Virginia Miranda
El impacto de la pandemia en el sector turístico se traduce en una pérdida de 140.000 millones de ingresos y un sobrendeudamiento que lastrará su recuperación durante los próximos años. Por eso, “para ser realmente útiles”, los fondos europeos “tienen que ir más allá de la digitalización y la sostenibilidad. Tienen que ir a un modelo de transformación”. Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), recuerda que su sector no ha tenido un déficit de oferta, sino de demanda, y asegura que, tal y como está concebido, el problema del sistema de los Next Generation es que “no se va a poder ejecutar”. O se transforman las bases desde el inicio, “o el dinero a las empresas al final se va a devolver”, y para ello hay que convencer a Bruselas y al Ministerio de Economía partiendo del convencimiento del Ministerio de Turismo, que “en este caso es un aliado”. Preguntado por las previsiones para la temporada estival señala que, según los datos de prospectiva que manejan, este va a ser un buen año “si no ocurre nada excepcional”.
¿Cuál fue el impacto de la pandemia en los años 2020 y 2021 en el sector de la hostelería y el alojamiento turístico?
Hay una caída de alrededor de 140.000 millones de ingresos entre los dos años, calculamos una posible pérdida del empleo de entre un 8 y un 12%, alrededor de un 15% de las empresas en el conjunto turístico no volverán a abrir sus puertas o cambiarán de manos y se ha producido un endeudamiento muy importante. Las medidas tomadas por el Gobierno para que las empresas no desaparecieran han provocado es un sobreendeudamiento. Esto va a provocar que, posiblemente en los próximos años, haya una disminución muy importante de los beneficios porque van a tener que destinar una parte del margen a pagar los créditos.
“Habrá una disminución importante de los beneficios porque se va a destinar una parte del margen a pagar los créditos”
Habla del desempleo provocado por la crisis. ¿Sigue habiendo trabajadores en ERTE?
Sí, hay trabajadores en ERTE porque todavía hay subsectores que no se han recuperado. Del sector de eventos, de la parte de conferencias y, sobre todo, aquellos que trabajan en turismo de largo radio. Hay que darse cuenta de que todavía los mercados están cerrados. No pueden venir asiáticos, no pueden venir norteamericanos… Los requisitos de entrada en países Schengen todavía están afectados por el Covid. El pasado noviembre fue un mes extraordinariamente bueno, se sacaron a muchas personas del ERTE y de repente llegó ómicron. Teníamos previsiones de Navidad con familias y fiestas de empresa y se canceló todo, con trabajadores pero sin clientes. Las empresas están aguantando como pueden, pensando que esta ola se va a terminar y vamos a volver a tener buenas expectativas para hacer frente a los gastos que nos han ocasionado estos dos meses de parón. Pero va a significar más endeudamiento.
Habla de las consecuencias de la variante ómicron. Ustedes proponían que se delegara en las mutuas la gestión de los trámites de las altas y bajas de sus trabajadores.
Claro. Lo que no es lógico es que, cuando hay un hecho excepcional como una pandemia, se cargue a los médicos de atención primaria la gestión burocrática de altas y bajas para la seguridad social. Los médicos han de atender pacientes, no hacer papeles. Casi todas las empresas trabajamos con una mutua. Y la mutua tiene médicos expertos en salud laboral. Por qué para las contingencias y enfermedades comunes dejaban a estos facultativos que hicieran las altas y las bajas y, en cambio para la pandemia, no.
“Los problemas nos afectan de forma directa. Si hay una guerra en Ucrania, Alemania se queda sin gas y no vienen turistas alemanes”
Antes mencionaba lo difícil que es hacer previsiones en estas circunstancias, recordaba que no pueden venir asiáticos ni norteamericanos. Pero estamos en febrero y quedan meses para la temporada de verano. Después del buen comportamiento del turismo nacional en 2021, ¿confía en que el turismo internacional coja velocidad en la temporada estival de 2022?
Sí, así es. Si se acaba la pandemia, que todo parece indicar que se acaba, y si no hay otros componentes geopolíticos. Me refiero a una eventual guerra en Ucrania. Para que la gente viaje, ha de tener seguridad. Sanitaria, física. Y cada vez que hay un problema de algún tipo, nos afecta de forma directa. Si mañana hay una guerra en Ucrania, Alemania se quedan sin gas y no van a venir turistas alemanes. No habrá ómicron, pero habrá otra cosa. Es muy difícil hacer previsiones, pero tenemos datos de prospectiva y todo parece indicar que va a ser un buen año si no ocurre nada excepcional. A veces nos engañamos y nos hacemos trampas al solitario comparándonos con 2019, que fue el mejor año de la historia. Tendríamos que hacer un compendio de lo que pasó entre 2016 y 2019, todos años de crecimiento, y compararnos con ese periodo. No hay que compararse siempre con el día en que estabas mejor.
Hablando de un posible conflicto en Ucrania, quería preguntarle por los mercados emisores que esperan para la temporada de verano y particularmente por el ruso, se considera que es el que más gasta cuando viene a España de vacaciones.
La Encuesta de Gasto Turístico (Egatur) del INE pregunta al turista cuánto se gasta en sus vacaciones en España y computa también cuánto dinero destina en origen para venir. El coste de un billete de avión de un japonés o un chino es muy alto y, en cambio, el de una familia de cuatro que viene en coche desde Francia es muy barato. Parece que el esfuerzo económico de un asiático es mayor, cuando un ciudadano galo gasta más en nuestro país. El Banco de España sí contabiliza en cambio cuánto se gasta un turista aquí, cuánto paga por comer, por dormir, por peajes, por taxi y por compras.
“De los 1.900 millones para turismo, el 95% se ha dado a comunidades y ayuntamientos y no a empresas porque era difícil gestionar”
Eso es lo que realmente nos importa. Hay una clientela rusa que gasta bastante, pero otra viene con todo incluido, no sale del hotel y deja mucho menos dinero que un británico que juega al golf a Marbella. Nos interesan muchísimo los clientes rusos. En una parte de Cataluña, Baleares e incluso la Costa del Sol son muy mimados porque son muy importantes. Dicho esto, nuestra industria es la industria de la paz. En caso de que no haya paz, sufren todos. No solamente unos mercados determinados. Hay personas a las que, cuando hay conflictos, se le quitan las ganas de viajar. La gente solamente viaja cuando se siente segura y en paz.
Hace unas semanas se celebraba Fitur. ¿Qué impresiones sacaron de la feria?
Muy positivas. Porque haya vuelto el turismo de congresos presencial y porque las comunidades autónomas, los países y las empresas apostaran por estar en Fitur. Se ha notado menos presencia de público en general, pero los primeros días es una feria profesional y los profesionales no han fallado. Han venido menos personas, pero han venido quienes tenían que venir. Creo además que ha sido una decisión muy valiente de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Cuando se estuvo dudando si celebrar o no Fitur, la ITB de Berlín, la segunda feria más importante del mundo prevista para el mes de marzo, se cancelaba en noviembre por Covid. Pero la Comunidad y el Ayuntamiento decidieron seguir adelante y ha resultado ser muy buena. Mucho mejor que las expectativas.
“Gran parte del dinero que teníamos para este año no se ha ejecutado y ni siquiera hay proyectos para ello”
Los fondos Next Generation están pensados para recuperar la economía desde la sostenibilidad y la digitalización. ¿Cómo se adapta su sector?
El problema de los fondos europeos es que no llegan a las empresas. Hay que entender que el 50% de los fondos es financiación y, como he comentado al principio, estamos sobreendeudados. No es momento de inversiones en sostenibilidad porque tienes que pensar en cómo vas a pagar a tu personal y salir adelante. Todos estamos de acuerdo en que hay que intentar tener energías más limpias, pero si tienes poco dinero y estás muy endeudado vas a seguir conectado a la red porque no te queda más remedio. En cuanto a la digitalización, una parte muy importante viene de los proveedores. Nosotros, al final, utilizamos sus herramientas. ¿Qué sucede? Que la mitad de los fondos es para la financiación y la otra mitad es para la subvención de una parte pequeña de los proyectos, cuando el problema de las empresas es el apalancamiento y el endeudamiento. O las subvenciones son a fondo perdido, al menos en una parte muy importante, o se quedan vacías. De hecho, para poder cumplir los compromisos con Bruselas, el dinero se está dando de Administración pública a Administración pública.
“Cuando no ha habido un problema de demanda como ocurrió el pasado noviembre, hemos tenido el mejor noviembre de nuestra historia”
Es decir, de los 1.900 millones destinados a turismo, más del 95% se ha dado a las comunidades autónomas y los ayuntamientos y no a las empresas porque era muy difícil de gestionar. El único programa para empresas que ha salido de momento se llama Experiencias de España. En sus bases exige estar en tres comunidades autónomas, algo que sólo cumple alguna cadena hotelera, y establece un máximo de 200.000 euros repartidos en tres años, cuando de lo que se trata es de hacer un proyecto transformador. O se cambian las bases desde el inicio, a lo mejor en Bruselas o en los ministerios en España, o el dinero a las empresas al final se va a devolver. Hay que modificar el sistema de los fondos europeos porque, tal y como está concebido, el problema es que no se va a ejecutar. Ya es un hecho que gran parte del dinero que teníamos para este año no se ha ejecutado y ni siquiera hay proyectos para ello.
“La relación con el Ministerio de Turismo es muy fluida y permanente. Gracias a ella no han desaparecido las empresas por el Covid”
Entonces los fondos europeos, que están pensados para la recuperación económica, ¿no son de utilidad para la primera industria del país?
Claro que no. Durante la pandemia, el problema no ha sido nuestra oferta, somos el país más competitivo del mundo. El problema es que no ha habido demanda. El problema es que la gente no ha podido viajar, que los que querían venir a nuestro país no han podido hacerlo porque les han puesto impedimentos o porque no tenían tranquilidad. De hecho, cuando no ha habido un problema de demanda como ocurrió el pasado noviembre, hemos tenido el mejor noviembre de nuestra historia. Los fondos europeos, para ser realmente útiles, tienen que ir más allá de la digitalización y la sostenibilidad. Tienen que ir a un modelo de transformación.
Para promover ese cambio, ¿están hablando con el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio? ¿Qué tal es su interlocución con el departamento dirigido por Reyes Maroto?
Fluida. Muy fluida y permanente, tenemos muy buena relación. Gracias a esa relación no han desaparecido las empresas por el Covid. Era imposible pensar que iban a cerrarse las fronteras de nuestro país o de las comunidades autónomas y, cuando eso sucedió por la pandemia, la relación con el Ministerio fue cercanísima y las medidas que se tomaron, ERTEs, fondos ICO…, han permitido que las empresas sobrevivan. Gracias al permanente contacto, al diagnóstico de la situación y a las soluciones fruto del diálogo.
“Las compañías aéreas necesitan recuperar su conectividad total; de poco nos sirve un avión de 80 plazas, necesitamos que vengan de 300”
Como no sabíamos si iba a durar uno, dos, tres o siete meses, íbamos tomando permanentemente decisiones. Tengo que decir que la labor del ministerio ha sido muy cercana, ha entendido muy bien la situación y gracias a esa intervención mixta se han salvado una gran parte de las empresas.
¿Es receptivo el ministerio respecto a sus dificultades para acceder a los fondos y la poca utilidad de estas ayudas para dar respuesta a las necesidades del sector?
Sí. Hay tres factores. El primero es el convencimiento del ministerio de que algo hay que cambiar. Segundo, convencer de ello al Ministerio de Economía. Y, tercero, que éste convenza a Bruselas. Nosotros hablamos con todos, con Bruselas, donde tenemos una importante representación, y con Economía. Si tuviéramos la negativa del Ministerio de Turismo, poco tendríamos que hacer, pero en este caso es un aliado. No lo tiene fácil con Economía, también está el Ministerio de Agricultura pidiendo cosas o el de Transición Ecológica. Pero nuestra relación con el Ministerio de Turismo es cercana y fluida.
Tal y como está evolucionando la pandemia, ¿cuánto cree que se tardará en regresar al panorama turístico que dejamos antes del confinamiento de marzo de 2020?
Es imposible que lo pueda saber. Se tienen que dar varias circunstancias para que eso se produzca. Primero, la seguridad del cliente. Que se anime a viajar y a viajar lejos. Segundo, la conectividad aérea. Las compañías aéreas lo han pasado muy mal y necesitan recuperar su conectividad total; de poco nos sirve un avión de 80 plazas, necesitamos que vengan aviones de 300. Por otra parte, nosotros no vivimos del número de clientes, sino de las noches que pernoctan y de lo que gastan.
“Es muy importante para nosotros que la gente se anime a tener estancias más largas, a comprar en nuestro país”
De nada nos sirve que vengan 80 millones de turistas si se quedan un día, prefiero que vengan 40 millones y se queden cinco días porque son 200 millones de pernoctaciones. Con el nivel de gasto no me refiero a que queramos turistas ricos. Tenemos oferta para todos. Para los que vienen con mochila a hacer el Camino de Santiago, para los que llegan en avión privado a los resorts de ultralujo y para las familias que destinan 300 o 500 euros cada mes a gastarlos en España. Es muy importante para nosotros que la gente se anime a tener estancias más largas, a comprar en nuestro país. Eso es lo que nos da de comer. El sector turístico es un ecosistema con muchos agentes implicados. Unos damos alojamiento, otros ofrecen transporte, otros venden pantalones y otros sirven cerveza. Muchas veces nos equivocamos pensando que el sector turístico sólo representa a una parte de los actores, y tan sector turístico es Mahou San Miguel como la cadena Iberostar.
De un vistazo
Ramón Estalella Halffter (Madrid, 1962) es secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT) desde su creación en 2004, así como del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) y de la Fundación CEHAT.
Licenciado en Derecho por el CEU Madrid, es también Executive MBA por el IE Business School. Cuenta con formación especializada en finanzas internacionales, recursos humanos, ética empresarial y marketing internacional en universidades como Oxford y Viena.
En la actualidad, además de su responsabilidad en CEHAT, es miembro del Consejo de Turismo y Medioambiente de CEOE y miembro del Comité Ejecutivo de Hotrec (Hotels, Restaurants and Coffees in Europe), la patronal hotelera europea.
Con anterioridad a su implicación en el sector hotelero, ha trabajado en el área financiera (Aon Gil y Carvajal), industrial (Firestone), asociativa (Ashotel) y sanitaria (Hospiten).
Su labor en la confederación de hoteles la combina con la docencia como profesor asociado en varias universidades españolas y escuelas de negocio, y entre 2012 y 2017 dirigió el Programa Superior de Turismo del Instituto de Empresa.