Mercedes Cobo
“Las empresas deben planificar incluyendo el coste de su impacto medioambiental y el precio del carbono, además de interiorizar la sostenibilidad en cada aspecto de su negocio, asegura el CEO de Vertis, ‘trader’ líder en comercialización de derechos de emisión en Europa. Considera que tanto el mercado regulado de carbono como el voluntario están viviendo un momento único. “El paquete de ambiciones medioambientales del Sistema Europeo de Derechos de Emisión es más potente y necesario que nunca: el precio del derecho de emisión de carbono está ya en 70€ (frente a los 10€ de hace dos años) y cada año hay menos derechos en el mercado. El mercado voluntario por su lado, tiene una demanda sin precedentes”, indica.
Han lanzado Strive… ¿De qué se trata?
Llevamos 20 años trabajando con más de 2.000 clientes industriales, con energéticas y compañías aéreas o marítimas, por lo que, tenemos un sólido conocimiento de sus sectores y sus necesidades en materia medioambiental. De hecho, Strive nace precisamente de ellos.
Desde hace un tiempo, nuestros propios clientes nos estaban pidiendo que les guiemos en su proceso de descarbonización. Por eso, desde Vertis hemos lanzado Strive, nuestra marca de acción climática. Strive busca inspirar a las empresas en su transición hacia una economía cero emisiones y darles las herramientas que necesitan en materia de sostenibilidad, mercados de carbono, soluciones de energías renovables, certificados verdes (EACs) y compensación de huella de carbono.
“Para mantener el incremento de temperatura por debajo de los 2ºC en 2050, los mercados de carbono regulados no serán suficientes”
¿Cuáles son los principales retos para las empresas?
Actualmente, en materia medioambiental las empresas tienen 2 retos: conocimiento y planificación. Todas las empresas deben empezar por comprender su impacto climático, establecer objetivos climáticos basados en la ciencia, desarrollar una estrategia de mitigación con una hoja de ruta de acción a corto, medio y largo plazo y establecer una estrategia de defensa del clima para permitir y ayudar a sus cadenas de suministro, clientes y otras partes interesadas en su viaje climático. Sin embargo, muchas empresas no saben por dónde empezar.
Los mercados de carbono, tanto el regulado como el voluntario, son muy dinámicos, tienen muchos elementos y cambios constantes. El mercado regulado tiene ya un marco regulatorio en funcionamiento, pero obviamente está en constante evolución, por lo que debemos estar siempre muy al día.
Por el contrario, el mercado voluntario de carbono tiene aún más dinamismo. Es un mercado que está fragmentado porque los proyectos medioambientales son muy diferentes entre sí. Tan pronto tienes un proyecto de energías renovables en Turquía como un proyecto de plantación de árboles en China o uno que ayuda a aldeas de Myanmar a contaminar menos. Cada uno de estos proyectos requiere recursos diferentes y está expuesto a retos diferentes (la inversión inicial, la mano de obra, la facilidad o dificultad para encontrar y traer los materiales, los plazos de producción o plantación…) y, por lo tanto, también tienen valores e impactos diferentes en el planeta y en la empresa.
Las empresas deben entender esto, pues tan importante es entender el tipo de proyecto medioambiental en el que se quiere invertir como para qué; es decir, que el proyecto medioambiental elegido para compensar las emisiones de carbono de una empresa sea la respuesta a una estrategia de sostenibilidad sólida y coherente con el negocio y no una mera campaña de comunicación o de greenwashing.
El segundo reto como decía es la planificación. Vivimos un momento histórico. Tanto el mercado regulado (Sistema Europeo de derechos de emisión, EU ETS por sus siglas en ingles), como el voluntario están viviendo un momento único. El paquete de ambiciones medioambientales del EU ETS es más potente y necesario que nunca: el precio del derecho de emisión de carbono está ya en 70€ (frente a los 10€ de hace 2 años) y cada año hay menos derechos en el mercado. El mercado voluntario por su lado, tiene una demanda sin precedentes para la cual nos hemos preparado creando Strive. A todo esto, también hay que sumarle la caótica situación energética. Debido a estos factores actuales, las empresas van a estar altamente expuestas porque se van a ver obligadas a comprar más y a precios más altos.
Hasta ahora las empresas cumplían con la regulación, pero ahora es más importante que nunca incluir el precio del CO2 y los proyectos medioambientales en los presupuestos y estrategias, involucrando a todos los niveles de la empresa. En otras palabras, las empresas deben planificar incluyendo el coste de su impacto medioambiental y el precio del carbono, además de interiorizar la sostenibilidad en cada aspecto de su negocio. No olvidemos que el objetivo final es la reducción de emisiones globales y eso se consigue involucrando a todo el mundo.
Estuvo en la COP26. ¿Qué conclusiones sacó?
Estamos viviendo un momento único. Un momento que en Vertis llevamos más de 20 años esperando. Esta COP26, ha estado marcada por grandes críticas, pero también grandes éxitos. Por un lado, se ha puesto en evidencia la débil ambición climática de muchos líderes políticos; mientras se confirma algo que veníamos viendo en los últimos años: los verdaderos líderes de la lucha contra el cambio climático son el sector privado y las personas, no los políticos.
Por otro lado, se han logrado compromisos que nunca antes se habían podido plantear. Para mí, el gran éxito de la COP26 de Glasgow ha sido cerrar las normas sobre el artículo 6 del Acuerdo de París, que llevaba 3 años parado. Este artículo marca las reglas de un mercado de carbono global y cerrarlo constituye un paso enorme. También se han cerrado otros grandes temas como el acuerdo mundial sobre el metano, donde más de 100 países se comprometen a reducir las emisiones mundiales de metano en al menos un 30% respecto a 2020; y el Pacto Climático de Glasgow firmado por casi 200 países. También destacaría la importancia que este año se le ha dado a la tecnología para usos medioambientales, recogida de residuos, limpieza del aire… Estoy seguro que será un tema clave en la próxima COP de Egipto.
¿Qué implica el artículo 6 del Acuerdo de París?
Para mantener el incremento de temperatura por debajo de los 2ºC en 2050, los mercados de carbono regulados no serán suficientes. Los legisladores, las empresas, las ONG, las personas… todos tenemos que cambiar y tomar medidas inmediatas para proteger el legado que le dejamos a la próxima generación. Pero aunque haya voluntad, no siempre se puede reducir las emisiones en su totalidad (ya sea por coste o por disponibilidad de tecnologías). Ahí es donde entra en juego el mercado voluntario de carbono.
El papel de los mercados voluntarios de carbono es acelerar la reducción de las emisiones y canalizar la financiación hacia proyectos y actividades que reduzcan o secuestren de forma verificable los gases de efecto invernadero (GHGs) de la atmósfera de la manera más rentable y oportuna. Sin embargo, estos proyectos sirven para mucho más que la reducción de emisiones. La mayoría de estos proyectos se llevan a cabo en los países en vías de desarrollo, por lo que también proporcionan diferentes beneficios colaterales para mejorar los medios de vida de las comunidades locales, por ejemplo, mediante la creación de puestos de trabajo, la mejora de la salud de las mujeres, la preservación de la biodiversidad o la aplicación de prácticas agrícolas o de producción sostenibles.
“El nuevo panorama del mercado voluntario ayudará al sector privado a conseguir sus ambiciones climáticas”
Actualmente el mercado voluntario no está regulado. Existen verificadores cuyo trabajo es certificar la veracidad de los proyectos medioambientales, pero aún faltaba solidez. El artículo 6 establece unas normas comunes para todos los jugadores, evita la doble contabilización de créditos y ofrece una mayor cooperación entre sectores públicos y privados con el fin de aportar transparencia y solidez al sector y, así, alcanzar realmente los objetivos medioambientales (NDC por sus siglas en inglés) a largo plazo de cada país.
En los próximos meses, el Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico (OSACT) tendrá que dar más detalles sobre el artículo 6, como las metodologías, las directrices o los procedimientos a seguir, pero el que se hayan cerrado estas normas en la COP26 ya es un paso enorme que esperamos tenga un impacto muy positivo en el mercado voluntario y las ambiciones medioambientales del sector privado y público.
Una cosa está clara, el nuevo panorama del mercado voluntario ayudará al sector privado a conseguir sus ambiciones climáticas.
Dice que el sector privado lidera el cambio, ¿cómo?
El sector privado ya está actuando y tomando medidas medioambientales exigentes, tanto en su propia actividad, como en la de sus proveedores y en toda la cadena de suministro. Solo por mencionar algunos ejemplos: IKEA, Amazon y Unilever se han prometido usar solo logísticas que no emitan carbono para 2040. Microsoft ha anunciado que para 2050 habrá eliminado todas las emisiones producidas desde sus inicios en 1975. Mondelez se ha comprometido a que el cacao de sus marcas chocolateras provenga de fuentes más eficientes y sostenibles.
Al Timón
Marc Falguera es director general y socio de Vertis Environmental Finance, una de las empresas pioneras en el mercado de emisiones de carbono con más de 20 años de historia, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Bajo su mandato, Falguera lideró la expansión internacional de Vertis abriendo nuevas oficinas en España, Bélgica y Polonia. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Corvinus de Budapest y graduado en el Programa de Desarrollo Directivo de ESADE, Marc Falquera es un entusiasta de la sostenibilidad y de la lucha contra el cambio climático.