Nuria Díaz
Tras una larga y tensa sesión de más de nueve horas del Consejo Europeo, la UE se abre a dar carta blanca para adoptar medidas para frenar la crisis de los precios de la energía a nivel nacional, aunque la Comisión se reserva la última palabra para aprobarlas. Así España y Portugal, que llevan días tratando de conseguir una postura común para desacoplar el gas y poner tope a los precios, consiguen al menos que el resto de los socios comunitarios entiendan su particularidad como “isla energética”, tal y como ha peleado Pedro Sánchez, y que se incluya en el borrador de las conclusiones del Consejo Europeo. Un pequeño triunfo, aunque haya supuesto rebajar sus expectativas, que ahora el Gobierno podrá plasmar en medidas concretas, excepcionales y acotadas en el tiempo en el Consejo de Ministros de esta semana.
El acuerdo se hizo esperar. Más de nueve horas a cara de perro. Tensiones, intenso debate, varias pausas y posturas enfrentadas. Así ha sido la segunda jornada de la reunión del Consejo Europeo, con el precio de la luz y la configuración de un nuevo mercado eléctrico, sobre la mesa. El objetivo máximo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha jugado muy fuerte porque necesitaba algún tipo de solución ante la enorme presión social que hay en España, estaba claro: que la UE pactara medidas conjuntas que permitan rebajar de forma inmediata el precio de la luz, que en nuestro país volvía a superar los 250 euros mientras en Bruselas se reunían los Veintisiete.
De forma temporal, España y Portugal podrán poner un precio máximo para las centrales de ciclo combinado, que transforman la energía térmica del gas natural en electricidad
Que Sánchez iba a por todas ya lo venía avisando en su gira de casi una semana buscando apoyos entre nuestros vecinos del sur principalmente, pero también de Bélgica, y en sus declaraciones antes de entrar en la Cumbre. Viendo que no podía lograr un consenso para que toda la UE pueda cambiar el mercado eléctrico y desacoplar el precio del gas del de la electricidad, señalaba que su intención es que los socios europeos permitan que haya instrumentos específicos para la Península Ibérica por su particularidad de «isla energética, que, de forma temporal, España y Portugal puedan poner un precio máximo para las centrales de ciclo combinado, que transforman la energía térmica del gas natural en electricidad. Aunque es algo que afecta a todos por el precio disparado por la guerra de Ucrania, es especialmente grave en el caso de España, que solo tiene un 15% de energía eléctrica generada a partir de gas (las centrales de ciclo combinado) y, sin embargo, marca el precio de toda, incluida la que se genera con energía renovable o nuclear, muchísimo más barata. “España, señalaba Pedro Sánchez, es «una isla energética» y tiene una interconexión «mínima con el mercado energético europeo por debajo del 3%».
En definitiva, reclamaba que se pueda aplicar el artículo 122 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, cuyo texto asegura que el Consejo, a propuesta de la Comisión, “podrá decidir, con un espíritu de solidaridad entre Estados miembros, medidas adecuadas a la situación económica, en particular si surgieran dificultades graves en el suministro de determinados productos, especialmente en el ámbito de la energía”. Y esta reivindicación, finalmente es lo que ha conseguido. En la rueda de prensa posterior a la maratoniana reunión del Consejo, Pedro Sánchez, en la que compartía atril con el primer ministro portugués, Antonio costa, señalaba que “por fin se reconoce la excepción ibérica”.
Medidas “temporales” y de “emergencia”
Así reza el último borrador que permitía dar por zanjada la reunión: “en el contexto actual de precios muy elevados de la electricidad, la Comisión está dispuesta a evaluar urgentemente la compatibilidad (con la normativa comunitaria) de las medidas temporales de emergencia en el mercado de la electricidad notificadas por los Estados miembros”, asegura el nuevo texto de conclusiones. “Al evaluar dicha compatibilidad, la Comisión también se asegurará, mediante un procedimiento acelerado, de que se cumplen las siguientes condiciones: las medidas reducen los precios del mercado de electricidad al contado para las empresas y los consumidores y no afectan a las condiciones de los intercambios en una medida contraria al interés común. Al realizar esta evaluación, se tendrá en cuenta el carácter temporal de las medidas y el nivel de interconectividad eléctrica con el mercado único de la electricidad”.
Sánchez señalaba también en la rueda de prensa que “estamos muy satisfechos porque se trata de una excepción temporal que no supone subvenciones al gas y que no distorsiona los objetivos renovables ni los flujos de electricidad entre países, pero que nos va a permitir bajar los precios”.
Von Leyen, inesperada aliada
Lo cierto es que pese a la férrea oposición principalmente de Alemania y Holanda, a Sánchez le salió un inesperado aliado. La Comisión Europea presentaba 24 horas antes de comenzar el consejo europeo un documento con seis opciones posibles con las que se podría actuar “a corto plazo” a nivel comunitario o nacional sobre los precios: desde poner un precio de referencia en el mercado mayorista a establecer límites a estos precios o crear “agregadores” (proveedores que negocien precios ventajosos de forma conjunta y en nombre de otros). Todas ellas con beneficios y un buen número de inconvenientes para el mercado interior, el suministro o la competencia. Pero la propuesta ya está sobre la mesa, para que la estudien y quizá le den el visto bueno las capitales. Muchas de estas medidas, hace tan solo unos meses, eran impensables.
Además, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, apuntaba en rueda de prensa posterior a la Cumbre que se han tomado decisiones para aumentar el almacenamiento de gas en los Estados miembros, así como mecanismos para efectuar compras de gas conjuntas a nivel comunitario.
Alemania quiere independizarse de Rusia a finales de año
En cualquier caso, el gas ruso es ya el gran perdedor. El Gobierno alemán ya ha presentado su hoja de ruta para garantizar la seguridad energética del país y reducir su dependencia de las fuentes de energía procedentes de Rusia con el objetivo de reducir a cero el consumo de carbón ruso este otoño y ser casi independiente del crudo ruso para finales de 2022, cuando espera cortar su dependencia del gas de Rusia al 30% para alcanzar la independencia en 2024. «En las últimas semanas, en estrecha colaboración entre el Ministerio Federal de Economía y Protección del Clima y la industria petrolera, se han tomado medidas para poner fin a la relación de suministro con Rusia», ha indicado en rueda de prensa el ministro alemán de Economía, Robert Habeck.
Pedro Sánchez, que compartía atril con el primer ministro portugués, António Costa, señalaba en la rueda de prensa posterior al Consejo que “por fin se reconoce la excepción ibérica”
En este sentido, ha subrayado que un componente central de los esfuerzos conjuntos para reducir la dependencia de Rusia antes de finales de 2022 es usar significativamente menos petróleo y gas. «Cada kilovatio hora ahorrado es una contribución a la seguridad y la independencia energética», ha afirmado. De este modo, Alemania no prorrogará los contratos de suministro de petróleo con Rusia, lo que permitirá su gradual reducción, mientras que reemplaza a este país con otros proveedores. Así, se prevé que la dependencia del petróleo ruso caerá al 25% y que para mediados de año las importaciones de crudo desde Rusia se reduzcan a la mitad.» Para fin de año, nuestro objetivo es ser casi independientes», ha señalado el ministro. En cuanto al carbón, los planes del Gobierno alemán contemplan, como resultado de los cambios en los contratos, reducir del 50% al 25% la dependencia del carbón ruso en las próximas semanas con el objetivo de que Alemania sea independiente del carbón ruso para el otoño.
Acuerdo histórico: EE UU suministrará un 70% más de gas a la UE
EEUU y la Unión Europea han alcanzado un acuerdo por el que el primero suministrará al segundo 37.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado este año, lo que supone un 68% más que en 2021, cuando llegaron 22.000 millones. Este salto trata de reducir significativamente la dependencia de la UE del gas ruso y así lo ha anunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la cumbre de líderes de la UE, en la que la crisis energética que viene arrastrando Europa desde hace meses, que se ha agravado con la invasión rusa en Ucrania, fue un tema central. El acuerdo venía fraguándose desde finales de enero cuando Estados Unidos y la UE ya sellaron un pacto para garantizar el suministro energético al mercado comunitario ante la posibilidad de ruptura con Rusia en plena escalada de tensiones. Von der Leyen y el presidente Biden firmaron, en ese momento, una declaración por la que se comprometían con la seguridad y la sostenibilidad energética, así como la aceleración hacia las energías limpias. Ahora se ha concretado.