Ana Sánchez Arjona ■
Tras el desastroso impacto que el breve mandato de Truss ha tenido en la economía británica, existe el convencimiento entre los expertos de que su sustituto podrá restaurar la credibilidad de la sexta economía del mundo. “Ahora necesitamos estabilidad y unidad y mi máxima prioridad será unir a nuestro país”, señalaba Rishi Sunak a las puertas de Downing Street. Por eso se espera con impaciencia la presentación de su plan fiscal, una presentación que en principio estaba prevista para el próximo 31 de octubre. Pero Sunak, y el ministro de Finanzas y responsable de la Hacienda británica, Jeremy Hunt, han acordado retrasarla al 17 de noviembre. “El nuevo plan económico es extremadamente importante y tendrá en cuenta las previsiones económicas y fiscales más precisas posibles”, ha dicho Hunt. Y es que, ya nadie duda que habrá recortes que, a juicio de Sunak, son determinantes para establecer el equilibrio entre las subidas de impuestos y la reducción del gasto. Dos de sus principales objetivos.
“Ahora necesitamos estabilidad y unidad y, mi máxima prioridad será unir a nuestro país”. Rishi Sunak lanzaba este mensaje de tranquilidad tras ser designado como futuro primer ministro británico.
Y aunque, su llegada fue bien acogida por los mercados, con una caída importante de la prima de riesgo, el sucesor de Liz Truss se enfrenta al gran reto de recuperar la credibilidad del Reino Unido y reunificar un partido conservador profundamente dividido.
Tras el desastroso impacto que el breve mandato de Truss, ha tenido en la economía británica, existe el convencimiento entre los expertos de que su sustituto podrá restaurar la credibilidad de la sexta economía del mundo.
La Declaración de Otoño se presentará el 17 de noviembre, junto con las previsiones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, y contendrá el plan fiscal a medio plazo del Reino Unido para poner el gasto público sobre una base sostenible
Sunak, que fue ministro del Tesoro con Boris Johnson puesto con el que se ganó el respeto de los economistas por su gestión durante el Covid, se expresó con rotundidad y advirtió, durante la campaña que le enfrentó a Truss en verano para llegar a Downing Street sobre las consecuencias que, la aplicación de medidas fiscales agresivas.
Y así ha sido. Se esperaba con impaciencia la presentación de su plan fiscal, una presentación que en principio estaba prevista para el próximo 31 de octubre. Sin embargo, Rishi Sunak, y el ministro de Finanzas y responsable de la Hacienda británica, Jeremy Hunt, han acordado retrasarla al 17 de noviembre.
“La Declaración de Otoño se presentará el 17 de noviembre junto con los pronósticos de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Contendrá el plan fiscal a medio plazo del Reino Unido para poner el gasto público sobre una base sostenible, reducir la deuda y restaurar la estabilidad”, ha anunciado el Tesoro del Reino Unido.
En declaraciones recogidas por la cadena BBC, el ministro británico de Finanzas ha asegurado que «la prioridad número uno es la estabilidad económica y restaurar la confianza en Reino Unido».
En este sentido, ha destacado que el nuevo plan económico es «extremadamente importante», ya que mostrará que la deuda caerá en el medio plazo, por lo que es necesario que tenga en cuenta las previsiones económicas y fiscales “más precisas posibles”.
En su discurso, Rishi Sunak se ha mostrado tajante y se ha reafirmado con el compromiso del Gobierno británico que incluirá “decisiones difíciles”. Cuando hace dos días se hizo con el mando tory ya habló de la «crisis económica» y fijó su tarea en «arreglar la economía» a pesar de la dificultades que atraviesa la coyuntura británica.
Todas las expectativas están puestas sobre el hindú y millonario indio al mismo tiempo que la confianza en que su mando sea por fin el que de estabilidad en la isla. Una petición que le han trasladado las instituciones europeas, que le han animado a que garantice la “unidad” y la “estabilidad” en el país para enfrentarse a los “desafíos comunes”.
En medio de la gran crisis energética por la guerra de Ucrania, la inflación galopante y la caída histórica de la libra, el gran reto de Sunak pasa por convertir su Gobierno en un Ejecutivo estable, que busque una solución a los problemas que han dinamitado al Ejecutivo de Boris Johnson y a Liz Truss.
Política y economía
Abordar el reto económico tiene que ir indiscutiblemente vinculado al reto político, aseguran los expertos. Sin solucionar éste último no podrá ponerse manos a la obra con las cuestiones económicas.
Los recortes, “dolorosos”, están en la agenda de Sunak y son determinantes para establecer el equilibrio entre las subidas de impuestos y la reducción del gasto. Dos de sus principales objetivos.
Sunak puede esperar que su llegada tranquilice al mundo financiero preocupado la estrategia fiscal que vaya a implantar. Todos son conscientes de que la situación económica es complicada y cualquier medida que adopte será impopular.
De momento, se desconoce qué planes tiene para el paquete de rescate energético, aunque todo indica que estará en la misma línea de Jeremy Hunt en que debe revisarse y reducirse en primavera.
A lo que se ha comprometido es a restablecer la moratoria nacional sobre el fracking de gas. Sunak ha dicho, durante las preguntas recibidas como primer ministro en la Cámara de los Comunes, que «respalda» el compromiso del manifiesto de 2019 del Partido Conservador que prohibía el fracking.
También tiene enfrente el problema de unos servicios públicos sometidos a una gran presión y a una cascada de movilizaciones que reivindican mejores salarios.
Pero a pesar de que la situación económica del país está muy deteriorada, uno de sus principales objetivos será recomponer la estabilidad política en un escenario de recortes, inflación y seguramente la entrada en recesión.
Presupuesto escaso y sin apoyo parlamentario al cien por cien
Dicen que la victoria de Sunak pone al Reino Unido rumbo hacia la sensatez, a pesar de los grandes retos y la magnitud de los objetivos que tiene por delante. Se encuentra en el mismo escenario que su antecesora, es decir, con muy poco dinero y sin una mayoría en el Parlamento que lo apoye al cien por cien.
Dicen que los partidarios de Johnson que pertenece a la élite “globalista” a la que ahora dan la espalda. Su riqueza personal conlleva críticas como la de estar alejado de los votantes, de los ciudadanos de la calle.
Y es que, el currículum de Sunak se caracteriza por una extensa experiencia financiera. Ejerció como analista del banco Goldman Sachs y fue el encargado de la economía británica durante la pandemia de coronavirus. Este bagaje económico del nuevo líder ha hecho valer su experiencia para conseguir el favor de los miembros de su partido. Fue él quien elaboró desde el Ministerio de Economía los multimillonarios programas de estímulo del Reino Unido.
Conocía de primera mano la nada despreciable deuda que se acumuló con las ayudas por la crisis sanitaria, también fue decisión suya la subida del impuesto de sociedades del 18% al 24% el próximo año, concretamente uno de los tributos que se propuso volver a bajar Truss. Sunak apostó antes del verano por aumentar el impuesto a la eléctricas para recaudar 5.000 millones de libras, una decisión similar a la ideada por la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, ya que recaería sobre los beneficios no sobre los ingresos.
Pero la clave está, y se puede definir como una batalla en toda regla, en las diferencias de su planteamiento económico. El programa financiero de Truss, que provocó un sunami en los mercados y la necesidad de intervención del Banco de Inglaterra, implicaba un claro recorte en los impuestos y un gran aumento del gasto público como medida para enfrentarse a los máximos que están tocando los precios. Una de las medidas más criticadas fue la rebaja prevista del 45% al 40% del tramo más alto del impuesto sobre la renta, es decir, que recaía directamente y beneficiaba a los más adinerados.
Truss también apostaba por congelar el impuesto sobre sociedades y anunció ayudas hasta 2025 a los hogares para paliar las subidas de las facturas energéticas. Una decisión que provocó la reacción del ministro del Tesoro, Jeremy Hunt quién aseguró que durará solo hasta el comienzo del nuevo año fiscal, es decir hasta la primavera de 2023, cuando será sometido a revisión.
Ante este complicado escenario, lo que está claro es que el mandato de Sunak tomará otra senda: recorte de ayudas y subida de impuestos.