Nuria Díaz
Con apenas 48 horas de diferencia, CaixaBank primero y luego BBVA han anunciado dos regulaciones de empleo de tal calibre que en conjunto afectarán a unos 12.000 trabajadores de la banca. Y llueve sobre mojado. La cifra, que viene a sumarse a los algo más de 3.500 despidos del Santander, los 1.800 de Sabadell o los 750 de Ibercaja y que elevan el número de bajas en el sector a cerca de 20.000. Gobierno y sindicatos se han echado las manos a la cabeza por el momento de crisis que vivimos con la pandemia del Covid, y porque los despidos coincidan con sueldos millonarios y, en algunos casos, dividendos. Mientras que la AEB, la patronal bancaria, advierte, sin embargo, de que los procesos de ajuste seguirán su curso en los próximos años, porque, en palabras de su presidente, José María Roldán, “aún hay margen para más”.
Se temía que el ajuste sería de calado, pero todas las predicciones se han quedado cortas. Caixabank ha presentado a los sindicatos el despido de 8.291 trabajadores, el 18% de su plantilla y, además, el cierre de 1.534 oficinas en España, aproximadamente el 27% del total. Se trata del mayor ajuste protagonizado por un banco en todo el sector financiero en España, por encima de las reestructuraciones durante la anterior crisis económica, por encima de la que realizó Bankia tras su nacionalización hace ahora casi 10 años, y solo por detrás del acometido por Telefónica en 1999, cuando la operadora presentó un ERE para 10.800 empleados.
Caixabank ha presentado a los sindicatos el despido de 8.291 trabajadores, el 18% de su plantilla y, además, el cierre de 1.534 oficinas en España, aproximadamente el 27% del total. Se trata del mayor ajuste protagonizado por un banco en todo el sector financiero en España
Las explicaciones que ha dado la entidad para tremendo recortazo son las duplicidades tras la fusión, la continuidad de los tipos negativos hasta previsiblemente 2025 y la cada vez mayor digitalización de los clientes. Las negociaciones acaban de empezar y los sindicatos que se han mostrado “escandalizados” esperan poder rebajar las cifras que hay sobre la mesa y que por el momento son las siguientes: las salidas de empleados se producirían en los servicios centrales (1.148 de sus 4.278 empleados: 26,8% del total), trabajadores que dependen de los servicios centrales pero están ubicados en las direcciones territoriales (463 de 1.764: 26,2%), las propias direcciones territoriales (250 de 751: 33,3%), la red de oficinas (5.742 de 35.577: 16,1%), las filiales (630 de 630) y en personas que están en excedencia remunerada (58 de 58). Por otro lado, la entidad ha propuesto cuatro grupos de salidas para el ERE en función de la edad a 31 de diciembre de este año.
Para los mayores de 63 años, propone 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades. Para los de entre 58 a 63 años con más de 15 años de antigüedad, una indemnización en pago fraccionado equivalente al 50% del salario pensionable descontando la prestación por desempleo y con pago del convenio con la Seguridad Social. Para los de entre 55 a 58 años con 15 años de antigüedad, el 50% del salario regulador con un máximo de dos anualidades. Y para el resto, 25 días por año trabajado con un tope de 18 mensualidades. Los sindicatos han hecho notar que no solo es la cifra de despidos lo que dificulta la negociación, sino también el empeoramiento manifiesto de estas condiciones de salida.
Reacciones
No se habían recuperado del susto cuando el BBVA ha hecho público también su plan de ajuste, de que se llevaba días hablando pero que también supera lo que se preveía. La entidad financiera que preside Carlos Torres ha propuesto a los sindicatos que el nuevo ERE afecte a 3.798 empleados, cifra que supone recortar la plantilla del grupo en un 13% de la plantilla en España. Este dato aumenta hasta el 16,3% si se tiene en cuenta BBVA SA. También propone cerrar hasta 530 oficinas, el 22,5% de su red en nuestro país. Dirección y sindicatos se han emplazado de nuevo a seguir negociando esta semana y desde la entidad señalan que abordan este proceso con “actitud dialogante, con el compromiso de guiarnos por criterios de objetividad y con la voluntad de llegar al mejor acuerdo posible para todos”.
Las reacciones no se han hecho esperar. El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha mostrado su «absoluto rechazo a los ERE de CaixaBank o BBVA mientras los directivos se reparten bonus y teniendo en cuenta los recursos públicos destinados al sistema financiero».
En la misma línea CCOO ha emitido una comunicación en la que señala que se trata de unas cifras y un planteamiento de salida «insostenible y escandaloso, que se aleja de todo aquello que el Banco ha querido hacer creer a la plantilla».
Por su parte, CGT ha recalcado que «como siempre, el eslabón más débil pierde. La obsesión por falsear la digitalización y el que todo el mundo vaya al Contigo/CSE tiene su respuesta. Y que deben pagar dividendos a los fondos buitre. Ni se sonrojan por ello», admiten a través de la cuenta del sindicato en Twitter.
Es más, el Gobierno también ha hecho públicas sus críticas. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha admitido refiriéndose en concreto al plan de Caixabank, que el momento del ERE en una entidad de la que el Estado posee el 16% no es el mejor: «Estamos haciendo esfuerzos titánicos a través de los ERTE durante la pandemia» para mantener el empleo. Así, aunque ha añadido que habría «que ver qué circunstancias» rodean al ajuste, “la decisión no es la mejor”, concluía. Algunos grupos como Mas Madrid han ido más allá y han pedido al Gobierno «que tome cartas en el asunto para evitar la oleada de despidos».
Una oleada que además viene a sumarse a otros tantos planes en marcha. El pasado mes de diciembre, la dirección de Banco Santander y el 82,99% de la representación sindical firmaron el acuerdo del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que supondrá la salida de 3.572 puestos de trabajo, la reubicación de 1.500 empleados y el cierre de 1.033 oficinas. El ERE, consistente en un plan de desvinculaciones voluntarias, que sigue en marcha. A 30 de marzo, el banco ha confirmado que ya había más de 1.800 inscritos, de los que 1.300 tendrían entre 55 y 61 años.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha admitido refiriéndose en concreto al plan de Caixabank que el momento del ERE en una entidad de la que el Estado posee el 16% no es el mejor
También en diciembre se anunciaba la ratificación del de Banco Sabadell para poner en marcha el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por el que un máximo de 1.800 trabajadores ha salido de la entidad en el primer trimestre del año.
Por su parte, Ibercaja acaba de iniciar el cierre de oficinas pactado en el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) con la representación de los trabajadores. Además, ya han comenzado las reuniones de la Comisión de Seguimiento del ERE para tratar las salidas de los empleados. Según han informado fuentes sindicales, se apuntaron 809 empleados al ERE para 750 plazas, por lo que han tenido que denegar algunas.
Cuando los ERE conviven con dividendos y sueldos millonarios
Pese a la cuantía de los despidos, la patronal bancaria, la Asociación Española de Banca (AEB), ha avisado de que aún hay margen para más ajustes de oficinas y plantillas. Su presidente, José María Roldán recuerda que España sigue siendo de los países con más sucursales por habitante. Los expertos creen que la banca vive “un tsunami perfecto” por la caída de tipos y la digitalización que le lleva a buscar una reestructuración. Algunas fuentes señalan que las transacciones digitales en España se han incrementado un 87% en los últimos 2 años, mientras que las transacciones en oficinas han caído un 48%.
Tanto desde CCOO como desde UGT se ha señalado que los despidos se producen “mientras la alta dirección mantiene e incrementa unos sueldos millonarios, como ya denunciamos en la últimas Juntas Generales de Accionistas y que no se corresponden con la gravedad de la situación». El nuevo presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, percibirá una remuneración fija anual de 1,65 millones de euros, a la que puede sumar una retribución variable de hasta 200.000 euros en caso de cumplir objetivos, según la propuesta que se someterá a votación en la junta de accionistas del 14 de mayo. Además, tendrá un incentivo a largo plazo, también de carácter variable y materializado en acciones de la entidad durante distintos ejercicios a partir de 2025, que solo percibirá si se cumplen los objetivos fijados por la entidad. Como presidente de Bankia, Goirigolzarri cobró 500.000 euros en 2020 y renunció a la parte variable de su sueldo.
También critican los sindicatos que mientras se recorta y pese a las peticiones de los reguladores se han dado dividendos. BBVA, Banco Sabadell, Bankia, Bankinter o Abanca repartieron «la totalidad» en el primer trimestre del año pasado mientras que Santander o Caixabank recortaron la cuantía, según un informe del Banco de España. La institución que preside Hernández de Cos destaca que las entidades que «limitaron el reparto» de dividendo concedieron hasta un 23% más de crédito que las que no lo hicieron.