La Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha iniciado sus pruebas de esfuerzo para la banca, conocidas como test de estrés, después de haberlas pospuesto el año pasado por la pandemia, y en ellas se incluye un escenario hipotético en el que las entidades tendrán que superar una dura recesión de más de tres años de duración.
Debido el efecto de la crisis sanitaria, la EBA ha explicado que el escenario adverso para las pruebas de este año toma como referencia una narrativa en la que el Covid-19 todavía siga presente en un entorno de tipos de interés más bajos y por más tiempo. Ante esto, la confianza negativa prolongaría y endurecería todavía más la contracción económica. En concreto, el escenario planteado por la EBA parte de una caída del producto interior bruto (PIB) de la Unión Europea (UE) en 2020 del 6,9%. A partir de ahí, los bancos tendrán que simular un escenario en el que la economía se contraiga un 1,5% en 2021, un 1,9% en 2022 y un 0,2% en 2023. Si se compara con el escenario base previsto en la actualidad (un crecimiento del 3,9%, del 4,2% y del 2,3% para los próximos tres años), la desviación total a la que tendrán que hacer frente los bancos es de 12,9 puntos porcentuales. En lo que respecta al desempleo, los bancos tendrán que manejar un escenario en el que el paro aumente en 4,7 puntos porcentuales en estos tres años, llegando a un acumulado del 10% en 2021, del 11,2% en 2022 y del 12,1% en 2023.