Al Grano / A.S.A.
El Plan de Rehabilitacion de Viviendas y Regeneración Urbana que anunció hace unas semanas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que servirá como hoja de ruta para el reparto de los fondos europeos, ha generado opiniones cruzadas. Celia Pérez, directora general de Propamsa –compañía de soluciones innovadoras y construcción saludable perteneciente a Cementos Molins–, argumenta cómo desde el sector de la construcción y la distribución de materiales se considera un proyecto ambicioso y cómo este proyecto da respuesta directa “a una coyuntura preocupante”.
El tema de la rehabilitación de nuestras viviendas ha generado mucho interés en las últimas semanas. ¿Por qué es un tema tan importante?
Por dos razones fundamentales: nuestro parque inmobiliario es antiguo y requiere un empuje por parte de la Administración. Además, no solo el tráfico contamina y nuestros edificios son responsables de un 40% de las emisiones contaminantes de las grandes urbes.
El 75% de nuestras viviendas se construyó antes de que estuvieran en vigor las primeras Directivas sobre eficiencia energética. Además, de un parque con 26 millones de inmuebles, sólo un 5% de ellos están construidas atendiendo al Código Técnico de la Edificación (CTE), un 40% están construidos con la normativa básica de 1979 y un 55% sin ninguna normativa, según cálculos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). Si a estos problemas de carácter medioambiental, sumamos que un 10% de esos edificios necesita urgentemente acometer obras de conservación por su estado ruinoso o deficiente, y que un 50% tiene problemas de accesibilidad, puede comprenderse la necesidad real de una oleada de renovación urgente, destinada a alcanzar la tasa de rehabilitación anual del 3% recomendada por la UE, muy superior a la del 0,12% que se registra actualmente en España.
¿Por qué nos resistimos tanto a rehabilitar?
España presenta un importante déficit en renovación del parque inmobiliario, es evidente, como vemos en los datos. Y esto es un riesgo aún mayor cuando la vivienda es la principal palanca de riqueza de las familias españolas, pues el deterioro de su valor por obsolescencia erosiona también su riqueza asociada. Tanto en rehabilitación como en reformas, la mayor parte de proyectos son lavados de cara.
El enorme desfase entre tasa de rehabilitación y envejecimiento no responde sólo a un determinado modelo de propiedad que es el que impera en nuestro mercado (los edificios, las viviendas plurifamiliares), sino también a la ausencia de estímulos orientados a generar una demanda más exigente en términos de calidad.
¿Y qué se puede hacer? ¿Son entonces los fondos esta ayuda que necesita este sector para empezar a moverse?
Por razones lógicas, no podemos cambiar la estructura del parque de viviendas, de base plurifamiliar, pero sí es posible actuar sobre los prejuicios que restan valor al sector de la construcción y que constituyen barreras para su desarrollo. Y también es posible diseñar desde las instituciones modelos claramente orientados a ello. El punto de partida debe venir del diseño de políticas capaces de crear incentivos en los usuarios tanto en el plano colectivo como individual: tender a intereses, prioridades, necesidades, etc… que incentiven a los usuarios a invertir en rehabilitación en términos de mejora cualitativa de sus edificios y viviendas.
La rehabilitación es un producto que compite en el gasto de los hogares con otros productos semejantes en naturaleza del gasto y beneficios esperados. Y, por tanto, debemos potenciar su atractivo. Esta partida, como digo, puede ser el empuje definitivo que necesita el sector para cumplir con los objetivos de rehabilitación.
¿Tienen calculado en el sector qué retorno económico podría suponer esta inversión en rehabilitar nuestras viviendas?
Solo en clave macroeconómica, de acuerdo con Seopan -la Asociación de Empresas Constructoras-, los fondos públicos destinados a este tipo de actuaciones promueven una actividad que los multiplica por 6,5, generando 188.000 puestos de trabajo por millón de euros invertido, reduciendo los costes de desempleo un 95% del valor de la subvención y produciendo un retorno fiscal que los multiplica por 1,9.
En términos de sostenibilidad, confort en el interior de nuestros hogares o ahorro en nuestras facturas, el impacto es más intangible pero sin duda infinitamente mayor.
“Un 99% de las viviendas sufren pérdidas de energía innecesarias que obligan a subir o bajar el termostato, lo que lleva asociado un aumento en los costes de la factura”
Precisamente, profundizando en el tema de la sostenibilidad y el consumo energético ¿por qué afirma de forma tajante que nuestros edificios son grandes depredadores de energía?
Según los cálculos que manejamos en el sector, teniendo en cuenta la antigüedad del parque inmobiliario, un 99% de las viviendas en nuestro país sufren pérdidas de energía innecesarias. Estas fugas de calor en invierno o de frío en verano obligan a subir o bajar el termostato, lo que lleva asociado un aumento en los costes de la factura energética y las consecuentes emisiones a la atmósfera.
¿Qué tipo de actuaciones pueden ayudar a cumplir los objetivos que se ha marcado el Gobierno?
Conscientes de esta coyuntura, el objetivo que se ha marcado el Gobierno es acometer en torno a 500.000 actuaciones de rehabilitación de vivienda entre 2021 y 2023 y alcanzar las 300.000 viviendas intervenidas anualmente a partir del año 2030. Uno de los requisitos marcados por la Comisión Europea para dar el visto bueno a estos planes es que estas actuaciones permitan una reducción media del consumo de energía primaria no renovable superior al 40%. De esta forma, podrían reducirse las emisiones de dióxido de carbono en 650.000 toneladas al año y el consumo de energía primaria descendería en 3.000 gigavatios hora.
Pero la eficiencia energética es una tarea mucho más profunda que requiere una actuación integral en la envolvente térmica de nuestros edificios. Por ejemplo, considerando que un tercio de la energía que se escapa de los hogares lo hace a través de los puentes térmicos; puntos críticos como los pilares, cajas de persianas, huecos de ventanas o balcones en los que se rompe la continuidad aislante, la solución pasa por instalar sistemas de aislamiento térmico por el exterior (SATE) que acaban con estos puntos fríos, mejoran el confort interior, reducen un tercio de las emisiones que los edificios lanzan a la atmósfera y ahorran al menos un 30% en la factura energética. Además, según las previsiones, todo indica que estos sistemas serán el principal responsable de la mejora energética del parque de viviendas para 2030.
De cara a que el usuario conozca más acerca de estos sistemas que ahorran en la factura energética, rehabilitan nuestros edificios y mejoran la calidad de vida en casa ¿en qué consisten exactamente?
De forma llana, estos sistemas se encargan de abrigar el edificio por el exterior con una piel aislante e impermeable, que lo protegen del frío y del calor, así como frente a otros agentes naturales como la lluvia. De esta manera se acaba con el denominado efecto ‘pared fría’, que a menudo obliga a subir o bajar el termostato provocando ese derroche innecesario de energía y las consecuentes emisiones a la atmósfera, además de con las condensaciones y humedades que aparecen por causa de la lluvia. Al ser una instalación que se realiza por el exterior de la vivienda, no reduce espacio interior -que con los sistemas tradicionales se ve mermado- y se puede permanecer en ella durante su instalación. Asimismo, este tipo de sistemas que aumentan el confort y la calidad de vida en casa, también mejoran y modernizan la imagen de los edificios e incluso pueden revalorizarlos más de un 20%, según datos de Andimac, la patronal de la reforma.
Para terminar, ¿qué opina sobre la deducción en el IRPF por obras de reforma y rehabilitación?
En la misma línea que el Plan que comentábamos anteriorimente, la intención del Gobierno de recuperar esta bonificación fiscal para actuaciones que cumplan con unos determinados requisitos de mejora de la eficiencia energética puede ser un revulsivo para el sector. La deducción más básica, del 20%, la podrán solicitar quienes hagan reformas que reduzcan al menos un 7% la demanda de calefacción y refrigeración de la vivienda. Este incentivo escalará hasta el 40% siempre que la mejora energética suponga una reducción de un 30% del consumo de energía primaria no renovable y hasta el 60% en el caso de que la rehabilitación contribuya a la mejora de la eficiencia en edificios completos de uso predominantemente residencial.
Es cierto que las medidas fiscales sirven para apuntalar las políticas, también en materia de vivienda. Pero creemos que conviene acompañarlas con otro tipo de medidas para preparar el mercado de la rehabilitación energética ante la llegada de las ayudas comunitarias.
¿A qué tipo de medidas se refiere?
En línea con la patronal Andimac, vemos muy interesantes las bonificaciones para los vecinos de comunidades de propietarios que acometan obras de rehabilitación energética en su edificio, de manera que se generarían mayores incentivos para reformar las viviendas. Consideramos que hay que alinear el interés de la Administración en reducir consumos energéticos y emisiones con el de los ciudadanos en mejorar sus viviendas. Y en este marco convendría poner en marcha iniciativas como un Fondo de Garantía para hogares vulnerables, impulsar líneas de ayuda directa o incluso crear nuevos productos financieros orientados exclusivamente a este tipo de actividades.
Al Timón
Celia Pérez, a la que se puede considerar como una directiva comprometida la eficiencia energética de nuestros edificios, asumió como un reto personal y profesional la dirección general de Propamsa que la llevó a mudarse de su Galicia natal a Barcelona hace ya más de tres años. Ingeniera técnica industrial especializada en estructuras, esta directiva y madre de dos niños, conoce como pocos el sector de la construcción y la distribución de materiales, pues prácticamente ha dedicado toda su carrera a Precon, empresa de Cementos Molins –uno de los grupos más importantes de esta industria en nuestro país– al que llegó hace más de 20 años. Trabajadora incansable por desarrollar la sostenibilidad del sector desde todos sus ejes, es una convencida de la necesidad de rehabilitar un parque inmobiliario antiguo que actúa como un auténtico depredador de energía.