La Entrevista de la Semana / Maite Nieva
Entender e interiorizar la distinción entre inversión con impacto e inversión para impactar da respuesta a las bondades de integrar estos factores en las carteras y desmonta el mito de que la inversión sostenible es menos rentable que la tradicional, explica la directora de Inversiones y de Impacto de la agencia de valores Portocolom. El programa de inversión en proyectos de impacto depende de las inquietudes de cada cliente, dice Ana Guzmán, si bien buscan combinar proyectos con un foco local con otros con vocación global, así como en países emergentes. En España están invertidos en tres fondos con impacto españoles, y tienen posiciones en unas 15 empresas sociales.
Hace dos años, dejó el cargo como responsable en España de una gestora multinacional para enfocarse en la inversión de impacto económico social y medioambiental, ¿qué le llevó a dar un salto de estas características y cómo ha sido su experiencia tras su incorporación a Portocolom?
Una de las ventajas de un puesto con proyección internacional es que permite observar tendencias en otros países. Desde 2015 veía cómo, cada vez más clientes de otros países demandaban mayor rigor y aplicación de criterios sostenibles. Además, tuve la oportunidad de conocer las bondades de la inversión con impacto, materializada en empresas cuyo objetivo es dar respuesta a retos sociales o medioambientales buscando, además, una rentabilidad financiera, y su efecto transformador. Era cuestión de tiempo que esta tendencia llegase a España y, dado que aquí apenas había conciencia desde el lado inversor, la necesidad de un asesoramiento independiente de los fabricantes de producto (gestoras) o distribuidores (entidades bancarias) cobraba más sentido que nunca. No hay que olvidar que al deber fiduciario de buscar las mejores alternativas, en función del perfil de riesgo, se une el componente “emocional” que representa para los clientes la búsqueda de mejorar con sus inversiones la sociedad. Esto fue lo que me llevó a dar el salto y hacerlo en una entidad como Portocolom AV, con una marcada filosofía basada en los valores y vocación de servicio a los clientes. El balance de estos dos años no puede ser más positivo, tanto por el interés tan abrumador por la sostenibilidad por parte de la industria como por el enfoque basado en sostenibilidad que hemos desarrollado y la respuesta de los clientes. Y, por encima de todo, por el equipo que forma la entidad, tanto por su filosofía, en todos los aspectos del negocio como a nivel personal.
¿Es posible aunar filantropía e inversión y, al tiempo, obtener rentabilidad? ¿Cuáles son los principales desafíos?
La filantropía y la inversión con impacto son complementarias, además ambas son necesarias. Hay determinados problemas a los cuales, hoy en día, no es posible darles solución desde un punto de vista empresarial puesto que, son tan grandes que se necesitan los cimientos más básicos. El reto es combinar la filantropía, dejándola para aquellos retos que son más graves (extrema pobreza y acceso a servicios básicos), con la inversión con impacto para dar respuesta a retos sociales y ambientales a través de modelos de negocios que, bien gestionados y con los recursos suficientes, permitan dar un retorno financiero y social o medioambiental. Se estima que, para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030 hay un déficit de inversión de 2,5 billones de dólares anuales. Esto supone un desafío, pero al tiempo una oportunidad para las empresas que den respuesta a esa demanda insatisfecha, y para los inversores.
“Hay un déficit de inversión de 2,5billones de dólares anuales para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030. Es un desafío pero, al tiempo, una oportunidad para las empresas y para los inversores”
¿Qué factores diferenciales aporta la inversión con impacto social y medioambiental a una cartera respeto a otra que no tiene en cuenta estos valores?
En Portocolom AV distinguimos entre inversión con impacto e inversión para impactar. La inversión con impacto busca la creación de valor económico de forma que también genere valor para la sociedad. Estaríamos hablando de negocios tradicionales cuyo objetivo es tratar de hacer las cosas de manera cada vez más responsable, no sólo maximizando valor para sus accionistas, también para el entorno.
La inversión para impactar tiene como base la innovación social y se centra en buscar soluciones que respondan a un problema social o medio ambiental. A la hora de tomar decisiones, el factor diferencial es el impacto positivo que tenga la empresa por lo que el inversor está dispuesto a tener un horizonte temporal mayor y a maximizar el trinomio rentabilidad financiera, riesgo, impacto. Por el lado del empresario, su empresa no habrá tenido éxito si al retorno financiero no le acompaña el retorno proveniente de dar respuesta al reto social o ambiental que se había propuesto.
Entender e interiorizar esta distinción es importante puesto que da respuesta a las bondades de integrar estos factores en las carteras. En definitiva, se desmonta el mito de que la inversión sostenible es menos rentable que la tradicional.
“La demanda de inversiones que generen un retorno social o ambiental, además de un retorno económico, responde a un cambio estructural de la sociedad”
La filosofía de inversión de Portocolom incorpora criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo); ISR (Inversión Socialmente Responsable) y de impacto, ¿cuáles son las diferencias básicas entre unos y otros y como afectan al perfil del inversor y a la rentabilidad de los fondos?
En Portocolom AV consideramos todo tipo de inversión sostenible y somos un poco agnósticos de las etiquetas convencionales. Primero, tratamos de entender cómo un activo encaja en nuestra concepción de la inversión de impacto para después ver cómo impactan estas compañías, de forma directa e indirecta y de manera positiva o negativa, en los ODS (Objetivos de Desarollo Sostenible). Creemos que la industria irá encaminándose hacia los ODS como parámetro estándar. Se trata de 15 metas, 169 objetivos, y un horizonte concreto a cumplir por todos. Si hablamos de objetivos SMART (eS-pecíficos, Medibles, Asumibles, Realistas, T – acotados en el tiempo) en Portocolom no podemos pensar en indicadores de impacto mejores para todos.
¿En qué tipo de fondos hay más demanda?
La pandemia ha consolidado los sectores de educación, salud, alimentación, trabajo y energía como aquellos donde se requiere una respuesta más urgente y ha canalizado flujos hacia los mismos.
¿Cuáles son los sectores o empresas con más presencia en este tipo de fondos y qué criterios siguen a la hora de seleccionarlos?
El programa de inversión en proyectos de impacto de Portocolom AV depende de las inquietudes de cada cliente. Algunos ejemplos en los que hemos invertido son empresas centradas en educación, en proyectos centrados en Asia cuyo objetivo es, a través de la tecnología, ayudar a la salida de la pobreza y acceso a clase media, entre otros. También hemos invertido en terapia génica, educación especializada en segmentos de población vulnerable, entre otros.
¿Hay diferencias geográficas en cuanto al peso en las carteras? ¿Qué países están más presentes?
En nuestro caso buscamos combinar proyectos con un foco local con otros con una vocación global, así como en países emergentes. Por lo general nos gusta buscar fondos con un enfoque geográfico concreto. En este tipo de proyectos es esencial que el equipo gestor conozca las necesidades locales y sepan responder a los problemas sociales más importantes para cada país. Y que sepan hacerlo de forma rentable.
¿Hay empresas españolas en estas carteras?
Estamos invertidos en 3 fondos con impacto españoles, y en la actualidad tenemos posiciones en unas 15 empresas sociales españolas. ¿Qué mejor que comenzar a generar un impacto positivo en nuestro entorno más cercano?
¿Qué impacto ha tenido la crisis del Covid-19 en este mercado?, ¿cómo ha afectado a su rentabilidad y a la demanda del inversor?
En la actualidad, hemos visto una caída de valoraciones, pero no generalizada, existe una gran disparidad entre sectores.
“Educación, salud, alimentación, trabajo y energía requieren una respuesta más urgente y la Covid ha canalizado flujos de inversión hacia estos sectores»
Sin embargo, en sectores como los que comentábamos con anterioridad hemos visto cómo un gran número de compañías han incrementado sus márgenes y están posicionadas para mejorar su negocio. Lo que sí que ha sido generalizado ha sido la velocidad de respuesta que han tenido estas compañías: el empresario “social” ha puesto al servicio de los que más están sufriendo sus servicios de manera desinteresada. En cuanto a la demanda, creemos que esta pandemia no ha hecho sino consolidar la tesis de inversión en sostenibilidad.
¿Cuál es su visión estratégica a medio y largo plazo de este segmento de mercado?
Si la inversión con impacto a nivel global está en fase “adolescente”, en España está aún en pañales, pero las perspectivas son positivas. Creemos que la demanda de inversiones que no sólo generen un retorno económico sino un retorno social o ambiental responde a un cambio estructural de la sociedad, que demanda una mayor conciencia a todos los niveles. La regulación está siendo modificada para promover y estimular las inversiones sostenibles y existe una clara determinación tanto de las instituciones públicas como privadas de canalizar flujos hacia este tipo de iniciativas. Todo esto nos hace ser muy optimistas ante la evolución de la inversión con impacto y creemos que, en un futuro no muy lejano, hablar del trinomio rentabilidad – riesgo – impacto será lo habitual para todos
Perfil
Ana Guzmán Quintana es directora de Inversiones y de Impacto de Portocolom Agencia de Valores desde enero de 2019. También forma parte del Consejo de Administración de la entidad. Es asesora técnica de Aires, asociación que promueve la inclusión social. Además compagina su trabajo en el sector financiero con la labor de ‘coach’ ejecutiva mediante sesiones, talleres, formación, así como ‘mentoring’. Imparte formación en materia de sostenibilidad financiera y de gestión de activos en diversas escuelas de negocio y formación a medida (fue subdirectora de los máster de Gestión de Carteras y Opciones y Futuros del IEB hasta 2017).
Con anterioridad fue la responsable para el sur de Europa de Aberdeen Standard Investments, entidad a la que se incorporó en 2013 para desarrollar su negocio en la Península Ibérica. En esta entidad también lideró la Estrategia de Inclusión y Diversidad para la región de EMEA, y fue miembro del Comité de Digital. Previamente trabajó en Dekabank, Caja España Fondos y March Gestión, siempre vinculada a la gestión de activos primero y al desarrollo de negocio posteriormente. Es licenciada en Administración y Dirección de Empresas en CUNEF, máster en Gestión de Carteras por IEB, Certified Coach ACTP por ICF en la Escuela Europea de Coaching y PADDB+ (Programa Avanzado de Desarrollo directivo en Digital Business) por The Valley. Además tiene el título de Certified European Sustainability Analyst (CESGA).