Nuria Díaz
Hace un mes que el fondo australiano IFM lanzaba por sorpresa una opa sobre la eléctrica española Naturgy valorada en 5.060 millones para hacerse con un 22,7% del grupo. Días después el fondo informaba al Gobierno y a los accionistas por carta de sus intenciones, y la CNMV admitía a trámite la oferta. Ahora, y aunque el Gobierno tiene cinco meses más para bendecir o vetar la operación, puesto que así se lo permite la regulación antiopas que aprobó el año pasado, los expertos dan por sentado que los tiempos se están acelerando. Fuentes del sector señalan que el Gobierno, aunque con cierta división interna, habría puesto sobre la mesa unas condiciones inapelables para dejar que los australianos se queden con cerca de un cuarto del capital de una de las empresas más estratégicas para nuestro país: que Criteria y la sede se queden, para salvar la ‘españolidad’ de la compañía y que respeten el plan estratégico cada vez más renovable, y que inviertan. Que inviertan mucho. Y resulta que IFM está dispuesta a todo ello, lo que parece dejar poco espacio a un posible veto. Pero, aún, todo es posible.
El Gobierno aún no se ha pronunciado oficialmente sobre la Opa que el fondo australiano IFM quiere lanzar sobre el 22% de Naturgy. Sí lo han hecho, con frases de esas que hay que interpretar, algunos de sus ministros. Así, mientras que el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha manifestado que el Gobierno “no puede quedar al margen” en situaciones como la de esta opa, otros miembros del Consejo de Ministros como las vicepresidentas de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y de Transformación Ecológica, Teresa Ribera, se muestran más reservadas y optan por esperar a que IFM registre la petición de autorización para opinar. La primera ha dicho que se estudiará a fondo y la segunda que todavía falta información para poder tomar una decisión. La información debe presentarse ante la Dirección General de Comercio Internacional e Inversiones del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo que dirige Reyes Maroto que, en un giro inesperado del asunto, se ha inhibido por cuestiones familiares, ya que su marido trabaja en la energética y tendrá que ser sustituida por quien decida el Gobierno, lo que al cierre de esta edición aún no ha sucedido. Muchos han entendido este movimiento, como que la balanza se inclina a favor de los que no apoyan el veto.
¿Por qué el grupo que preside Francisco Reynés les encaja tan bien? Pues, principalmente, por el propio Reynés. “Le conocen, probablemente, de cuando presidía Abertis, y estaba en Australia, y le han seguido, a él y a su equipo, y quieren que se quede”, señalan fuentes del sector
En cualquier caso, recuerda una fuente del sector, el veto no tiene porque se total, como el planteado recientemente en Francia a la oferta por Carrefour, sino que pude ser parcial y que incluya imposición de algunas condiciones garantizar el interés general. Y, al cierre de esta edición, estas fuentes creen que esa es la opción que hay sobre la mesa. Estas mismas fuentes señalan que desde Moncloa no están dispuestos a ceder en el tema de un posible traslado de la sede, de un cambio de rumbo en el plan estratégico de la compañía, que está encaminando su propia transición energética, ni a que se pongan en peligro inversiones clave como por ejemplo el gasoducto de Argelia. Y resulta que los australianos parecen decididos a respetarlas todas, lo que complica el veto, si es que esa era el objetivo.
Convencer al Gobierno de que no son un fondo cualquiera
Desde el fondo australiano se defiende que su filosofía de inversión es participar en proyectos a muy largo plazo, a décadas vista incluso, que no busca tanto beneficios a corto plazo como formar parte de industrias y compañías que tienen visiones estratégicas con grandes horizontes de tiempo. Les gusta recalcar que no son un fondo al uso, que son un gestor de pensiones. Concretamente gestionan las pensiones de unos 30 millones de personas, australianos principalmente, pero no solo. Entre sus propiedades aeropuertos como el de Melbourne o Viena y autopistas como la de Indiana en Estados Unidos. Y las compañías energéticas que forman parte de la transición hacia energías renovables están en el foco de IFM. Y más concretamente, Naturgy. ¿Por qué el grupo que preside Francisco Reynés les encaja tan bien? Pues, principalmente, por el propio Reynés. “Le conocen probablemente de cuando presidía Abertis, y estaba en Australia, y le han seguido, a él y a su equipo, y quieren que se quede”, señalan fuentes del sector. Es de todos sabido que Reynés, por su trayectoria profesional, se entiende bien con los fondos de inversión. Pero, además, les gusta donde ha invertido Naturgy y aseguran que no quieren revender ni trocear. “¿Cómo van a vender la participación en el gasoducto Medgaz si es probablemente el mejor activo del grupo?”, señala la misma fuente.
Respecto al peligro de un cambio de sede desde el fondo australiano recalcan que no lo pretenden, “no lo hemos hecho nunca con ninguna de nuestras inversiones”, pero es que además seria imposible con el 22% que tendríamos de la compañía si la Opa llega a buen puerto. Si bien es cierto que ese 22% no les otorga el control, no faltan voces que señalan que el peligro está en que hagan alguna acción concertada, que los australianos niegan, con los otros dos fondos extranjeros que tienen presencia en el accionariado de Naturgy: CVC y GIP. Si sale adelante la oferta de IFM, los tres fondos extranjeros (CVC, GIP e IFM) podrían sumar más del 60% del capital.
Jaime Siles, el hombre de los australianos en España
Otra razón para fijarse en Naturgy es que ya conocen el mercado español. Y gran parte de la ‘culpa’ la tiene Jaime Siles, un joven ingeniero de Caminos, valenciano, formado en las universidades de Valencia y París que es desde mayor de 2012 responsable del fondo en España. Siles, cerebro de la operación sobre Naturgy, ya ha cerrado para los australianos otras tres operaciones: la entrada en Aqualia (tiene el 49%); la compra a OHL de Aleática, concesionaria donde tiene el control, y la toma de participación en el Puerto de Huelva. Siles es el encargado de convencer a las autoridades españolas de la “magnífica” oportunidad que es recibir una inyección de 5.000 millones para infraestructuras y transición energética. También ha de convencerles de que viene para quedarse y de que la presencia de Naturgy en Bolsa, es más, en el Ibex, no corre peligro. “Como mínimo, depende de quien acuda a la opa, quedaría un ‘free float’ del 8%, suficiente para mantenerse en el selectivo”.
Siles, cerebro de la operación sobre Naturgy, ya ha cerrado para los australianos otras tres operaciones: la entrada en Aqualia (tiene el 49%); la compra a OHL de Aleática, concesionaria donde tiene el control, y la toma de participación en el Puerto de Huelva
También tiene que tranquilizar sobre el estado de su estructura accionarial después de que haya trascendido que Global Infraco Spain, cabecera del grupo fiscal español desde 2019, depende de una sociedad holandesa, Global Infraco NL Coöperatief, que se integra a su vez en un grupo consolidado cuya matriz está en Luxemburgo, Global Infraco Sàrl. Todo ello pende de una sociedad de las Islas Caimán, a través de la cual IFM administra sus participaciones.
Fuentes del sector añaden a estos cometidos otro, que no es menor. “Trasladar el carácter diferencial de IFM respecto a otro tipo de fondos” para tranquilizar al gobierno y también al sector. De hecho, el presidente de este tiene un perfil un tanto peculiar para lo que suele ser habitual en este tipo de empresas, ya que le precede su fama de “sindicalista y laborista”. Al frente de IFM Investors está Greg Combet desde 2018. Fue secretario general del Australian Council of Trade Unions (ACTU) entre 2000 y 2007. Es el organismo que representa a un mayor número de trabajadores en Australia, con 46 sindicatos afiliados, desde donde consiguió derogar la legislación sobre relaciones laborales diseñada para, supuestamente, mejorar los niveles de empleo al prescindir de las leyes de despido improcedente para las empresas de un determinado tamaño y permitir a los trabajadores negociar las condiciones sin una representación colectiva. Entre 2007 y 2013 ocupó diferentes carteras ministeriales bajo la batuta del primer ministro laborista Kevin Rudd y luego de la primera ministra Julia Gillard.
¿Conseguirá Siles camelarse al Gobierno? En ello está.
IFM quiere ser ‘la Caixa australiana’
La CNMV no parece que vaya a aprobar o rechazar el folleto de la Opa presentado por IFM hasta que el Gobierno se pronuncie, como también parece que esté esperando una señal desde Moncloa el primer accionista de Naturgy, Criteria, llave de la operación, al fin y al cabo. Mientras que los dos fondos mayoritarios del accionariado contestaron casi inmediatamente a la carta que les envió el fondo australiano participándoles su intención de opar un 22% de la energética española, el grupo de Isidre Faine, guarda silencio. Lo cierto es que no está claro si a Fainé le gusta IFM. Quizá no le gustó enterarse in extremis de que rondaban a Naturgy, o tampoco acaba de fiarse de si no hay una acción concertada con los otros dos fondos extranjeros que podría dejarle fuera. Pero lo que sí está claro es que IFM le gusta Fainé. Según fuentes cercanas a IFM, la opa se dirige a los accionistas minoritarios y no Criteria Caixa, primer accionista de Naturgy con el 24,4% del capital, con quien le gustaría compartir accionariado en la eléctrica. “Que se quede”, señalan. Lo cierto es que el directivo catalán empieza fuerte el año: en breve dejará atada la fusión con Bankia y también en breve deberá decidir si vende sus naturgys o se queda a dirigir.