La Entrevista de la Semana / Mercedes Cobo ■
“Estamos habitualmente invertidos en unas 45 compañías, y de éstas, las 20 primeras inversiones suelen representar un 65%-70% del total del patrimonio invertido”, explica Luis Urquijo. Indica que no mantienen una estrategia predefinida en los fondos ni por geografías, ni por sectores ni por tamaños, pero que se encuentran más cómodos invirtiendo en compañías de pequeña o mediana capitalización, con negocios más sencillos de entender y equipos directivos o accionistas de referencia fiables. “Tenemos un cierto sesgo hacia compañías industriales y menos quizás hacia compañías de servicios, pero no nos cerramos a nada si lo entendemos bien y ofrece una razonable cantidad de valor”.
En 1999 crearon Muza Sicav y en 2018 nace Muza Gestión. ¿Cómo ha sido su trayectoria?
En cierta medida la SICAV ha sido el embrión que permitió crear Muza Gestión en 2018. La SICAV nació efectivamente hace ya casi 24 años, durante todo este tiempo, tanto los gestores como los inversores, hemos ido interiorizando un modo de entender y hacer las inversiones, lo que nos ha permitido alcanzar unos resultados razonablemente satisfactorios (el valor de las acciones de la SICAV se han multiplicado por nueve veces en este tiempo a tasas anualizadas compuestas de casi un 10%). Al rebufo de esta experiencia, y en cierta medida también obligados por el tamaño que fue adquiriendo la SICAV, nos vimos en la necesidad de formalizar y profesionalizar definitivamente el día a día de nuestra gestión creando en 2018 la SGIIC y lanzando un fondo de inversión al mismo tiempo, que a día de hoy convive también con la SICAV bajo el paraguas de Muza Gestión.
“Nuestras principales inversiones están en estos momentos centradas en Atalaya (minería de cobre), Int. Petroleum Corporation (petrolera), Sacyr (concesiones) y Repsol”
¿En qué momento se encuentran?
Pues nos encontramos ya, tras casi 5 años de vida de la gestora bastante satisfechos con la decisión que tomamos de lanzarla. Hemos pasado en este tiempo por cosas totalmente imprevisibles como han sido la pandemia y la guerra en Ucrania, que han ocasionado, más allá del drama humano, una fuerte incertidumbre sobre muchas cuestiones y la ya bien conocida y sufrida inflación, que ha llevado a los bancos centrales a una de las mayores subidas de tipos de interés de la historia reciente de la economía. Han sido, en definitiva, unos años muy complejos y de enorme dificultad para el día a día de nuestra actividad que es intentar invertir bien. Y decíamos que estamos satisfechos, porque durante estos años transcurridos entre la pandemia y la guerra, hemos conseguido seguir ganando dinero para todos nuestros inversores, en concreto el fondo que lanzamos nuevo (MUZA FI), en sus algo más de 3 años de vida (nació en junio del 2019) rentabilidades superiores al 60%.
¿Cuál es su modelo y filosofía de inversión?
Nuestra filosofía es invertir con coherencia y prudencia buscando las ineficiencias de valor que ofrecen los mercados de manera recurrente. Buscamos empresas infravaloradas, lo que comúnmente se denomina inversión en “valor” en un entorno donde fluctúan mucho más los precios de sus acciones que el valor intrínseco de sus negocios. Huimos de lo que no entendemos y tenemos una vocación de largo plazo y de estar permanentemente invertidos.
¿Cómo es su cartera? Hábleme, por favor, de sus fondos.
Tenemos actualmente un fondo de inversión y una SICAV con un patrimonio conjunto de unos 230 millones de euros, las carteras son prácticamente idénticas en ambos vehículos, lo que permite al inversor decidir cómo invierte en función de sus preferencias por uno y otro vehículo de inversión. Estamos habitualmente invertidos en unas 45 compañías, y de éstas, las 20 primeras inversiones suelen representar un 65%-70% del total del patrimonio invertido. No hay una estrategia predefinida en los fondos ni por geografías, ni por sectores ni por tamaños, dicho esto, generalmente nos encontramos más cómodos invirtiendo en compañías de pequeña o mediana capitalización, con negocios más sencillos de entender y equipos directivos o accionistas de referencia “fiables”. Tenemos un cierto sesgo hacia compañías industriales y menos quizás hacia compañías de servicios, pero no nos cerramos a nada si lo entendemos bien y ofrece una razonable cantidad de valor. Los fondos están permanentemente invertidos.
Están entre los vehículos europeos más rentables a tres años… ¿Cuáles son las claves de este éxito
Pues la verdad no creo que tengamos ninguna receta mágica. Lo que si es cierto es que los resultados llegan si sigues algunas reglas básicas, que para nosotros son: estar permanentemente invertidos en las compañías en las que crees y no gestionar el riesgo sistemático, intentar entender que es lo que te viene por delante que aún no es evidente para los mercados y las compañías donde inviertes, e intentar anticiparte, ser pacientes, no sobre pagar por las inversiones, y huir de los excesos que producen los miedos y las euforias de los mercados, intentando estar siempre en el otro lado de la plaza si es posible.
¿Tienen preferencia por Europa y por España en especial?
Tenemos preferencia por todo aquello que ofrece una valoración atractiva y entendemos bien. Nos gusta tener exposición al crecimiento global a través de las compañías que mejor conocemos, que generalmente son las que están más cerca de ti, por eso invertimos en muchas compañías españolas que creemos conocemos bien desde hace muchos años y eso no significa que tengas mucha exposición a España, es más, muchas de estas compañías tienen una gran parte de sus beneficios operativos fuera de España, hablar sólo de la segmentación geográfica por la residencia fiscal de la compañía donde inviertes o por el mercado donde cotiza, es desde nuestro punto de vista un error de concepto, lo realmente relevante es donde operan los negocios de las compañías, y en este sentido, creemos que tenemos bastante exposición a la economía global.
¿Qué inversiones tienen un peso significativo en su cartera?
Nuestras principales inversiones están en estos momentos centradas en Atalaya (minería de cobre), Int. Petroleum Corporation (petrolera), Sacyr (concesiones) y Repsol.
¿Cómo ve los mercados? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones?
Hemos arrancado este 2023 con un entorno de mercados muy positivo, alentados sobre todo por unos datos de inflación en descenso, que han permitido a la Fed dejar entrever el fin próximo de subidas de tipos.
Si el año 2022 estuvo marcado por la pronunciada y rápida subida de los tipos de interés en respuesta a unas tasas de inflación no vistas desde hace 30 años, este año 2023 debería ser el año donde se comiencen a ver los efectos de dichas subidas. Nos parece algo arriesgado asumir que la inflación acumulada hasta la fecha y el nuevo contexto de tipos de interés no van a acabar teniendo un impacto en el consumo y en los resultados empresariales. De hecho, este es el objetivo que persiguen que los bancos centrales: ‘enfriar’ la economía.
Es una realidad que aquella parte de la inflación, que se generó como consecuencia del ‘arranque’ de la actividad económica después de la pandemia, se está corrigiendo porque las principales causas que la produjeron, especialmente los problemas logísticos y de abastecimiento, se han resuelto prácticamente.
“Es difícil pensar que la inflación pueda volver a tasas del 2% si antes no se corrigen las tensiones del mercado laboral”
También es una realidad que los precios de la energía y de las materias primas que, en parte también se vieron sobrecalentados por el reinicio de la actividad tras la pandemia, han retrocedido hacia niveles más razonables y, aunque de media siguen cotizando entre un 20% y un 40% por encima de lo que lo habían hecho entre el 2016 y el 2019, van a permitir por ahora también unos mejores datos de inflación.
Sin embargo, sigue existiendo un problema estructural en cuanto al mercado laboral se refiere. El pasado 3 de febrero conocíamos los datos laborales revisados en EE.UU. para el mes de enero, con nada menos que 500.000 empleos frente a los 187.000 que se esperaban (por encima de los 260.000 empleados de diciembre, cifra que además se revisó al alza), lo que llevó la tasa de desempleo al mínimo de los últimos 50 años.
Es difícil pensar que la inflación pueda volver a tasas del 2% si antes no se corrigen las tensiones del mercado laboral. Para ser más concretos, los salarios no deberían crecer por encima del 2% (4,4% actualmente) si queremos que no sean una fuente de tensión inflacionaria. Esto es complicado que suceda si antes no caen los beneficios empresariales que, por cierto, en EE.UU. han estado creciendo a tasas compuestas del 12% en el periodo 2019-2022 (empujados en gran medida por la fuerte expansión monetaria), lo que básicamente duplica el ritmo normal de crecimiento histórico de los beneficios en este país (6%). Dicho de otra manera, el crecimiento ha estado claramente sobrecalentado.
La vuelta a la normalidad implicaría que estos beneficios caigan o que al menos no crezcan durante un cierto tiempo para adecuarse a la media de crecimiento histórica.
El Personaje y su Imagen
Licenciado en Business Administration por la European Business School, Luis Urquijo es el consejero delegado de Muza Gestión SGIIC desde el año 2018.
Durante los últimos quince años ha estado ligado de forma permanente al seguimiento y análisis de compañías cotizadas, tanto a nivel nacional como europeo, siempre bajo la filosofía del “value investing”. Desde 2014 hasta su incorporación a Muza Gestión de Activos, ha sido director de Inversiones de Ábaco Capital, y previamente permaneció ocho años como socio-director en Horizon Capital asesorando distintos vehículos de Inversión, entre otros ha sido consejero delegado de La Muza Inversiones SICAV desde el año 2011.Tiene un Máster en Dirección Financiera por el IE y PADE por el IESE.