Nuria Díaz
La banca cierra este curso, marcado de nuevo por el Covid, con deberes y demandas por doquier. El BCE les reclama que no se relajen en provisiones porque el riesgo de insolvencias crece. El mercado sigue exigiendo una rentabilidad que los bajos tipos de interés complica. Y el Gobierno, molesto por los fortísimos ajustes de plantilla y subidas de sueldo de los banqueros, les pide un mayor compromiso con el empleo. En juego, una reputación que siempre anda en entredicho. Precisamente para mejorarla, las patronales del sector ultiman un documento en el que pretenden reivindicar todo lo bueno que han hecho por la sociedad durante la pandemia y comprometerse a mantener esa responsabilidad social en lo sucesivo.
El BCE anda con la mosca detrás de la oreja con el nivel de provisiones de la banca europea en general y de la española en particular. Su último informe de estabilidad financiera advierte de los riesgos de insolvencias tras las millonarias financiaciones de determinados sectores muy afectados por la crisis de la pandemia y ha exigido un mayor esfuerzo en provisiones cuando terminen las ayudas públicas concedidas. Y es que, tras marcar récord de dotaciones en 2020, en lo que llevamos de 2021, se han relajado. Según José Manuel Amor, socio director de Análisis Económico y Mercados de AFI, “el sistema bancario español llevaba a cabo provisiones en una magnitud que triplicaba a las registradas en velocidad de crucero durante los dos años previos a la pandemia.
Las peticiones del BCE coinciden en el tiempo con las del Gobierno, muy duro en las últimas semanas por los fuertes despidos que negocian, entre ellas BBVA o CaixaBank, y los altos salarios que perciben sus principales directivos
De acuerdo con lo observado en el primer trimestre de 2021, ese esfuerzo de provisiones se ha reducido sustancialmente respecto al realizado en 2020, pero, así y todo, se mantiene muy por encima (casi el doble) del nivel medio de los dos años previos a la pandemia. Es este menor provisionamiento de las entidades durante el primer trimestre de este ejercicio el que, probablemente, se encuentra detrás de las insistencias de los reguladores y supervisores para que las entidades bancarias no relajen su capacidad de anticipación en términos de reconocimiento de pérdidas, ante un futuro aumento de la morosidad, en aras de incrementar de manera considerable los beneficios y, por panto, poder pagar unos dividendos que durante el año 2020 no han tenido lugar”.
El catedrático de Economía de la Universidad de Granada y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, recuerda que, según el Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España, los bancos españoles ya dotaron en 2020 un tercio de las provisiones que se prevé que tendrían que acumular hasta finales de 2022 si los efectos de las medidas de apoyo a las empresas se sitúan en un escenario de contención de riesgos «intermedio».
Esto quiere decir que las cosas se han hecho bien, pero hay que estar atentos para gestionar la morosidad de forma dinámica. La ratio de dudosos de entidades de crédito ha repuntado levemente en abril hasta el 4,53% desde el 4,51% de marzo. La morosidad va a aumentar conforme se retiren los apoyos a empresas y los ERTEs pero aún no se observa ese efecto de forma clara. Los bancos deberían tener margen (en resultados y provisiones) para gestionar esa morosidad”.
Por su parte, Miguel Ángel Bernal, Profesor de la Fundación de Estudios Financieros, añade: “En estos momentos las provisiones de la banca europea y de la española están muy cuestionadas debido a la pandemia vírica. La realidad de la economía aún no se conoce pues las medidas aplicadas por todos los gobiernos desvirtúan la realidad, especialmente en el caso de la morosidad bancaria se dice que «cuando se retira la marea, conoceremos quien se está bañando desnudo», creo que es de máxima aplicación a la situación actual, especialmente para el caso español.
Los efectos del Covid se dejan sentir en caídas difícilmente imaginables. Usemos los datos de nuestro país para ver los terribles efectos que ha generado. Una caída del PIB de 11%, un desplome que nos sitúa entre los países con peor comportamiento de los países avanzados. Al mirar las finanzas públicas, la ratio deuda sobre PIB, nos encontramos con que la deuda pública supone ya el 120% del PIB. Teniendo en cuenta tanto la deuda pública como la privada, España podría situar la ratio de la misma, alrededor del 260% del PIB, un dato que no puede ser clasificado como bueno.
Sin embargo, y a pesar de unas cifras macroeconómicas que tienen que ser calificadas como malas, los datos de crédito o morosidad se disocian de comportamientos pasados ante esta situación. Como podrá comprobarse al analizar el comportamiento de ambas variables, el crédito ha aumentado, mientras que los datos de morosidad no están en línea con la severa caída del PIB comentada anteriormente, un 11%”. “Las grandes dudas existentes de cuántas empresas y autónomos se verán abocados a no poder realizar su actividad o vean su facturación con fuertes caídas es donde radica el problema”, continúa. “La pregunta que sobrevuela en la cabeza y en los departamentos de riesgo de las entidades de crédito es cuántos de esos créditos procedentes del ICO no sean devueltos y por tanto pasen a mora. Es este un temor real y que, por desgracia, es muy difícil poder calcular mediante procedimientos econométricos o estimativos de forma cuantitativa”
¿Un documento de autorregulación?
Las peticiones del BCE coinciden en el tiempo con las del Gobierno, muy duro en las últimas semanas por los fuertes despidos que negocian, entre ellas BBVA o CaixaBank y los altos salarios que perciben sus principales directivos, como el de José Ignacio Goirigolzarri, duplicado mientras se anunciaban el ERE de la entidad. Hace solo unos días, en la inauguración de los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo, organizados por la APIE, la ministra de Economía, Nadia Calviño, sentada al lado del presidente del BBVA, Carlos Torres, criticó que el futuro del sector se plantee sobre la base de la reducción de sus empleados y sus oficinas.
Por ello, reclamó que las entidades financieras apuesten por nuevas vías de negocio”. “La reputación es un activo económico y financiero”, avisó. Un discurso que se producía solo días después de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) abriera expediente a cuatro de los más grandes (Santander, CaixaBank, Bankia y Sabadell) por aprovecharse de los créditos otorgados con aval del ICO para colocar a los clientes seguros y otros productos propios muy rentables o para sanear deudas dudosas al meterlas bajo el aval del Estado.
Todo parece indicar, aunque ninguna de las partes implicadas ha querido dar ningún detalle, que el sector, a través de sus patronales, AEB y CECA, ultima un documento que podría hacerse público este mismo mes de julio y que intenta reforzar su reputación
Todo parece indicar, aunque ninguna de las partes implicadas ha querido dar ningún detalle, que el sector, a través de sus patronales, AEB y CECA, ultima un documento que podría hacerse público este mismo mes de julio y que intenta reforzar su reputación. Una reputación que mejoró durante la pandemia al facilitar, respaldadas por el ICO, la financiación a las empresas que estaban quedándose sin ingresos por las restricciones a la actividad. Pero que los ERE y el expediente de la CNMC ha venido, de nuevo, a poner en entredicho.
El propio presidente del BBVA, Carlos Torres, sentado al lado de la ministra en el seminario ‘La economía de la pandemia’, en la UIMP de Santander admitía que el documento en elaboración “trata de explicar mejor lo que hace el sector a la sociedad, que son muchas cosas”. Pese a todo, el máximo ejecutivo del BBVA ha hecho un ejercicio de autocrítica. “Hay cosas que se pueden mejorar y hay que mejorarlas”.
Muchos analistas han querido ver en este documento un ejercicio de autorregulación. El presidente de la AEB, José María Roldán, presente en el mismo seminario, lo puntualizaba: “es más una iniciativa sectorial, una reflexión de cómo podemos mejorar. Nosotros siempre buscamos la excelencia”.
La AEB alerta: la nueva crisis será la de “la banca
en la sombra”
El presidente de la AEB, José María Roldan, encaja las críticas que se le hacen pero no se resiste a desviar el foco a lo que para el es en realidad el verdadero problema, la posible nueva crisis global: ‘la banca en la sombra’. El responsable de la patronal del sector advirtió de que el desplazamiento de actividad desde los bancos hacia el «sistema financiero en la sombra» puede estar aumentando los riesgos de inestabilidad financiera, incluso la probabilidad de otra «crisis sistémica».
Roldán reflexionó, de qué sirve haber hecho a los bancos más seguros desde el punto de la vista de la solvencia y la liquidez, «si estamos desplazando riesgos a una parte del sistema financiero peor regulada y supervisada». Ha alertado de que ese desplazamiento de actividad de los bancos al «sistema financiero en la sombra» puede llevar, incluso, a que aparezca otra crisis sistémica por «la presencia de pseudobancos fuera del perímetro regulatorio». Se refiere a los Google, Amazon o Facebook, por ejemplo, que, adelantó, según algunos estudios un 10% de sus ingresos ya son por servicios financieros.