Mercedes Cobo
«Los problemas del mercado laboral español no son coyunturales derivados de la pandemia, son estructurales y hay que hacer las reformas que sean necesarias para superarlos”, asegura Santiago Soler. Destaca tres reformas: educativa, formativa y de políticas activas de empleo, e indica que hace falta “resetear” las políticas activas de empleo: “No podemos seguir abordando las reformas del modelo de mercado de trabajo, los planes contra el desempleo juvenil o los esquemas de las citadas políticas activas con soluciones que han fracasado durante años”.
En la recta final de año, ¿qué balance hacen del mercado laboral?
Las últimas cifras de afiliación de octubre reflejan que se ha incrementado el número de ocupados en casi 700.000 personas con respecto a 2020 y 200.000 con respecto a 2019, luego los crecimientos para 2022 siempre deberían estar por encima del millón de ocupados, superar los 20 millones de personas ocupadas y volver nuevamente a tasas del desempleo por debajo del 14% y de esos 3 millones de parados.
El balance es positivo desde el punto de vista de estos sorprendentes datos de afiliación, contratación y paro del último mes, y ya estamos viendo en cifras estacionalizadas que recuperamos los niveles de actividad previos a la pandemia.
“Hay que alinear la reforma del modelo de formación (FP y Universidad) con el modelo de contratación”
¿Cuáles son los principales problemas?
La situación laboral de España tiene muchos problemas por resolver. Reducir la tasa de desempleo (sobre todo el juvenil), la subida de salarios ligados a productividad y el sistema de pensiones son algunos de ellos. Otros de los principales desafíos del mercado laboral es la difícil integración de los parados de larga duración, las altas tasas de temporalidad y la economía sumergida.
También hay una enorme necesidad de un programa de upskilling y reskilling de las habilidades, ya que las competencias han cambiado mucho con respecto al periodo anterior a la crisis debido a la aceleración de la transformación de las empresas y la digitalización.
¿Son estructurales?
Sí. Los problemas del mercado laboral español no son coyunturales derivados de la pandemia, son estructurales y hay que hacer las reformas que sean necesarias para superarlos. Destacaría tres reformas: educativa, formativa y de políticas activas de empleo.
En primer lugar, la educativa. Algo estamos haciendo mal cuando la tasa de abandono escolar es del 17%, cuando la media de la Unión Europea está en un 10%. Y todos sabemos que el desempleo se ceba en aquellas personas con menores niveles de formación. Es necesario un gran pacto por la educación, que ponga el foco en la orientación a las personas y la detección temprana de intereses.
La formación, apostando por la FP y por modelos más flexibles, menos rígidos y que garanticen la actualización rápida y ágil de los conocimientos.
Por último, una reforma de las políticas de empleo, reforzando la colaboración público-privada aprovechando el conocimiento que el sector privado tiene del mundo del empleo.
¿Qué retos debe afrontar la reforma laboral para atajar las debilidades del mercado de trabajo?
Hay diversos retos que debe afrontar la reforma laboral. Por un lado seguir potenciando los mecanismos de flexibilidad interna a las empresas que las hagan más resilientes a entornos de cambio y crisis venideras, pero al mismo tiempo que aseguren modelos de empleo estable, donde sea posible la recualificación continua, el compromiso, y el abordaje de retos como la creciente digitalización, la creación de entornos saludables y de bienestar, así como la necesaria inclusión que asegure la innovación y competitividad de las organizaciones.
Asimismo, debe mejorarse la flexibilización de los contratos formativos, sobre todo en sus aspectos administrativos de barreras de entrada (edad) o formatos de formación, que han lastrado el éxito de modalidades de contratación imprescindibles si queremos responder a lo que demandan las personas: formaciones con las que conseguir un empleo, lo más prácticas posible, y capacitación sobre todo en habilidades.
Para ello, hay también que alinear la reforma del modelo de formación (FP y universidad) con el modelo de contratación y con la normativa sobre empleo, políticas activas y otra normativa específica.
Tampoco nos podemos olvidar que el marco regulador que hasta ahora conocemos tiene límites para regular relaciones laborales cada vez más necesitadas de customización, y que al mismo tiempo puedan dar respuesta con rapidez y flexibilidad a retos ya presentes como la digitalización, la gestión de la salud post pandémica o de los ciclos de vida. Y para eso se necesita de una negociación colectiva dinámica y proactiva, al tiempo de hacerla garantista con los derechos laborales: que sea atractiva para llegar a acuerdos que permitan afrontar retos actuales y futuros, todo al tiempo de garantizar el ‘fair play’ y disuadir a aquellos intentos de utilizar algunos convenios de empresa para hacer dumping salarial.
Finalmente, hace falta “resetear” las políticas activas de empleo, no podemos seguir abordando las reformas del modelo de mercado de trabajo, los planes contra el desempleo juvenil o los esquemas de las citadas políticas activas con soluciones que han fracasado durante años.
Faltan profesionales en muchos sectores. Sin embargo, el paro juvenil es de los más altos de Europa…
España sigue siendo el país con la mayor tasa de paro juvenil de toda la OCDE. Y la crisis agudizo esta realidad: durante los primeros cuatro meses de esta reciente crisis, el paro subió entre los más jóvenes en más de diez puntos, pasando del 31,5% en el que se encontraba en el comienzo de la pandemia, hasta escalar a un máximo del 42%. España todavía no ha encontrado la forma de integrar el talento joven en el mercado laboral.
Los jóvenes españoles tienen un nivel de formación muy superior al resto de la Unión Europea. Tenemos una de las generaciones mejor preparadas, pero que convive con bolsas de colectivos con escasa cualificación. Hay una enorme brecha entre la oferta formativa y las demandas de profesionales, con poca penetración de la formación profesional, en especial en algunos sectores con mayor potencial de ocupación (industria, construcción); y un exceso de titulados en ramas de humanidades y carencia de perfiles técnicos. Hay varias razones, entre las que destacan la falta de acercamiento entre la oferta formativa y la demanda de empresas y empleadoras. Ayuda a este desequilibrio el escaso papel que tienen las políticas activas de empleo, en gran parte por falta de orientación hacia resultados tangibles en materia de intermediación, con mayor foco histórico en el pago de prestaciones y políticas pasivas, y por falta de vocación hacia la colaboración público-privada, lo que podría ayudar a mejorar mucho la situación y hacer más eficiente el gasto en estas políticas.
¿La Formación Profesional es la gran apuesta?
Sí, porque como hemos dicho hay un desajuste entre lo que demandan las empresas y lo que el modelo educativo y formativo está produciendo, cuando según nuestros datos 8 de cada 10 empresas tienen problemas para cubrir posiciones.
La formación profesional tiene una especie de estigma del pasado, que la señala como formación menor. La tasa de escolarización en FP en España ronda el 12% de los alumnos, mientras que en Europa está cerca del 30%. Hay que promover la formación profesional, ya que produce el 50% de la demanda de empleo y solo el 20% de los estudiantes toman esa decisión. Además, la tasa de empleo de los titulados en ciclos formativos de grado superior roza el 80% (79,5%), y la de los titulados en ciclos formativos de grado medio es del 74,6%.
El borrador de nueva Ley de Formación Profesional parece tener vocación de solventar algunas de las áreas de mejora de esta formación, imprescindible para dar respuesta a las demandas de profesionales en muchos sectores (industria, construcción, hostelería, etc.) y también en competencias digitales, donde la FP se muestra más versátil y adaptable a las demandas del mercado de trabajo que los ciclos universitarios.
“España todavía no ha encontrado la forma de integrar el talento joven en el mercado laboral”
¿Cuáles son sus previsiones para el año que viene? ¿Son los fondos Next Generation una oportunidad única?
Los potenciales rebrotes en contagios, confinamientos y limitaciones a la actividad pueden de nuevo reducir las previsiones de cierre de 2021 como “punto de partida” para una recuperación sostenida en 2022. Aún hay muchas incertidumbres en el horizonte, como los suministros de componentes o los precios de la energía y cómo influirán en otras economías de las que España depende como importadora o exportadora.
Hay otras variables que influirán, como la capacidad que tengamos de maximizar los fondos NextGeneration, de qué forma se transfieren al modelo productivo (reindustrialización, economía verde, transformación digital) y materializan en la generación de nuevos empleos, o el impacto que la inflación pueda tener en el consumo, la inversión o las exportaciones.
Las previsiones de cierre de 2021 en cuanto al PIB hoy se mueven mayoritariamente por debajo del 5%, y se espera un repunte en torno al 5,7% para 2022, lo que unido al impacto positivo de los referidos fondos y a la previsión de una vuelta a la normalidad en sectores muy castigados en 2020 y 2021 como el turismo, hacen que las perspectivas -dentro de la moderación- sean de creación de empleo neto muy por encima de 2021.
Al Timón
Licenciado en Derecho y Máster en Relaciones Laborales, Santiago Soler se incorporó al Grupo Adecco en 1991 y desde 1997 forma parte del consejo de administración y del comité de dirección. En el año 2002 fue nombrado secretario general, posición que sigue desempeñando en la actualidad y que compagina con su rol como responsable del área jurídica, de la de prevención de riesgos laborales, del área de comunicación y del Adecco Group Institute. Entre sus muchas responsabilidades, Soler ha participado en los últimos años en el desarrollo los planes de igualdad y de las políticas de conciliación, y flexibilidad de la empresa, así como los planes de diversidad e inclusión del grupo. Lector empedernido, entre sus aficiones también se encuentra conducir en moto y pasear por la montaña.