Nuria Díaz
El hidrógeno verde parece llamado a convertirse en la nueva fuente de energía limpia para la industria y el transporte más intensivos en carbono. Lo quiere la Comisión, lo quieren los gobiernos y lo quieren las empresas que, señalan fuentes del sector, han hecho mucha labor de ‘lobby’ en Europa. Iberdrola, Enel, Naturgy o Repsol aspiran a liderar un mercado que moverá miles de millones de euros y muchos puestos de trabajo. Sin embargo, desde algunos ámbitos, como la Fundación Renovables, o la Asociación Empresarial Eólica (AEE) se alerta de que la industria habla indistintamente de hidrógeno renovable e hidrógeno bajo en emisiones y que este último no es la solución a los retos que plantea la transición energética.
Un reciente informe de Redexis señala que el hidrógeno es el elemento más abundante de la tabla periódica. Puede producir calor y electricidad sin emitir dióxido de carbono por combustión y se puede obtener, además, mediante técnicas como la electrólisis del agua, alimentadas por energía de origen renovable. El hidrógeno es, asimismo, almacenable durante largos periodos de tiempo, y a través de él, pueden almacenarse también los excedentes de electricidad producidos por fuentes renovables. El hidrógeno, por último, es también fácilmente transportable pudiendo ser inyectado en las actuales redes de transporte de gas natural. Todos han caído rendidos ante semejante tarjeta de presentación. Pocas veces ha habido un consenso tan grande y un empuje por parte de todas las partes implicadas tan decidido. El boom del hidrogeno, que se ha convertido sin lugar a duda, en la nueva promesa del sector energético no parece tener fisura, respaldado como está por Europa y también por los gobiernos nacionales. En el mes de julio, la Comisión publicaba la estrategia de la UE para el hidrógeno en aras de conseguir una Europa neutral en materia de clima. Por si no había quedado claro su apoyo, de forma adicional, la Comisión, junto con los líderes de la industria, la sociedad civil, representantes de los gobiernos y el Banco Europeo lanzaban la “European Clean Hydrogen Alliance (ECH2A)” con el objetivo de contribuir a la implementación de la Estrategia de Hidrógeno. La presidenta, Ursula von der Leyen, dijo en su discurso del estado de la UE: «Quiero que los fondos de recuperación creen nuevos valles de hidrógeno europeos para modernizar nuestras industrias, impulsar nuestros vehículos y dar nueva vida a las áreas rurales».
La Asociación Española del Hidrógeno (AeH2) estima que el volumen de negocio sólo en el mercado nacional superará los 1.300 millones de euros anuales, y que se creen más de 220.000 puestos de trabajo
España se ha subido también a ese carro. El pasado día 6 de octubre, el Consejo de Ministros aprobaba La Hoja de Ruta del Hidrógeno, que incluye objetivos nacionales de implantación del hidrógeno renovable a 2030, incluyendo cuatro gigavatios (GW) de potencia instalada de electrolizadores, dentro de una política europea de gran alcance. Desde entonces, mil y una muestras de apoyo: la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha señalado que el plan del Gobierno de España para crear uno de los denominados Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI, por sus siglas en inglés) acerca del hidrógeno verde sigue avanzando y ya contabiliza “28 propuestas de un total de 26 empresas”, y hace solo unos días se celebraba la Jornada “Hidrógeno Renovable: una oportunidad para España”, organizada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en la que la administración no escatimó esfuerzos: fue inaugurada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y estuvieron presentes la vicepresidenta, Teresa Ribera; el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermans y la comisaria de Energía de la Unión Europea, Kadri Simson.
Iberdrola quiere liderar
Con estos avales, como no iban las empresas ha lanzarse en tromba, máxime cuando se esperan millonarios beneficios. La Asociación Española del Hidrógeno (AeH2) estima que el volumen de negocio solo en el mercado nacional superara los 1.300 millones de euros anuales, y que se creen más de 220.000 puestos de trabajo.
Están todos los gigantes de la energía, pero, una vez más, Iberdrola con más ahínco. La compañía que preside Ignacio Galán, junto a otros seis líderes industriales mundiales -ACWA Power, CWP Renewables, Envision, Ørsted, Yara y Snam)- han anunciado la creación de una alianza global para acelerar la escala y la producción de hidrógeno verde en los próximos seis años, ayudando a transformar las industrias más intensivas en carbono del mundo, incluidas la generación de energía, los productos químicos, la fabricación de acero y el transporte pesado.
Iberdrola, por su parte, tiene previsto desarrollar una estrategia integral para la producción de 800 MW de hidrógeno verde, con una inversión de 1.800 millones de euros en los siete próximos años. Esta producción cubriría el 20% del objetivo nacional -que prevé la instalación de 4GW a 2030-y lograría que alrededor del 25% del hidrógeno actualmente consumido en España no generara emisiones de CO2. Enmarcado en esa estrategia, la compañía avanza en la puesta en marcha del mayor complejo de hidrógeno verde para uso industrial de Europa, operativo en Puertollano (Ciudad Real) en 2021.
No es la única claro está. Desde Endesa señalan que “en paquete de más de cien proyectos que hemos propuesto al Gobierno, y que optan a recibir respaldo del Fondo de Recuperación europeo, hay más de 20 proyectos relativos al hidrógeno”. “Además, señalan, estamos alineados con la estrategia del Gobierno en el sentido de crear proyectos piloto, de pequeño tamaño relativo, que luego puedan escalarse a otros más grandes generando gracias a ello investigación e industria en el país”. En concreto, Endesa propone varias áreas de desarrollo hasta 2023, ámbito temporal de uso de los Fondos de Recuperación de la UE: ayudar a la descarbonización de las islas Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla; producción de hidrógeno verde en emplazamientos de carbón, como parte del proceso de transición justa asociado; la creación de hidrogeneras para apoyar la sustitución del gasoil por hidrógeno en el transporte pesado; o la producción de energía renovable e hidrógeno verde para sustituir el autoconsumo eléctrico y térmico de industrias que actualmente tienen instalaciones de cogeneración.
Repsol tampoco quiere quedarse atrás y tiene varios proyectos en este sentido además de estar desarrollando una tecnología propia, con Enagás, la fotoelectrocatálisis. Concretamente, generación de hidrógeno renovable de unos 410 MW equivalentes, con diferentes proyectos en curso; unos 100 MW de ellos en Petronor a través de electrólisis; otros 100 MW en Cartagena (planta biocombustibles) a través de electrólisis; unos 10 MW en planta demo asociado a la planta de combustibles sintéticos de Petronor; y otros 200 MW aproximadamente asociados a diferentes refinerías, con generación renovable a partir de biogás.
El ‘lobby’ del gas
Pero precisamente esa distinción entre el hidrógeno obtenido por electrolisis, considerado 100% verde y el que utiliza procesos a partir del gas y que no siempre captura todo el Co2 que emite es lo que levanta las sospechas de empresarios renovables que creen que existe el riesgo de que pase por ‘hidrógeno verde’, lo que en realidad es ‘hidrógeno azul” o “hidrógeno marrón. Desde la Fundación Renovables explican a EL Nuevo Lunes que “al hidrógeno, como nuevo actor en el sector energético, se le atribuye una múltiple gama de colores. Por un lado, el color verde si es de origen renovable, el azul, si es el gas natural la energía primaria utilizada e incluye captura de CO2, el gris, si el origen es el carbón o gas natural. La necesidad de colorear el hidrógeno, por supuesto siempre usando colores suaves, apacibles y amigables, supone validar la fuente de energía primaria utilizada, aunque el proceso diste mucho de ser sostenible.” “No cabe ninguna duda de que el hidrógeno va a jugar un papel importante, pero no lo podemos convertir en la coartada de la subsistencia y mantenimiento del sistema gasista actual. El hidrógeno verde llegará, por ser clave en sectores industriales, pero estamos perdiendo el foco de fomentar las inversiones en las energías renovables que ya son maduras y tienen un mercado competitivo nacional, como son la solar fotovoltaica y la eólica.”
El problema: aún no es competitivo
La Fundación Naturgy también daba a luz hace pocos días a un informe sobre el hidrógeno verde en el que señalaba que “los avances tecnológicos y la previsión de caída de precios podrían reducir el coste de producción del hidrógeno renovable a partir de 2030, si se impulsan políticas que ayuden a escalar la tecnología, reducir los costes y atraer inversiones”. El director del Instituto de Investigación en Energía de Catalunya (IREC), Juan Ramon Morante, hizo hoy esta afirmación en la presentación del estudio ‘Hidrógeno. Vector energético de una economía descarbonizada’, publicado por la Fundación Naturgy y elaborado por un grupo de expertos del IREC. Albert Tarancón, uno de los autores del libro, explicó que “de llegar a unos niveles de coste de un entorno de los 2 euros/kg, en la próxima década, el hidrógeno renovable sería competitivo tanto con el hidrógeno de origen fósil, como con los combustibles actuales como el diésel o la gasolina, por lo que este nuevo vector energético estaría muy bien posicionado no sólo para el transporte y la industria, sino también para almacenar la producción eléctrica renovable”.