ING España ganó 85 millones de euros el año pasado, un 54% menos que los 184 millones del 2019 debido a las provisiones excepcionales que realizó para protegerse de las futuras pérdidas que le provocará la crisis del coronavirus cuando vayan venciendo las medidas de apoyo público a empresas y familias y comience a aumentar la morosidad.
Su nuevo consejero delegado, Ignacio Juliá, ha abierto la puerta a incrementar el cobro de comisiones por servicios hasta ahora gratuitos. La sucursal española del grupo holandés ha basado buena parte de su crecimiento en el país desde que abrió en 1999 en su política de ser el ‘banco sin comisiones’. Sin embargo, a principios de noviembre anunció que a partir del próximo 1 de abril cobrará una tasa de 10 euros al mes por mantenimiento de su cuenta naranja salvo que se tenga la nómina o pensión domiciliada, se reciban ingresos de otro banco de 700 euros al mes o se disponga de un saldo medio inferior a 30.000 euros.
La entidad cerró el ejercicio con 4,2 millones de clientes, de los que 2,5 millones tienen cuentas nóminas, después de ganar 200.000 de estos últimos. Su cuota de mercado en la producción de nuevas hipotecas ha bajado del 8,4% de 2019 a en torno al 6%. Los depósitos se situaron en 41.000 millones de euros y los créditos en 21.800 millones.