Nuria Díaz
El proyecto de fusión de Caixabank y Bankia ha abierto el baile de las fusiones, auspiciadas por el BCE y, con la boca pequeña, buscadas por los propios bancos, necesitados de una rentabilidad que no llega. Con el Santander, como dice la propia Ana Botín, jugando en otra liga, todas las miradas del mercado se han vuelto hacia el BBVA y el Sabadell. La entidad de Carlos Torres ha quedado relegada al tercer puesto y la de Josep Oliu, descolgada en cuota de créditos y depósitos. Aunque ni el uno ni el otro reconocen conversaciones, lo cierto es que los analistas ven que, de las opciones posibles, sería la mejor pareja, por sinergias y también por encaje del negocio. Pero, hoy por hoy, todas las posibilidades están abiertas.
El pasado 3 de septiembre, al filo de la medianoche, Caixabank y Bankia reconocían estar analizando una posible fusión. Apenas seis días después, antes incluso de que José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar presentaran el proyecto aprobado por sus respectivos consejos de administración, el Banco Sabadell ya había acudido a la firma Goldman Sachs para explorar distintas opciones estratégicas para el banco. Lo cierto es que no le sorprendió a nadie. Un analista recuerda a ‘El Nuevo Lunes’ que el banco lleva tiempo buscando un socio para su fusión, y que desde que el Banco Central Europeo realizó su examen sobre la situación de cada entidad europea para afrontar la crisis del Covid, la búsqueda se ha intensificado. Más si cabe, ahora que Bankia ya no es un objetivo.
Tampoco los directivos lo niegan. En la presentación de resultados del primer semestre a finales de julio, el consejero delegado, Jaime Guardiola, habló con toda normalidad de que Sabadell estuviese en las quinielas para protagonizar una hipotética fusión. Y el pasado mes de enero, en un acto en la Cámara de Comercio de Sabadell sobre ‘Perspectivas económicas 2020’, el propio Josep Oliu no descartaba la posibilidad de participar en un proceso de fusión ante la presión de los inversores para que reduzca costes. “Quizá sí, ya veremos”, afirmaba cuando aún no se podían prever las consecuencias de la crisis del Covid. Y desde la entidad, aunque se señala que su prioridad en estos momentos es generar valor para sus accionistas, también en la filial británica TSB, tampoco ocultan que “el banco tiene presente cualquier otra posible alternativa estratégica siempre que incremente y maximice dicha creación de valor”. Así las cosas, los analistas tienen claro que el Sabadell es el próximo que entrará en el terreno de juego, y aunque hay varias posibles opciones, todos coinciden en señalar que es el BBVA la entidad con la que más sentido tendría un acuerdo. Por varias razones. La primera, hacer de la necesidad virtud ya que el banco que preside Carlos Torres también está forzada a buscar otro banco para no quedarse descolgado en el nuevo mapa financiero español. La pasada semana en una conferencia con analistas, el consejero delegado del banco, Onur Genç, admitía que puede haber oportunidades para que el banco amplíe su negocio en España mediante la adquisición de otra entidad.
Sinergias
“Así que, si dos quieren, es más fácil”, señala un analista. Además de la voluntad de encontrar pareja, tienen sinergias. Territoriales, de manera importante. No hay que olvidar que en julio de 2014, BBVA compró por 1.100 millones Catalunya Banc y en 2016 se fusionaron, lo que le sirvió para aumentar considerablemente su cuota en Cataluña, hasta practicamente el 25% con 2,6 millones de clientes. “Al final una fusión para que salga bien necesita generar ahorro de costes. Las fusiones ‘per se’ no tienen por qué ser rentables”, señala una analista.
Tienen importantes sinergias territoriales. No hay que olvidar que en julio de 2014, BBVA compró por 1.100 millones Catalunya Banc, y que en 2016 se fusionaron, lo que le sirvió para aumentar considerablemente su cuota en Cataluña, hasta prácticamente el 25%
También sumarían cuota en segmentos en los que la fusión de Caixabank y Bankia les ha dejado descolgados. En depósitos de clientes, el Sabadell tenía una cuota similar a la de Bankia. Cuenta con 112.000 millones de euros en España a cierre de junio. Esto supone una cuota de mercado del 9%. Bankia con 128.000 millones de euros, tiene una cuota del 10%. Pero tras la fusión auspiciada por Isidro Fainé el nuevo grupo se acerca al 25%. El BBVA, con 196.000 millones, se queda en el 15%, también lejos de la nueva super Caixabank.
Por lo que respecta a los créditos, Sabadell tiene una cartera de unos 16.000 millones de euros, lo que supone una cuota de negocio de menos del 10% en España. El BBVA se acerca al 15% y la nueva entidad fusionada, se dispara al 30%. Las cifras hablan por si solas.
Juntos, BBVA y Sabadell darían otra patada el tablero y se colocarían con unos activos de 600.000 millones, al nivel de CaixaBank y Bankia. También sumarían una cuota de mercado en depósitos de clientes del 24%, por encima de la del Santander y un volumen de créditos de 288.000 millones, el 35% del negocio, también por encima de la entidad que preside Ana Botín. Además, señala otro analista, “ el BBVA se ha centrado más en el crédito a la gran empresa, mientras que el Sabadell lo ha hecho con las pymes”, lo que también les hace compatibles.
Dicho todo esto, tampoco es una fusión fácil. “Lo sería menos que la de Caixabank y Bankia, porque estas comparten cultura corporativa. El pasado de caja, pesa mucho”. Tampoco ayuda que ambas arrastran algunos problemas de importancia. En el caso del Sabadell, su filial británica, TSB, que le ha dado muchos quebraderos de cabeza desde que la comprara en 2015 y le ha ocasionado pérdidas durante varios ejercicios. A finales de 2019 diseñó un plan estratégico para su participada en el que preveía que lograría beneficios en 2022.
Sabadell tiene una cartera de créditos de unos 16.000 millones de euros, lo que supone una cuota de negocio de menos del 10% en España y la de BBVA se acerca al 15%. Caixabank y Bankia juntas se dispara al 25%
En el caso de BBVA, que tampoco lo ha tenido fácil con algunas de sus filiales internacionales, pesa tambien su complicado futuro judicial.
La Audiencia Nacional imputó en 2019 a Francisco González por el ‘caso Villarejo’ y no falta quien opina que ese proceso puede acabar afectando a Torres.
Y luego está la espada de Damocles de que el Santander, aunque su presidenta ha repetido por activa y por pasiva, que no está interesada en nuevas adquisiciones porque está “en una liga distinta, en una liga global”, acabe saliendo de compras o de contraopas. Todas las posibilidades están abiertas.
Unicaja y Liberbank: ¿quedan rescoldos?

Si en cuestión de amores, ‘donde hubo, fuego, quedan rescoldos’, algunos proyectos de fusión podrían retomarse. Es lo que opinan los analistas de Liberbank y Unicaja, que acumulan revalorizaciones del 68,5% y del 55,5% desde que empezó a sonar la música del baile de fusiones. Las dos entidades podrían haber retomado contactos tras haber cesado las conversaciones el año pasado al no alcanzar un acuerdo sobre el reparto accionarial de la entidad fusionada. Ahora, con el mar de fondo de otras operaciones, pueden estar más proclives a entenderse. Ya en verano, hubo casas de análisis que lo daban por descontado.
Entre ambas entidades sumarían cerca de 11.000 empleados y más de 1.800 oficinas.
Pero no hay que olvidar que en esta historia hay un tercer actor. Abanca, se coló en los acercamientos de Unicaja y Liberbank y llegó a ofrecer 1.700 millones por la segunda, ofrecimiento que tampoco salió bien, pero que no acabó con el interés comprador de su presidente, el empresario de origen venzolano Juan Carlos Escotet, que se ha mostrado siempre dispuesto a sacar la cheque