Nuria Díaz ■
Enagás, sin remedio, porque el gas está en declive, y así lo demuestra entre otras cosas sus resultados a la baja por el recorte de la CNMC a los ingresos regulados, ha tenido que buscar una nueva hoja de ruta para su futuro. Y ya la tiene. El hidrógeno, el nuevo combustible de la transición verde para aquellas industrias en las que la electrificación es prácticamente imposible. Metida de lleno en el impulso del nuevo corredor europeo, el H2Med, y en el dibujo de una nueva red de hidroductos en España, y convencida de que serán financiados en parte por Bruselas, la compañía que dirige Arturo Gonzalo cree que este será su nuevo factor de crecimiento. Una segunda vida post gas.
Hace ahora algo menos de un año Enagás presentaba un plan estratégico para un nuevo paradigma energético apoyado en dos patas, la seguridad del suministro y la descarbonización, en línea con el Plan Repower EU que inició la Comisión Europea en mayo del año pasado con el fin de independizar a Europa de los combustibles fósiles rusos mucho antes de 2030 y adelantar la transición ecológica. Solo dos meses después España, Francia, Portugal y algo más tarde Alemania, firmaban un gran acuerdo para poner en marcha un proyecto faraónico, el super gasoducto H2Med, con inversiones previstas de casi 2.500 millones de euros, y que es la clave para apuntalar la revolución del hidrógeno renovable que irá sustituyendo el gas natural en sectores económicos que tienen difícil o imposible su electrificación y en el que Enagás participa con sus homólogos del resto de países implicados- los franceses Teréga y GRTgaz o el portugués REN-, para diseñarlo e impulsarlo. Y como dice un analista del sector, desde ese momento todo ha cambiado. “Aunque Enagás ya estaba iniciando su propia transición energética, fue la firma del este acuerdo trasnacional el que le hizo retocar su plan estratégico y el que le ha dado a la compañía que preside Antoni Llardén, una nueva segunda vida post gasista”.
Hay mucho que hacer, pero el 60%-75% de la infraestructura de gas natural puede ser reutilizada para H2. Es decir, que la nueva red troncal se construirá sobre la red actual, adaptando los gasoductos existentes
“No es un borrón y cuenta nueva. Es una transición, aunque rápida”, explica esta misma fuente. Para muestra un botón: el volumen total de gases transportado en España en 2022, aproximadamente 30 bcm, fueron 100% gas natural, mientras que la previsión para 2030 es que se muevan 50 bcm, de los cuales, 40% serian de gas natural, pero el 60% ya sería de hidrogeno. Para ese año, o sea apenas en siete, España podría aportar 21 bcm de esa cifra, o el 20% de la producción de H2 esperada en Europa. Hay mucho que hacer, pero el 60%-75% de la infraestructura de gas natural puede ser reutilizada para H2. Es decir, que la nueva red troncal se construirá sobre la red actual, adaptando los gasoductos existentes y serán los actuales TSN, es decir Enagás y sus homólogos europeos, los que gestionen en un futuro las nuevas infraestructuras.
Los grandes corredores…
Esos grandes corredores, que Enagás quiere gestionar, y que convierten a la Península Ibérica en el centro energético de Europa en palabras de la propia presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, tendrán dos vías. La infraestructura transportará hidrógeno verde a través de un conducto terrestre de 248 kilómetros entre Celorico da Beira, en Portugal, y Zamora (con un coste de 350 millones de euros). También contará con un enlace submarino entre Barcelona y Marsella de 455 kilómetros y con una profundidad máxima de 2.557 metros. Desde Marsella este enlace se extenderá ahora hasta Alemania. Además, se contempla el eje Vía de la Plata; el de la Cornisa Cantábrica y el del Valle del Ebro. Tres ejes conectarán los denominados Valles del Hidrógeno por garantía de suministro: el de Puertollano, el Eje de Levante y la conexión Coruña-Zamora.
En el horizonte 2040 se contemplan las conexiones desde Irún y Larrau con Francia, el mallado de la zona centro peninsular (Huelva-Córdoba-Madrid-Navarra) y la infraestructura que garantice las exportaciones e importaciones del Norte de África y de Europa, ahora cuestionadas por las tensiones geopolítico en el Sáhara Occidental entre Marruecos, Argelia y España. Asimismo, a la red se conectarán los dos grandes centros del almacenamiento de H2 de Cantabria, País Vasco y el de Yela.
El volumen total de gases transportado en España en 2022, aproximadamente 30 bcm, fueron 100% gas natural, mientras que la previsión para 2030 es que se muevan 50 bcm, de los cuales, 40% serian de gas natural, pero el 60% ya sería de hidrogeno
Se espera que el H2Med esté en funcionamiento en 2030 y prevén que sea capaz de transportar desde España 2 millones de toneladas de hidrógeno verde al año, lo que representará el 10% del total consumido por la UE. En 2050 se estima que el 20% de toda la energía en Europa será hidrógeno renovable.
… ¿los paga Europa?
Hace solo unos días, el consejero delegado del grupo, Arturo Gonzalo Aizpiri, en su discurso en la junta general de accionistas, afirmó que Enagás prevé la inclusión del H2Med que transitará entre Portugal, España y Francia, así como de los primeros ejes de la Red Troncal Española de hidrógeno en la lista de Proyectos de Interés Común (PCIs) europeos para recibir financiación de Bruselas antes de que finalice 2023. Gonzalo destacó el giro estratégico en que está inmersa la compañía con el hidrógeno renovable como una «clave del crecimiento futuro y creación de valor» para los próximos años, estando el grupo «plenamente preparado para ser Hydrogen Network Operator«. En este sentido, subrayó que el plan estratégico a 2030 de la compañía, acorde con las prioridades europeas y con el objetivo de contribuir a la seguridad de suministro de España y Europa y acelerar la descarbonización, «es muy sólido y coherente» y se está «ejecutando según lo previsto», incluso «a mayor velocidad», añadió.
El analista de Renta 4, Ángel Perez Llamazares, cree que efectivamente “el hidrógeno previsiblemente será una pieza fundamental de cara a los próximos años, pero todavía hay diferentes pasos que se tienen que definir. Hay que esperar al PNIEC para conocer cantidades de producción y consumo en España, saber qué proyectos serán considerados de interés común y serán beneficiarios de subvenciones, la regulación del transporte en Europa que la CNMC tendrá que trasladar a España, …
El CEO del grupo, Arturo Gonzalo afirma que prevé la inclusión del H2Med y de los primeros ejes de la Red Troncal Española de hidrógeno en la lista de Proyectos de Interés Común (PCIs) europeos para recibir financiación de Bruselas antes de que finalice 2023
Se espera que como pronto se inicien inversiones en transporte de hidrógeno, a partir de 2026. Veremos si se van cumpliendo todos los hitos en los próximos trimestres, pero de momento se van cumpliendo los pasos cómo se esperaba”.
Resultados a la baja por el recorte a los ingresos regulados de la CNMC
Los menores ingresos por la actividad regulada lastraron los resultados de Enagás en el primer trimestre de 2023, en el que el gestor del sistema gasista de España registró un beneficio neto de 54,6 millones de euros, un 21,2% menos que en el comprable de 2022. El progresivo recorte de la remuneración al transporte contemplado en el actual marco regulatorio ha contribuido a reducir un 5,7% los ingresos totales de la empresa que, no obstante, ha ratificado sus objetivos para el conjunto del año, con el anuncio del cierre de la venta de su participación en el gasoducto de Morelos (México), que ha coincidido con la presentación de las cuentas trimestrales. La plusvalía neta que genera la transacción, valorada en unos 40 millones de euros, apuntala las previsiones de Enagás de cerrar el año con beneficios de entre 310 y 320 millones de euros. Igualmente, Enagás estima que será capaz de lograr el objetivo de situar el resultado operativo (Ebitda) en torno a 770 millones de euros, pese al descenso del 6,5% que ha consignado en el inicio del año. El grupo afronta un recorte progresivo de los ingresos regulados por sus gasoductos en los próximos años, señalan los analistas, y de ahí que la apuesta por situarse como actor clave del nuevo vector energético, el hidrogeno, tiene todo el sentido y puede cambiar su futuro.