La Crisis del Coronavirus / Virginia Miranda
El Ministerio de Agricultura presentaba hace unas semanas un paquete de ayudas para tratar de mitigar los efectos de la guerra en Ucrania sobre un sector, el primario, que ya venía padeciendo el incremento de los costes de producción desde el segundo semestre de 2021 y los efectos de una climatología que amenaza los cultivos de regadío. El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Lorenzo Ramos, valora la aportación pública, pero echa en falta a las comunidades autónomas y advierte de que, si no se resuelve el problema de la sequía, será necesario tomar más medidas. Preguntado por la digitalización y la sostenibilidad en el campo, requisitos para acceder a los fondos europeos de recuperación, recuerda que “somos los primeros en sufrir las consecuencias del cambio climático” y asegura que llevan años trabajando en la adaptación de los cultivos con la ayuda de las nuevas tecnologías. También en las explotaciones agrarias familiares, modelo mayoritario en España que, sostiene, hay que defender. “Somos partidarios de que, en lugar de montar una explotación con 30.000 vacas de leche, se pongan en marcha 300 explotaciones con 100 vacas. Están más dispersas en el territorio” y “generan actividad y vida en el mundo rural. Algo que las macrogranjas y ganaderías intensivas no hacen”, subraya. Por eso espera un reconocimiento de la sociedad y de las Administraciones Públicas hacia un sector que, recuerda, a principios de 2020 aparcó sus reivindicaciones para que, a pesar de la pandemia, no haya habido problemas de abastecimiento de alimentos.
Quería preguntarle por los acontecimientos más recientes que, de forma particular, han afectado al sector primario. Las ayudas aprobadas por el Gobierno para apoyar al campo por los daños económicos derivados de la guerra en Ucrania, ¿serán suficientes si el conflicto se prolonga o harán falta más medidas?
El Gobierno ha planteado las medidas hasta el 30 de junio a la espera de ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Nosotros creemos que el paquete presentado el Ministerio de Agricultura es un paquete importante que recoge dinero de los Presupuestos Generales del Estado y del fondo de reserva de crisis de la Unión Europea, pero notamos que falta apoyo por parte de las comunidades autónomas. Hasta ahora no han puesto nada y esperamos que cofinancien de alguna forma las ayudas. En principio se han establecido para los sectores ganaderos, que vienen padeciendo el incremento de los costes de producción desde el segundo semestre de 2021, y ahora esperamos que el resto de medidas puedan servir para los demás sectores y, si es necesario, las ayudas directas se establezcan también para los agrícolas que puedan tener problemas.
“Si se resuelve el problema de la sequía, mejor, pero si no hay que estar preparados para arbitrar ayudas para agricultores y ganaderos que lo pasan mal”
En España estamos teniendo problemas no sólo por el aumento de los costes de producción, también con la climatología. En la cuenca del Guadiana y la cuenca del Guadalquivir, mucha gente no va a poder regar en sus explotaciones y, sin embargo, recientemente hemos tenido unas tormentas, inundaciones y heladas que han hecho muchísimo daño en prácticamente toda la geografía española, principalmente en la zona del este y el noreste. La mayor parte de los cultivos están asegurados, pero los daños han sido tremendos.
¿Qué es lo que más les preocupa de lo que pueda ocurrir en el corto y medio plazo?
Para el sector de la leche, de vaca, de oveja y de cabra, se ha establecido un presupuesto de ayudas directas de 169 millones de euros, ayudas muy interesantes para gente que lo estaba pasando mal incluso cerrando sus ganaderías. También se han activado ayudas por valor de 194 millones de euros destinados principalmente al vacuno, al ovino, al caprino, a los sectores de la carne que también están teniendo muchos problemas, sobre todo por el encarecimiento de los costes de producción. Nosotros creemos que tiene que haber otras ayudas directas para las tierras de regadío que en buena parte se van a quedar sin sembrar porque no hay agua. Se está estudiando la posibilidad de cultivos alternativos con la flexibilización para sembrar tierras de barbecho.
“No se trata sólo de tener las herramientas digitales en la casa del agricultor, sino en su explotación”
Pero se trata de una situación complicada, tenemos que comprobar qué ocurre a lo largo del mes de abril y, si se resuelve el problema de la sequía, mejor, pero si no hay que estar preparados para arbitrar también ayudas para los agricultores y ganaderos que lo pueden estar pasando mal.
Antes de la actual coyuntura, el tejido productivo español esperaba beneficiarse del reparto de los fondos de recuperación europeos. ¿La Administración ha puesto a disposición de las empresas, también de las asociaciones que las representan, las herramientas suficientes para conocer las ayudas y poder acceder a ellas?
Como organizaciones agrarias, no hemos tenido participación directa. Varios ministerios han puesto en marcha un plan estratégico de recuperación del sector agrario que se está centrando, principalmente, en la digitalización, que nos muy parece interesante y nos hace mucha falta. Con lo vivido durante la pandemia y viendo la situación que nos espera en los próximos tiempos, necesitamos en nuestras explotaciones y en nuestros pueblos toda la infraestructura digital disponible para poder desarrollar nuestra actividad. También comercial, mucha gente ha abierto nuevas vías para la venta de sus productos a través de internet. Para ello, cuentan con nuestro apoyo y estamos participando en todo lo que podemos.
¿Están los ganaderos y agricultores trabajando en esa digitalización del sector para acceder a esas ayudas y además ser más competitivos? Porque esa es también una de las premisas de los fondos de recuperación.
Para el ahorro de costes en nuestras explotaciones y para abrir canales de comercialización de nuestros productos debemos aprovechar al máximo las tecnologías y en ello venimos trabajando en estos últimos tiempos.
“Hemos conseguido llevar la agricultura de máxima precisión a las explotaciones agrarias familiares”
Estamos muy interesados y creemos que es absolutamente necesario. De no hacerlo, no va a ser posible que podamos tener un desarrollo paralelo al del resto de la sociedad. Por eso estamos muy implicados y exigiéndoles a las Administraciones, especialmente a las comunidades autónomas que conocen perfectamente su territorio, que hagan un esfuerzo. No se trata sólo de tener las herramientas digitales en la casa del agricultor, sino en su explotación. Es un trabajo que hay que hacer entre todos y, desde luego, nosotros estamos implicados en ello.
¿La transformación digital puede solventar los riesgos a los que se enfrenta el campo? Por ejemplo, para optimizar el uso del agua.
Efectivamente, nosotros llevamos muchos años trabajando en la adaptación de los cultivos al cambio climático. Somos los primeros que sufrimos sus consecuencias y sus riesgos. La agricultura de máxima precisión, que la gente piensa que sólo se puede desarrollar en grandes explotaciones, hemos conseguido llevarla a las explotaciones agrarias familiares. Tenemos ejemplos como el de una comunidad de regantes de León, donde han realizado estudios del terreno tanto para el ahorro del agua como para el ahorro de fertilizantes. Están consiguiendo un aumento importante de la producción de forraje y de maíz con una reducción considerable de los costes de producción y garantizando que cada año puedan tener esas cosechas. En parcelas de diez, doce o quince hectáreas. Estamos muy implicados en todo lo relacionado con el cambio climático y estamos llevando a cabo experiencias en el territorio nacional. Incluso, como decía, dentro de una comunidad de regantes donde muchos agricultores, con pequeñas explotaciones, se están aprovechando de esas inversiones en nuevas herramientas de digitalización.
“Llevamos muchos años trabajando para ser lo más sostenibles posible, de hecho, somos los primeros que percibimos los daños del cambio climático”
Menciona el cambio climático y ese es otro de los requisitos de los fondos europeos, que los proyectos que opten a las ayudas sean sostenibles.
Los agricultores y ganaderos llevamos muchos años trabajando para ser lo más sostenibles posible, de hecho, somos los primeros que percibimos los daños que provoca el cambio climático. Para eso hay un modelo que mayoritariamente está haciendo ese esfuerzo en sostenibilidad, el modelo de la agricultura y la ganadería familiar que nosotros representamos. Los agricultores y ganaderos de las explotaciones familiares están muy preparados, son capaces de reaccionar ante un incendio o de resolver los problemas del campo. Estamos muy mentalizados, trabajamos en ello desde hace mucho tiempo y seguimos haciéndolo.
¿En qué proyectos trabajan desde UPA?
Nosotros no paramos. Creo que somos la única organización agraria que estamos haciendo programas de adaptación de los cultivos al cambio climático. En algún caso hemos logrado el apoyo de la Administración y últimamente hemos conseguido el respaldo de empresas privadas. Estamos trabajando para poner en valor todas aquellas explotaciones que están haciendo un esfuerzo en materia de desarrollo sostenible. Hace varios años creamos los premios ‘Sostenibles por naturaleza’, donde destacamos aquellas diez o doce explotaciones de agricultura, de ganadería extensiva, de ganadería intensiva, de mujeres o de jóvenes, de gente que está trabajando en la sostenibilidad.
¿Cómo asistieron al debate y a la pelea política a cuenta de la ganadería extensiva, la ganadería intensiva y las macrogranjas?
“Hay que definir qué es una macrogranja e intentar no favorecer modelos de concentración que no son precisamente un modelo de sostenibilidad”
Somos defensores del modelo de agricultura y ganadería familiar. Es el modelo que ha tenido la capacidad de garantizar durante la pandemia, en un país como el nuestro, que no hayamos tenido ningún problema de abastecimiento. Los agricultores y ganaderos que a principios de 2020 nos estábamos manifestando por las calles del país porque teníamos una situación complicada, igual que la tenemos ahora, cuando estalló la pandemia aparcamos nuestras reivindicaciones, nos fuimos a trabajar y aquí no ha habido problemas de suministro de alimentos. Aquí, en España, el modelo mayoritario es el de agricultura y ganadería familiar y esto tendría que tenerlo muy en cuenta la sociedad en general pero, sobre todo, las Administraciones públicas.
Este modelo, que como antes decía está pegado al territorio, produce alimentos sanos, seguros y saludables y puede garantizar la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, se está viendo presionado por el modelo de explotación super intensivo. Bien sea en macrogranjas o en explotaciones super intensivas del olivar, los almendros e incluso los frutales. Modelos puestos en marcha, sobre todo, por fondos de inversión, a los que no les preocupa lo que pueda estar pasando en nuestros pueblos cada día y a lo único que vienen es a ganar dinero de la manera más fácil posible. Estos modelos estarán hasta que les salgan las cuentas. Cuando no sea así, desmontarán el negocio y se irán a otra zona. Ya lo hemos visto en otros sectores de producción como el del automóvil. Por eso estamos haciendo un llamamiento para cuidar el modelo de agricultura y ganadería que tenemos en nuestro país.
“Nosotros lo decimos cada día. Donde desaparecen agricultores y ganaderos, acaba cerrándose el pueblo”
Creemos que tiene que haber decretos de regulación de todos los modelos de explotación. Hay que definir qué es una macrogranja e intentar no favorecer esos modelos de concentración que no son precisamente un ejemplo de sostenibilidad. Somos partidarios de que, en lugar de montar una explotación con 30.000 vacas de leche, se pongan en marcha 300 explotaciones con 100 vacas. Están más dispersas en el territorio, las familias residen en los pueblos y generan actividad y vida en el mundo rural. Algo que las macrogranjas y ganaderías intensivas no hacen.
¿Potenciar este modelo de agricultura y ganadería familiar sería una respuesta a la España vaciada?
Por supuesto. Una de las consecuencias de la agricultura y la ganadería familiar es que generamos actividad en los talleres, en los bares, en los comercios de los pueblos. Con las nuevas tecnologías de las que hablábamos antes, afortunadamente el del campo ya no es un trabajo esclavo. Si a la gente joven le parece atractivo trabajar en el mundo de la agricultura y la ganadería, siempre que le salgan las cuentas como en cualquier otro sector, se trata de un modelo de lucha contra la despoblación. Nosotros lo decimos cada día. Donde desaparecen agricultores y ganaderos, acaba cerrándose el pueblo.
Usted lo recordaba antes, agricultores y ganaderos fueron de los pocos que no pararon durante el confinamiento. Decía también que han de darse cuenta de ello la sociedad y las Administraciones. ¿Es un reproche, no hemos sido conscientes de la importancia del sector primario y le debemos un reconocimiento?
“Queremos los mismos servicios que las grandes ciudades. No sólo la digitalización, también la educación, la sanidad y los servicios sociales”
Las noticias pasan demasiado deprisa y, probablemente, la gente no se acuerda de marzo de 2020, del miedo en las colas del supermercado pensando que podría haber problemas de abastecimiento. Los pudo haber con los productos de higiene, pero no los hubo con productos alimentarios. Tenemos que hacer una reflexión y pensar por qué fue así. En otros países de la Unión Europea sí faltaron algunos alimentos, en España no porque producimos de todo y, sobre todo, porque tenemos mayoritariamente ese modelo de agricultura y ganadería familiar. El reconocimiento que queremos de la sociedad y de las Administraciones públicas es que se tenga en cuenta lo necesarios que somos, que queremos seguir viviendo de nuestro trabajo en nuestros pueblos, con nuestras familias, con nuestros hijos y nuestros mayores, teniendo los mismos servicios que las grandes ciudades. No sólo la digitalización, también la educación, la sanidad y los servicios sociales.
Queremos desarrollar nuestra actividad haciendo frente a todos los retos del cambio climático. El mayor reconocimiento que podemos tener de la sociedad y las Administraciones públicas es que sepan que estamos ahí, que somos necesarios y que tenemos que mantenernos con nuestro trabajo haciendo frente a las muchísimas inversiones que han de hacerse cada año en explotaciones agrícolas y ganaderas. Quién iba a decir en enero de 2020 que íbamos a tener una pandemia como la que estamos pasando o que iba a haber una guerra en Europa que puede provocar una falta de suministros. Por tanto, estemos preparados, no desmontemos algo que funciona y apoyémoslo todo lo que podamos.
“El mayor reconocimiento de la sociedad y las Administraciones es que sepan que estamos ahí y que somos necesarios”
De un vistazo
Lorenzo Ramos Silva (Badajoz, 1958) es secretario general de UPA. Cursó estudios de Maestría Industrial. Es agricultor, tiene una explotación agraria en la que produce frutas, flores y plantas naturales de invernadero.
Nombrado secretario general de UPA Badajoz en 1989 y secretario general de UPA Extremadura en abril de 1999. En diciembre de 2001 fue elegido secretario general de UPA-UCE Extremadura, tras el proceso de unificación con la UCE.
Fue presidente de la Cámara Agraria Provincial de Badajoz. Hasta el 4º Congreso Federal de UPA desempeñó las funciones de secretario de Producciones Vegetales en la Comisión Ejecutiva. En el 5º Congreso fue elegido vicesecretario general, puesto de nueva creación en ese congreso. En mayo de 2004, tras la dimisión del anterior secretario general, Fernando Moraleda, fue elegido secretario general en un Comité Federal Extraordinario. En el 6º Congreso de UPA fue elegido como nuevo secretario general, siendo reelegido en los tres siguientes congresos.
Desde 2009 hasta 2013 fue vicepresidente del Comité de las Organizaciones Profesionales Agrarias europeo (COPA), cargo para el que fue reelegido en 2016. Asimismo, Lorenzo Ramos acude como representante de UPA a las reuniones de la Organización Mundial de Agricultores (WFO).
Ramos es presidente de la Fundación de Estudios Rurales, creada en el seno de UPA para impulsar debates y difundir ideas relacionadas con el medio rural. Ramos fue también uno de los impulsores de la creación de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) y de la agriagencia de cooperación al desarrollo ACODEA, de la que es también presidente.