El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) disparó a 3.639 millones de euros sus pérdidas en 2020, casi 13 veces más que los ‘números rojos’ de 282 millones que presentó un año antes, debido al deterioro registrado como consecuencia de la fusión entre CaixaBank y Bankia en el Grupo BFA, que supuso para el FROB un impacto negativo en la cuenta de resultados de 3.556 millones de euros.
Según ha informado el organismo, tras la aprobación de las cuentas anuales de 2020 el FROB ha estimado el valor contable de su participación en BFA, 100% propiedad del FROB y tenedora a 31 de diciembre de 2020 del 61,83% de las acciones de Bankia (actualmente del 16,12% de las de CaixaBank), tomando como referencia el porcentaje correspondiente del patrimonio neto consolidado del Grupo BFA, reflejado en las cuentas anuales consolidadas a 31 de diciembre de 2020.
Como consecuencia de los efectos contables de la fusión, el patrimonio neto consolidado del Grupo BFA, reflejado en las cuentas anuales consolidadas a 31 de diciembre de 2020. Como consecuencia de los efectos contables de la fusión, el patrimonio neto consolidado del Grupo BFA atribuido a la sociedad dominante (excluida la participación de los minoritarios) se ha reducido hasta 5.974 millones de euros, lo que ha supuesto un impacto negativo para la cuenta de resultados del FROB de 3.556 millones de euros. En cuanto a su participación en Sareb, el FROB registró en 2019 su total saneamiento, por lo que no se ha producido impacto alguno en las cuentas de 2020 por este concepto.
Las cuentas también recogen un impacto neto negativo de 12 millones de euros como consecuencia de la actualización de la estimación del coste de las garantías otorgadas por el FROB en los procesos de venta de entidades. El FROB presentaba, al cierre de 2020, un patrimonio neto negativo de 1.390 millones de euros.