Nuria Díaz ■
Este año que termina ha sido duro y en lo energético no iba a ser menos. La guerra de Rusia en Ucrania y el temor al desabastecimiento de gas ha puesto el precio de la luz por las nubes y patas arriba el mercado y sus reglas en el Viejo Continente. En este contexto, España ha logrado, con mucho esfuerzo, estar en el centro del debate en Bruselas, marcando en gran medida la agenda energética y consiguiendo logros importantes para nuestro país como nuestra consideración de isla energética o, recientemente, el establecimiento de un tope para el gas por el que tanto ha peleado la ministra de Transición ecológica, Teresa Ribera, a la que todas las fuentes consultadas señalan como la principal artífice de estas victorias. Aun así, las mismas fuentes señalan: “Queda mucho por hacer”.
Nada ha sido fácil este año en materia energética. La guerra de Rusia y el temor al desabastecimiento, ha puesto al gas, del que muy poco se hablaba últimamente, en el centro de todo. Porque su precio lo ha cambiado todo. Toparlo ha sido desde hace meses un objetivo de España en la, siempre recelosa a las intervenciones, Unión Europea. Así, tras meses de negociaciones de carácter más general, un primer intento de acuerdo infructuoso, y una última jornada maratoniana de más de ocho horas, los ministros de Energía de la Unión Europea alcanzaban la pasada semana un acuerdo para limitar en 180 euros el megavatio hora (MWh) el precio de las importaciones de gas en aquellas transacciones vinculadas a índice TTF de Ámsterdam, de referencia en Europa. La tónica ha sido la división, pero el equipo liderado por Teresa Ribera, tras arduas reuniones, ha logrado hacerse con el voto a favor de Alemania y la abstención de Países Bajos y Austria, muy críticos desde el inicio, aunque Hungría se ha mantenido en contra.
Tras meses de negociaciones de carácter más general, un primer intento de acuerdo infructuoso, y una última jornada maratoniana de más de ocho horas, los ministros de Energía de la UE alcanzaban la pasada semana un acuerdo para limitar en 180 euros el MW/h
Todo es puro tecnicismo, pero es que, una vez claras las diferencias políticas entre quienes estaban a favor de fijar un precio máximo que abaratar las facturas y quienes rechazaban intervenir el mercado, de eso se trata esto. Según el acuerdo alcanzado, el mecanismo se activará cuando al mismo tiempo se superen los 180 euros/MWh en el mercado europeo durante tres días seguidos y haya una diferencia de precio de 35 euros respecto a los mercados globales de Gas Natural Licuado (GNL). En ese momento, pasará a actuar un límite de precio que se calculará como la suma del precio de los mercados globales de GNL + 35 euros/MWh. Por otro lado, el límite de precio se desactiva automáticamente cuando durante tres días consecutivos los precios globales están por debajo de 145 euros/MWh (es decir, 180-35 euros/MWh). Hay que recordar que, en un principio, la Comisión Europea planteó un techo de 275 euros al precio máximo del gas, que rechazaron de inmediato gobiernos como el español, al suponer un límite muy elevado. De hecho, si se repasa el histórico de precios del TTF holandés, solo se superó esa cifra entre el 23 y el 28 del pasado mes de agosto.
Mayor influencia
Una foto, que se ha hecho viral, en la que la ministra, sentada en la cabecera de una mesa, rodeada de otros ministros del ramo y sus colaboradores, parece estar explicando algo ante la atenta mirada de todos los presentes, ha servido, señalan distintas fuentes, para ver su influencia en las negociaciones europeas.
Fuentes del sector señalan que España llegaba reforzada a esta negociación. En marzo, España y Portugal consiguieron, también tras una dura Cumbre Europea, con una última jornada que hubo de ser incluso prorrogada, que la UE reconociera la «excepción ibérica» para frenar los precios de la energía » al ser «una isla energética» y tener una interconexión «mínima con el mercado energético europeo por debajo del 3 %». Aquel triunfo marcó un antes y un después en las reuniones en la Comisión y para España ha supuesto un ahorro de 2.300 millones de euros para los consumidores. Además, España ha logrado que el recorte del 15% en el consumo de gas de la UE presente excepciones en países sin alternativas, islas o poco conectados, de nuevo como la Península Ibérica, que tienen que reducir el 7% en el consumo de gas, la mitad que el resto de la UE.
Estos logros se reconocen en el sector. La Fundación Renovables señala: “La ministra ha estado ejerciendo la labor que se espera de un dirigente político en una crisis climática y energética. En todos los foros en los que ha participado ha demostrado liderazgo y capacidad de argumentación para llevar las voces de la ciudadanía a Europa, y es sin duda que gracias a ella y a su equipo técnico por lo que se ha llegado a un acuerdo mejor que el que se propuso en un principio. Sigue siendo una victoria insuficiente, pero es un primer paso para desligarnos de los combustibles fósiles”.
En marzo, España y Portugal consiguieron, también tras una dura Cumbre Europea, con una última jornada que hubo de ser incluso prorrogada, que la UE reconociera la «excepción ibérica» para frenar los precios de la energía al ser una “isla energética”
Desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE), están de acuerdo: “El Gobierno español ha sido muy importante para impulsar una mayor ambición en el objetivo de renovables y de descarbonización para la UE, la aceleración de la tramitación ambiental de las renovables y la extensión del tope al precio del gas a toda la UE”. En general todas las fuentes consultadas están de acuerdo en que se ha elevado significativamente el perfil de España en el debate”,
Pero también advierten: Todavía queda mucho que negociar en Bruselas. “Aún queda lo más importante, señala desde la Fundación Renovables, pues como llevamos diciendo desde la Fundación desde que se creó el Tope al gas en España, esta medida es un parche, y lo que de verdad necesitamos es una reforma completa del mercado marginalista, que es el que se ha visto que no funciona y el que pervierte nuestro modelo energético, dejando que un combustible fósil controle toda la facturación eléctrica de Europa”. En la misma línea se expresan desde la AEE: “Ahora queda llevar la aceleración de la tramitación ambiental de los proyectos renovables a las administraciones españolas y corregir el diseño de las subastas para que no vuelva a ocurrir que no se cubre el cupo de renovables que se subasta, y también se dé prioridad a la industria eólica española mediante criterios que protejan su competitividad y continuidad”.
Una negociadora dura, que sabe de lo suyo y de Bruselas, y que siempre busca el acuerdo
El titular viene a ser el resumen de como definen en el sector a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Es una ministra muy técnica que conoce muy bien el terreno que pisa, y por terreno se entiende los temas energéticos, pero también los usos y maneras de las salas de reuniones de Bruselas. No tiene miedo a la discusión, pero tampoco al acuerdo y así lo ha demostrado en los últimos meses donde se han librado batallas de todo tipo en la Comisión. “Se le escucha”, señala una fuente.

Además, cuenta con todo el apoyo del presidente Pedro Sánchez que no solo ha hecho de la transición energética un pilar de su gobierno y por tanto ha dado a la ministra Ribera mucho poder, sino que él mismo se ha implicado y bajado al barro de la discusión. No hay que olvidar las dos jornadas maratonianas de la Cumbre de marzo en la que Sánchez y el primer ministro portugués, Antonio costa, con el que exhibió una gran sintonía, consiguió la denominada excepción ibérica.
En el sector valoran que la ministra “sepa de lo que habla” porque, aunque parezca una boutade, es decir que no podría ser de otra manera, es más común de lo que nos creemos que los ministros, aunque sea los que salen en la foto, no dominen el tema de su cartera y sean los segundos espadas y los técnicos los que se arremanguen en las negociaciones. No es así con ella.