Ana Sánchez Arjona
Dice la revista alemana ‘Focus’ que el líder del Partido Liberal Alemán, el FDP, tiene a media Europa temblando. Se da prácticamente por hecho que Lindner ocupará la cartera de Finanzas que ha dejado libre Olaf Scholz, el socialdemócrata ‘merkeliano’, lo que le convertiría de facto en el representante de Alemania en el Eurogrupo y también en el Ecofin. Los países frugales del norte de Europa lo celebrarían a bombo y platillo mientras los países del Sur se echarían a temblar porque en ambos foros es donde se decide la política fiscal de la Unión Europea que el ultraconservador nacido en Wuppertal hace 42 años quiere echar por tierra “cueste lo que cueste”.
Ojo a las últimas declaraciones, en la pasada reunión del G-20, del que se postulaba ya en la campaña electoral alemana como titular de Finanzas. Christian Lindner se mostró a favor de que el Banco Central Europeo empiece a combatir, cuanto antes, la inflación en vez de seguir malcriando a los países del Sur de la UE. “Si el BCE se ve atrapado en la política fiscal de los países fuertemente endeudados, malcriándolos, tendría pocos medios para luchar contra la inflación”.
También se opuso públicamente, en ese foro, a los planes económicos de Macron porque a su juicio, la UE se convertiría así en un “sistema al estilo de la Unión Soviética”.
Lindner tiene las ideas claras y en plena crisis sanitaria y económica, en plena “orgía de deuda”, busca bloquear cualquier medida permanente que tenga como objetivo la deuda común
Así que, si Lindner ocupara el Ministerio de Finanzas, los países frugales del norte de Europa lo celebrarían a bombo y platillo porque podrían sentirse con fuerza para exigir una vuelta a la ortodoxia económica y restablecer las normas fiscales europeas congeladas por la pandemia.
Es decir, un órdago en toda regla que busca reducir el déficit en un momento en que países como Francia, Bélgica, Portugal, Italia y España mantienen una deuda por encima del 100%. Todos ellospartidarios, además, de los eurobonos de los que el líder del Partido Liberal Alemán (FDP) no quiere ni oír hablar.
Las cartas sobre la mesa
Estamos ante un catálogo de ideas que podría afectar a los planes de recuperación de la Unión Europea tras la crisis de la pandemia y que no es nuevo porque ya en 2017 el político ultraconservador, querechazó a la aun todo poderosa Angela Merkel, puso sus cartas encima de la mesa.
Después de ganar por cuarta vez consecutiva las elecciones, Merkel inició negociaciones con verdes y liberales, con los que deseaba formar una ‘coalición Jamaica’ tal y como se denominó en ese momento. Pero Lindner abandonó las negociaciones aludiendo que su impresión era Merkel ya había acordado con Macron establecer nuevos fondos y transferencias de dinero en Europa. “Los países del euro deben ser responsables de su propia política fiscal” para añadir que asuntos como los eurobonos “no tienen ningún sentido”. “Si tomas nueva deuda conjunta para el consumo, eso exageraría la solidaridad en la zona euro”.
Y de solidaridad, y mucho menos exagerada nada. No hay más que recordar sus declaraciones sobre Grecia, también en 2017, y el posible perdón de su deuda que, por aquel entonces, sugería el Fondo Monterio Internacional. “Si hay una quita de deuda para Grecia, como sugiere el Fondo Monetario Internacional, entonces debemos tener la mente abierta para finalmente resolver el problema”, decía Linder. “Grecia tiene un recorte de deuda, el dinero se ha ido, pero por eso mismo Grecia tiene que salir de la zona euro y hacerse con una nueva moneda propia que pueda devaluar para aumentar su competitividad en el turismo”.
Antes en 2015, la visión ‘peculiar’ de este político de 42 años sobre los principales vecinos de Alemania causó un enfrentamiento diplomático durante un almuerzo en la capital alemana, a la que había asistido como invitado. Al parecer y según los presentes, Lindner dijo: «No podemos usar las cuentas corrientes de los trabajadores alemanes para rescatar los ahorros de los italianos».
Lindner tiene las ideas claras y en plena crisis sanitaria y económica, en plena “orgía de deuda”, busca bloquear a cualquier medida permanente que tenga como objetivo la deuda común.
“Queremos volver rápidamente a un presupuesto de la UE libre de deudas, rechazamos una unión de la deuda”, dice, “en 2020 se decidió una financiación de deuda temporal y única del presupuesto europeo y queremos que este recurso al endeudamiento siga siendo único, como prometió el Gobierno a los ciudadanos, lo contrario no es compatible con los tratados”.
Ni que decir tiene que se opone frontalmente a la propuesta de Mario Draghi que a modo de portavoz de la periferia que plantea un préstamo conjunto permanente, por ejemplo, en forma de eurobonos, una posibilidad que no ve con malos ojos Christine Lagarde
Francia e Italia sostienen que es hora de cambiar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que establece límites estrictos al endeudamiento de los gobiernos. Estas normas fiscales, que fijan que los déficits presupuestarios no deben superar el 3% del PIB, fueron suspendidas al comienzo de la pandemia hasta finales de 2022.
Ante estas pretensiones, y tal y como recoge la prensa alemana, Lindner se convierte en el ‘perro guardián’ que quiere impedir que se pongan en marcha estas medidas y, en el político liberal que tiene «a media Europa temblando» porque tras la retirada de los Verdes de la lucha por el Ministerio de Finanzas le deja a un paso de conseguir su principal objetivo. La formación ecologista proponía a Robert Habeck, colíder del partido, para el puesto. Pero un reciente cambio en los planes habría llevado a los Verdes a ceder a cambio de la creación de un superministerio de Medio Ambiente o de Clima, en manos de Habeck.
El ultraconservador que podría bloquear los planes del Gobierno español
Más allá del impacto del ‘efecto Lindner’ en la política europea, desde el punto de vista de la política nacional, el ultra conservador es un peligro en particular para los planes del Gobierno español porque presionaría, sin tregua, a la Comisión Europea para que fuera muy severa en el examen de los proyectos de reformas que presenten los gobiernos del sur de Europa a cambio de hace llegar o estrangular el envío de los fondos europeos; y un halcón a la hora de realizar un seguimiento estrecho del cumplimiento de los objetivos de déficit.
Es decir, que se situaría en la cara opuesta de lo que, en estos momentos, le viene bien a Pedro Sánchez y, por supuesto, a Nadia Calviño. Tanto Bloomberg como Financial Times colocan a Lindner ocupando el sillón de la cartera de Finanzas alemana lo que le convierte en el representante de Alemania en el Eurogrupo y en el Ecofin
El presidente del Gobierno sabe que, si quiere acabar la legislatura, necesita que lleguen a España los fondos europeos antes de 2023, y al completo, y que en la evaluación de las reformas propuestas, es decir, la laboral, la fiscal y de pensiones Bruselas no sea especialmente exigente. España necesita también que Bruselas le permita también recorrer el camino para reducir el déficit sin apretarle demasiado precisamente para sostener el elevado gasto público que recogen los Presupuestos. Y para ello, Christian Lindner se convertiría en un serio problema porque no le convencen los criterios que sirvieron de base para aprobar los 750.000 millones de fondos europeos acordados por Angela Merkel en 2020 y defiende que sólo deben ser entregados a los estados si cumplen de forma clara las reformas prometidas.
En declaraciones a Financial Times, realizadas a mediados de este mes, el político alemán señalaba que su partido, el FDP, es defensor a ultranza de la estabilidad en Europa y partidario de reducir las “divergencias económicas” entre los Estados miembros de la UE. “Pero no se debe hacer con subvenciones”.