformación del mix de generación”, señalaba la misiva.
Bruselas acaba de abrir a consulta pública la futura reforma del mercado eléctrico en la Unión Europea para que refleje mejor el peso de las renovables y evite la volatilidad extrema
En diciembre Ribera volvía a intentarlo defendiendo ante los ministros de energía de la UE una reforma del mercado mayorista ante los precios desorbitados. Pero Bruselas hacía oídos sordos a la petición liderada por España en coordinación con los países del Sur como Francia, Italia, Rumanía o Grecia porque, defendía la comisaria de Energía Kadri Simpson tras la reunión de ministros del ramo de los Veintisete, “el actual mercado energético es la mejor opción para usuarios y empresas en Europa”.
Pero en 2022 llegó la guerra de Ucrania, los problemas con el gas ruso, los precios desorbitados y, señala una fuente, “la injusta formación de precios ya no era un asunto de España, sino que se convirtió en un asunto de interés europeo, con Alemania como el país más perjudicado por la situación. Y, ahora sí, las tesis de Ribera son escuchadas.
La Comisión Europea acaba de abrir a consulta pública la futura reforma del mercado eléctrico en la Unión Europea para que refleje mejor el peso de las renovables y evite situaciones de volatilidad extrema, un expediente sobre el que se espera una propuesta firme del Ejecutivo comunitario el próximo mes de marzo. «El mercado eléctrico de la UE nos ha servido bien durante más de 20 años. Pero la crisis energética sin precedentes a la que nos enfrentamos muestra que debemos hacer que el diseño del mercado de la electricidad se ajuste al futuro, permitiéndole brindar los beneficios de una energía limpia asequible para todos», declaró en un comunicado la comisaria europea de Energía, Kadri Simson.
Gobiernos, empresas y consumidores tiene hasta el 13 de febrero para mandar sus propuestas. El Gobierno español ya lo ha hecho. Y ha sido el primero.
La fijación de los precios
La ministra ha explicado que esta reforma es necesaria no solo por la guerra en Ucrania, sino porque considera que el sistema -diseñado hace dos décadas- no está preparado para el futuro. Y es que, a su juicio, el hecho de que la tecnología más cara fije el precio medio de la luz cobra menos sentido en las actuales circunstancias, en las que las renovables ganan cada vez más peso.
Gobiernos, empresas y consumidores tienen hasta el 13 de febrero para mandar sus propuestas. El Gobierno español ya lo ha hecho. Y ha sido el primero
A grandes rasgos, el Gobierno ha puesto sobre la mesa es que la mayor parte de la energía que se consuma se fije a través de contratos a plazo establecidos desde un regulador público, lo que reduciría los riesgos de casar oferta y demanda a medio o largo plazo. Por un lado, habría contratos a plazo de energía que funcionarían para tecnologías renovables, nucleares e hidráulicas.
Se fijaría un precio fijo para un período largo. Si el precio del mercado diario es más bajo, las eléctricas devolverían lo cobrado de más, y si es más alto, se les abonaría la diferencia. También habría que cambiar normas europeas para aplicar el contrato a plazo de capacidad, par por ejemplo los ciclos combinados.
La idea no ha gustado demasiado a parte del sector. La Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), que representa por ejemplo a Endesa o Iberdrola, ha advertido de que la reforma del mercado eléctrico para la Unión Europea propuesta por España podría incrementar la incertidumbre regulatoria y afectar a las inversiones que el sector tiene que llevar a cabo para ejecutar la transición energética. La patronal ha instado a realizar un análisis del coste y beneficio de las implicaciones que la reforma del mercado eléctrico propuesta tiene para los operadores del sector en aras de no perjudicar las inversiones y planes de expansión que se tienen ya comprometidos.
Sin embargo, desde la Fundación Renovables se ve con mejores ojos: “los cambios que propone el ejecutivo, a pesar de ser solo una forma de atajar la problemática actual del sistema marginalista, que es la fijación de precios, nos parecen acertados y deberían al menos ser estudiados dentro del seno europeo, pues podría de alguna manera revertir la alta influencia que tienen los combustibles fósiles en el precio de todo el mercado energético. Pero en nuestra opinión el nuevo mercado eléctrico debería estar basado un sistema de fijación de precios que erradicara los combustibles fósiles, es decir, que no fueran éstos los que marcaran el precio, y no solo que tomemos un atajo sacando las energías como la hidráulica o la nuclear del mercado”. La Fundación Renovables presentara su propia propuesta en la que, confirman, están trabajando en estos momentos.
El Gobierno ha puesto sobre la mesa que la mayor parte de la energía que se consuma se fije a través de contratos a plazo establecidos desde un regulador público
Con Francia, por fin, a partir un piñón
España y Francia, en el marco de la XXVII Cumbre Hispano-Francesa celebrada en Barcelona hace unos días, reafirmaban su firme compromiso de cooperación en materia energética, con especial atención a la reforma en curso del mercado eléctrico de la Unión Europea y al impulso de las interconexiones entre ambos estados, “para incrementar la resiliencia y la seguridad de suministro”, señalaban. Ambos países trabajarán en sus propuestas de reforma del mercado eléctrico europeo “para que converjan en una posición común con el objetivo de que el nuevo modelo se apruebe durante este 2023”. También estudiarán la construcción de un nuevo tendido eléctrico entre los dos países, aprovechando el trazado submarino del hidroducto H2med entre Barcelona y Marsella. Hay que recordar que no siempre ha sido así. Desde las interconexiones eléctricas, hasta, en otro orden de cosas, las ferroviarias, han sido siempre un arduo camino de negociaciones y en muchos casos fracasos. Ahora parece que la sintonía entre Pedro Sánchez y Emmanuel Macron ha facilitado las cosas.