El Índice de Precios de Consumo se disparó en octubre hasta el 5,5 %, lo que supone 1,5 puntos por encima de la tasa de septiembre y su nivel más alto en 29 años.
El encarecimiento de la electricidad que ha provocado un verdadero efecto cadena en un sinfín de productos está detrás de este incremento récord, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística. En menor medida, los carburantes y lubricantes para vehículos personales y el gas que también son muy necesarios para casi todas las industrias también han contribuido al auge así como los alimentos.
Con el dato de octubre, el más elevado desde septiembre de 1992, el IPC interanual encadena su octava tasa positiva consecutiva. Desde febrero, cuando la misma estaba estancada, los precios no han dejado de crecer mes a mes y lo han hecho de forma exponencial. La tasa interanual de agosto fue del 3,3 % la de septiembre del 4 % y la de octubre del 5,5%.
Ya el dato de septiembre anticipó un alza de este riesgo para la economía, al registrarse una inflación interanual del 4,4 %.
Para octubre, las expectativas aproximaban la tasa al 5%, aunque finalmente ha sido ampliamente superada.
Durante este mes, el coste de generación de la electricidad prácticamente no ha bajado del suelo de los 200 euros por megavatio hora, registrándose varios récord históricos en algunos días del mes.
Con ello, el importe de la factura sigue subiendo de forma considerable, a pesar de las medidas adoptadas por el Gobierno para amortiguar esta espiral energética.
Con estos precios alcistas de la electricidad, toda la cadena de valor se ha ido contagiando del efecto inflacionista. Por una parte, porque cada vez más consumidores se ven obligados a incrementar sus gastos en energía, sobre todo en el caso de las grandes compañías y las industrias.
A partir de ahí, los costes se van trasladando a transportes, alimentación y todo tipo de productos que encarecen la cesta de la compra.
La inflación subyacente, la que no tiene en cuenta a los alimentos ni productos energéticos, también aumenta, pero lo hace a un ritmo menor, con un alza de cuatro décimas hasta el 1,4%.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advertía de que tendrán que hacer una “revisión significativa a la baja” de las previsiones de crecimiento de PIB para este año.
Todo ello en un escenario, incidió, de “elevada incertidumbre”, en el que al desarrollo de la pandemia se le suma la tendencia inflacionista.
Los expertos coinciden es en señalar que esta subida de precios es más coyuntural que estructural por los efectos de la subida de la luz. Sin embargo, esa temporalidad es superior a la esperada inicialmente.