Nuria Díaz
El sector hotelero, que llegó a perder el año pasado algo más del 75% de su facturación, es sin duda uno de los que más ha sufrido las consecuencias de la crisis del Covid, y también uno de los que con más esperanza aguardan la temporada de verano. Decaído el estado de alarma y con la vacunación a buen ritmo, las compañías se encomiendan al turismo nacional a la espera de la llegada del británico, para ingresar aproximadamente la mitad que en 2019. Grupos como Meliá, Barceló o NH ya piensan en reactivación, aunque mantengan a gran parte de sus plantillas en ERTE y hacen planes para abrir nuevos hoteles mientras venden algunos activos.
“El año pasado fue seguramente el peor de la historia”, reconoce a EL Nuevo Lunes, el secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Ramón Estalella. Según datos de Exceltur, entre marzo del 2020 y marzo del 2021, el PIB turístico español perdió 116.402 millones. Los ingresos procedentes del turismo extranjero cayeron en 62.849 millones y las pernoctaciones de turistas en 346 millones. Este desplome de la actividad destruyó 310.000 empleos, otros 445.000 trabajadores han estado o están en ERTE y se han cerrado 32.000 empresas turísticas.
Ahora, después de un primer trimestre del año que tampoco ha sido bueno, el fin del estado de alarma y el buen ritmo de la vacunación, permite que el sector comience a ver la luz al final del túnel y a confiar en que la temporada de verano puede salvarse. Es si, rebajando las previsiones. Están en juego unos 40.000 millones que lograrían que el año se salvara con unos ingresos que estarían entorno al 50% de los de 2019, el año previo a la pandemia.
El fin del estado de alarma y el buen ritmo de la vacunación permite que el sector confíe en que la temporada de verano pueda salvarse. Eso sí, rebajando las previsiones. Están en juego unos 40.000 millones que lograrían que el año se salvara con unos ingresos que estarían en torno al 50% de los de 2019, el año previo a la pandemia
“Se empieza a ver cierta recuperación para los mercados de proximidad, y algo menos para los que están centrados en turismo extranjero lejano como América o Asia, o incluso los de turismo de reuniones o nuevos mercados. Esos tendrán más dificultades”, señala Estalella. “Nuestra previsión es que nos vamos a quedar en alrededor de un 50% con respecto al año 2019. La falta de turistas británicos está haciendo mucho daño a las islas, al Levante y a la Costa del Sol”. Estas cifras podrían mejorarse puesto que al cierre de esta edición se conocía que Reino Unido estudia permitir que los británicos vacunados puedan viajar a países que se encuentran en la lista ámbar del semáforo de la Covid-19 sin tener que hacer cuarentena a la vuelta.
Lo cierto es que los grandes grupos empresariales del ramo están de acuerdo, a grandes rasgos, con este análisis y las previsiones. El grupo Meliá, después de que el Covid-19 impactara fuertemente en sus resultados, perdiendo casi 426 millones es optimista. Fuentes de la compañía señalan que “tras un primer semestre muy malo debido a la tercera ola y la lentitud de los países europeos en la campaña de vacunación y la creación del pasaporte COVID, etc, el verano se presenta con un fuerte repunte de actividad en el segmento de hoteles vacacionales españoles, estimándose que las ventas se situarán en torno al 50-60% de los alcanzados en 2019, dependiendo, eso sí, del momento en que se active el mercado emisor británico”.
En Meliá señalan que, dado el carácter global de la pandemia, la crisis ha impactado con dureza en la práctica totalidad de las áreas en las que la compañía que preside Gabriel Escarrer se encuentra presente, “con la excepción de China, México y en menor medida en la Republica Dominicana, gracias a la rápida vacunación y consiguiente normalización de su principal mercado emisor, los Estados Unidos”. “En general, para todo el ejercicio, señalan, se prevé que la recuperación del segmento vacacional será más rápida debido a que la crisis, aunque profunda, tiene un carácter coyuntural, mientras en el segmento urbano el impacto del Covid es más estructural, por lo que los hoteles de las capitales europeas podrían tardar al menos dos años en recuperarse”.
El grupo Barceló también señala que 2020 ha sido el peor año de la historia de la compañía que preside Simón Pedro Barceló. “Con la llegada de la pandemia provocada por el COVID-19, las previsiones se convirtieron en papel mojado y cerramos el año en pérdidas, los peores resultados de la historia de la compañía. El desplome en la actividad turística durante 2020 se puede definir como “sin precedentes” dado que se han alcanzado cifras de hace 25 años. Pese a ello y aun reconociendo que, hoy en día, 2021 está aún marcado por la incertidumbre, ven señales para cierto optimismo. “El ritmo de reservas ha experimentado una rápida mejora muy centrada en los mercados domésticos europeos, ya que la demanda de destinos internacionales está yendo más lenta. En cuanto al mercado español, el turismo peninsular presenta una mejor salud que el turismo de isla”. “Con la finalización del estado de alarma y la eliminación de las restricciones a la movilidad, así como los avances en la campaña de vacunación, el ritmo de reservas para el verano en las últimas semanas ha sido similar al mismo período de 2019. Nuestro pronóstico es que será un verano en el que, como el año pasado, dependerá principalmente del mercado nacional”.
Incertidumbres
Una de las grandes incertidumbres es la del empleo. Desde Meliá nos explican que la cifra de trabajadores en ERTE va reduciéndose cada semana, “ya que a medida que la demanda lo va permitiendo, vamos abriendo más hoteles e incorporando personal que estaba en el ERTE. Hace una semana, la cifra de personas en ERTE, entre hoteles y oficinas corporativas, era de 2.800”. En el caso de Barceló, “hasta hace pocas semanas los 5.700 empleados que tenemos en España estaban afectados por el ERTE y ahora mismo estamos reincorporando a la plantilla de manera gradual, dependiendo de la evolución del ritmo de vacunación y de la reactivación de la demanda”. Desde la patronal CEHAT, se pide que se mantengan los ERTES hasta final de año “porque no va a haber una recuperación completa de la demanda”.
Pero se piden más cosas. “Hay varios tipos de necesidades, explica su secretario general Ramón Estalella. Pedimos una flexibilización no solo del empleo sino también de las normas y ayudas generales al sector con programas de incentivación de la demanda, un posible retraso de la devolución de los préstamos, y que las ayudas directas lleguen al sector, porque no lo están haciendo. Y los fondos Next Generation son una solución, pero solo para algunas compañías. Su orientación hacia temas concretos como digitalización o sostenibilidad no sirve para las compañías más pequeñas para las que la disyuntiva no está entre invertir o no, sino en seguir funcionando o no. No buscan inversión, sino cash flow”.
Las grandes también hablan de ayudas directas. Fuentes de Meliá señalan que “para muchas empresas será imprescindible un plan de rescate a corto plazo, para poder reabrir y resistir hasta la recuperación de una caja neta positiva, que hasta ahora no se ha concedido. Según la Autoridad Fiscal Independiente, en España las ayudas a empresas han sido de las más restrictivas y tardías de Europa. Las ayudas del Gobierno se han centrado en los ERTEs y los avales a préstamos del ICO, que en definitiva no son más que ayudas a la financiación. Las ayudas anunciadas por el Gobierno español son insuficientes para un sector que perdió más de 116.000 millones en 2020, y son muy inferiores a las que han ofrecido otros países, por ejemplo, Alemania, para compensar las pérdidas de los hoteles. Desde el sector turístico seguimos reclamando una actuación en dos planos: un Plan de Rescate empresarial a corto plazo, que evite la destrucción masiva de empleo y tejido productivo, y un plan de inversiones en competitividad y sostenibilidad a medio y largo plazo”.
En ese plan a medio y largo plazo es donde entran en juego los fondos europeos Next Generation. El sector turístico se ha unido para componer una serie de iniciativas que han presentado para captar fondos focalizando las iniciativas sobre todo en la transformación digital, competitiva y sostenible del modelo turístico, y en la reconversión de destinos turísticos maduros. “Creemos que el sector turístico, señalan desde Meliá, por su carácter “tractor” de múltiples subsectores, y por su potencial de generar riqueza y empleo, debería ser uno de los principales beneficiados por estos fondos, como propuso el Comisario Europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, pero hasta ahora, el turismo no ha sido incluido. En alianza con otras empresas y entidades del sector, hemos presentado iniciativas para captar un importe de casi 8.000 millones de los Fondos Next Generation UE”.
Abrir hoteles, vender hoteles… así son los planes de expansión
Las compañías, pese a todo, tiene planes de expansión. Desde Barceló confirman que actualmente la compañía gestiona 65 hoteles en España y tiene previsto abrir 5 hoteles más este verano en las provincias de Alicante, Cádiz y Málaga.
Por su parte Meliá afirma que ha firmado 11 nuevos hoteles en lo que va de 2021. Ha añadido que, para el período 2021-23, la previsión es de sumar 55 aperturas y 13.500 habitaciones. Todo ello al tiempo que tampoco descartan vender algunos activos para sanear cuentas. El grupo de la familia Escarrer explicó durante la presentación de resultados que seguirá explorando vías adicionales para reducir deuda, como podría ser la venta de algunos activos.
Barceló vendió el año pasado emblemático hotel Formentor, en Mallorca, al fondo andorrano Emin Capital por 165 millones, y no se plantea, de momento, nuevas desinversiones. RIU, junto con su socio alemán TUI, tienen en venta tres hoteles en Madeira (Portugal), Lanzarote (España) y Panamá. NH también estaría planteando la venta y arrendamiento posterior de varios activos. Según la agencia de calificación Moody’s, el grupo espera cerrar antes de verano la venta de varios activos y generar más de 200 millones de efectivo adicional.