Nuria Díaz
Florentino Pérez, 74 años, presidente ejecutivo de ACS, sin CEO ni sucesor a la vista, está inmerso en un cambio estratégico de la compañía que fundó a finales de los noventa para simplificarla, apostar por las concesiones y las renovables, negocios menos cíclicos y de más ingresos. Los 10.000 millones ofertados por las autopistas italianas son un elemento importante en esta nueva etapa, pero no indispensable. “Queremos convertir a ACS en un líder global en el negocio de las autopistas. Si es con nuestros amigos italianos, encantados; si no, lo haremos con otros interesados”, ha afirmado. Dinero en la caja, después de las desinversiones del año pasado, no le falta.
El septiembre del año pasado el grupo ACS alcanzaba un acuerdo con la compañía energética portuguesa Galp para venderle sus proyectos fotovoltaicos en España, 2.930 megavatios (MW), una operación que le proporcionó un beneficio neto de 330 millones de euros. Apenas un mes después se desprendía del 50% de su minera australiana Thiess tras venderla al fondo de inversión Elliott por cerca de 1.150 millones de euros, con 845 millones de plusvalías después de impuestos. Y en octubre también se conocía, aunque se cerró el pasado mes de enero, la venta a Vinci de su división industrial, Cobra, una empresa de más de 4.000 millones de facturación y que incluye además la mayor parte de su negocio de renovables. El grupo que preside Florentino Pérez recibirá un mínimo de 4.900 millones de euros en efectivo.
El plan inicial de Florentino Pérez es hacerse con los 3.000 kilómetros de autopistas de ASPI y , en una fase posterior, integrarlo con los más de 8.000 que opera Abertis, de la que controla un 50%
Tres súper operaciones en apenas cuatro meses con las que el grupo que preside Florentino Pérez ha hecho caja. Y mucha. Entre 6.000 y 7.000 millones listos para gastar. Y qué mejor que hacerlo en un cambio estratégico en toda regla, un cambio que los analistas señalan “se llevaba barruntando hace tiempo”. “ACS se había quedado algo descolgada en el proceso de diversificación que otras compañías como Ferrovial o Sacyr si habían llevado a cabo. La apuesta ahora es por las concesiones que, además, tienen muchas sinergias con el negocio constructor”, señala Ignacio Cantos, director de Inversiones de atlCapital.
Y dicho y hecho. ACS acaba de demostrar que efectivamente apuesta por un giro estratégico y ha ofrecido a la italiana Atlantia comprar la red de autopistas más grande del país, Autostrade per l’Italia (ASPI), por 10.000 millones de euros. Florentino Pérez habría remitido una carta a sus dueños, la familia Benetton, subrayando que ambas firmas ya son socios en Abertis.
Con Atlantia…
El consejo de administración del grupo italiano ha afirmado que tomará en consideración la oferta ahora de ACS, «en consorcio con otros inversiones italianos e internacionales», y que llevará a cabo una serie de encuentros en los próximos días para adoptar las decisiones que encuentre oportunas. El problema: la oferta de la española compite, aunque sube su oferta, con la del consorcio liderado por el banco Cassa Depositi e Prestiti (CDP), controlado por el Estado italiano, junto a Blackstone y Macquarie, que valoró Autostrade en 9.000 millones de euros.
Atlantia lleva años en el punto de mira. Desde que acordó con el Gobierno italiano la venta de Autostrade después de que en 2018 el derrumbe del puente Morandi de Génova que gestionaba ASPI causase la muerte de 43 personas. El Ejecutivo dirigido entonces por Giuseppe Conte, que acababa de tomar posesión, amenazó a la compañía con la retirada de las concesiones de las autovías italianas si no cambiaba de manos la gestión de las autopistas de peaje.
…o sin Atlantia
Ángel Pérez, analista de Renta 4, cree que “la compra de las autopistas italianas sería una buena forma de rentabilizar la caja obtenida con la venta de su división de servicios industriales, a la par que permite en cierta medida reducir el riesgo del grupo. La visibilidad sería mejor, además de que te garantizas negocio a muy largo plazo, ya que estas concesiones de media son hasta 2038”. Ignacio Cantos, director de Inversiones de atlCapital, está de acuerdo en que la operación puede tener sentido estratégico, “pero, apunta, creo que pagan de más y se ponen al Gobierno italiano en contra. No parece muy oportuno. Son muchas las compañías que han tenido muchos problemas en Italia”.
Lo cierto es que Florentino conoce muy bien la ‘sensibilidad’ del ejecutivo presidido por Mario Draghi. “Vamos a estudiar ASPI con toda la ilusión y ojalá pudiéramos hacer ese gran grupo de concesiones de autopistas”, señalaba en conferencia con analistas e inversores la semana pasada, aunque supeditando la operación “al acuerdo con los deseos del Gobierno italiano”. Por eso, en su primer tanteo, el presidente de ACS ha abierto la posibilidad a entrar como socio del Gobierno o junto a otros accionistas relevantes, en caso de que Atlantia rechace la última oferta enviada por el Ejecutivo que encabeza actualmente Mario Draghi, como ha hecho en numerosas ocasiones en los últimos meses.
El plan inicial de Florentino Pérez es hacerse con los 3.000 kilómetros de autopistas de ASPI y , en una fase posterior, integrarlo con los más de 8.000 que opera Abertis, de la que controla un 50% menos una acción. La empresa resultante se convertiría en el mayor gestor de autopistas del mundo, con ingresos que superarían los 9.000 millones y un ebitda cercano a los 6.000 millones de euros en circunstancias normales de mercado.
Aunque interesado, no parece preocupado. Florentino asegura haber recibido ya otras ofertas encaminadas a la creación de este gran grupo de infraestructuras. “Si es con nuestros amigos italianos, encantados; si no, lo haremos con otros interesados”
Pero, aunque pendiente de los miramientos políticos, no parece preocupado: Florentino asegura haber recibido ya otras ofertas encaminadas a la creación de este gran grupo de infraestructuras. “Si es con nuestros amigos italianos, encantados, si no, lo haremos con otros interesados”, afirmó.
Cambio de ciclo
Fuentes del sector aseguran que Florentino Pérez estaría barajando varias opciones para reunir todas sus actividades de construcción en una división única con el fin de simplificar la gestión y una podría ser la segregación de ese negocio independizándolo de la gestión de concesiones de autopistas y del desarrollo de las renovables, otra de las patas de la nueva estrategia, acordado con Vinci. ACS tiene presencia en el sector de la construcción a través de Dragados, distintas constructoras en EEUU, y las cotizadas Hochtief, en Alemania, y Cimic, en Australia. En cualquier caso, un cambio de ciclo. ACS puede que complete el proceso de transformación en el que lleva embarcada meses, para tener una estructura más simple y, sobre todo, un negocio menos cíclico. El propio Pérez ya ha dicho que su propósito de convertir a ACS en un «líder global» en el negocio de las autopistas. ACS ha convocado Junta General de Accionistas para los días 6 y 7 de mayo. Quizá ahí tengamos más pistas.
Sin consejero delegado ni atada la sucesión
Parecía una sucesión atada, pero … ni por esas. El pasado 31 de marzo, Marcelino Fernández Verdes abandonaba su cargo como consejero delegado de ACS. El directivo llamado a suceder a Florentino Pérez, porque él mismo así lo señaló, ha pedido su confianza y, aunque no hay declaraciones oficiales de por medio, fuentes del sector creen que detrás podrían estar las pérdidas millonarias en Oriente Medio. Asique, por el momento, y no figura otra cosa en el orden del día de la próxima junta de accionistas, Florentino vuelve a ser presidente y consejero delegado. Aunque, eso sí, todas las miradas se posan ya sobre José María Castillo, actual consejero delegado de Cobra y de Dragados, y uno de los ejecutivos emergentes en la multinacional española. Pérez, que tiene 74 años, es uno de los presidentes con más años a sus espaldas del Ibex 35 y además acaba de ser reelegido presidente de Real Madrid. Florentino renovó a comienzos de 2019 como presidente de ACS por un periodo de cuatro años. Está cerca de cumplirlo y, señalan muchos, hasta de ampliarlo.