Ana Sánchez Arjona
Pérdida de poder adquisitivo de los salarios, ahorro que no se destina al consumo y ralentización en la actividad empresarial. Son tres elementos claves para toda recuperación económica que se precie y que, en el caso de España, está en la cuerda floja. Los precios en máximos, han escalado hasta el 5,6%, y la nueva variante del Covid ha puesto en entredicho buena parte de las expectativas que manejaba el ministerio de Nadia Calviño. Y aunque la vicepresidenta ha intentado quitar hierro al asunto…: “La subida de precios que se ha experimentado en los últimos meses comenzará a mitigarse en primavera”, las señalas que lanzan sectores como el turístico o las estimaciones de inversión, no dejan lugar a dudas: las cosas no pintan bien para este final de año.
A la escalada imparable de los precios se ha unido la sexta ola que, como las anteriores, tiene nombre propio, ómicron, y que ha provocado el desplome de los mercados, y el desaliento y preocupación por cómo va a afectar a la recuperación española.
Ambos problemas se dejan sentir ya en los indicadores económicos que maneja el Ministerio que dirige Nadia Calviño. El dato de inflación ha sido histórico. Subió en noviembre un 5,6% respecto al año pasado, dos décimas por encima de la registrada en octubre, y su nivel más alto desde septiembre de 1992, hace casi tres décadas.
“La subida de precios que se ha experimentado en los últimos meses comenzará a mitigarse en primavera”. Así lo ve Calviño cuando explica que estamos ante un fenómeno coyuntural relacionado con la “intensidad” de la recuperación
Las cifras incrementan la preocupación por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, y además obstaculiza la recuperación porque se trasvasa parte del ahorro embalsado destinado a potenciar el consumo a hacer frente al sobrecoste en la cesta de la compra, llenar el depósito del coche y pagar la luz, todavía en cotas históricamente altas.
Pero la ministra ha intentado quitar hierro al asunto. La subida de precios que se ha experimentado en los últimos meses comenzará a mitigarse en primavera. Así lo ve la vicepresidenta primera del Gobierno que en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros explicaba que la inflación es un fenómeno coyuntural que está «muy relacionado» con la “intensidad” de la recuperación y el crecimiento económico.
La subida de los precios responde a un “efecto rebote” provocado por el crecimiento de la economía tras pasar los peores meses de la pandemia del coronavirus (unos meses que tuvieron un fuerte impacto en la actividad económica).
“Los precios se están comparado con la situación en 2020, la de mayor impacto de la pandemia; a nadie le puede sorprender este rebote. La tasa de variación de los precios era del 0% al comienzo del año (con respecto al año anterior), y ha habido un repunte a partir del verano”.
Un verano bueno para determinados sectores que está a punto de truncar el avance de la sexta ola. Confinamientos como el de Austria, las nuevas restricciones que afrontan países como Francia, Alemania, Portugal y España, entre otros, y la variante Ómicron del virus no han hecho más que alimentar el pesimismo. Sobre todo, en el sector turístico de nuestro país.
Impacto en el turismo
La subida de la incidencia de la pandemia del coronavirus impacta ya en las reservas hoteleras y hosteleras. El incremento de las cancelaciones preocupa a los empresarios, que no descartan que situación tumbe la campaña de invierno. En los destinos más dependientes del turismo extranjero, el impacto es mayor que el nacional.
En la Costa del Sol, por ejemplo, las reservas de los hoteles se han reducido cerca de un 30%. La variante sudafricana del Covid se suma al retroceso del turismo que sufre Canarias, siempre dependiente de la llegada de extranjeros a sus islas desde países como Alemania y Reino Unido.
El sector turístico pasó de generar 154.000 millones de euros en 2019, a 53.000 millones en 2020, lo que supone una caída de su peso en el PIB del 12,4% al 4,7% por los efectos de la pandemia.
Las expectativas apuntaban que sería el 2021 en el que empezara a recuperar la senda del crecimiento, pero eso puede no ser así.
En Economía tienen datos sobre la mesa de los que se desprende que los precios están lastrando y afectando al normal funcionamiento de algunos sectores y a determinados parámetros que son fundamentales para tirar del crecimiento.
El cuadro macro del Gobierno confiaba en que una gran parte del peso de la recuperación económica se sustentaría, como suele ser habitual, al impulso del consumo privado, ya que las cifras hablaban de tasas de ahorro que rondan los 30.000 millones de los que, una parte sustancial, debería ir destinada a gasto a poco que el entorno económico dejara atrás la incertidumbre.
La inversión empresarial también puede verse afectada, una inversión ligada a los fondos europeos y atraída por la puesta en marcha de proyectos empresariales ambiciosos y de envergadura para los próximos años. Sin embargo, lo que, al parecer, está ocurriendo es que las ventas de las grandes empresas no levantan cabeza al ritmo esperado, que muchas de ellas asumen la subida en los costes de producción a costa de sus márgenes, tal y como explicó el gobernador del Banco de España, ya que, en algunos casos, hay empresas que han decidido paralizar su actividad ante la subida no solo de la energía y los carburantes sino de algunos materiales fundamentales para su actividad.
OCDE: tercera revisión a la baja del PIB en las últimas semanas
Aunque apenas ya nadie duda de que, finalmente, el Gobierno corregirá a la baja sus previsiones de crecimiento, de momento la OCDE se ha sumado al FMI y a la Unión Europea y ha rebajado en más de dos puntos las estimaciones para España.
Se trata de la tercera revisión negativa en pocas semanas por parte de organismos internacionales. En su informe anual, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha recortado más de dos puntos al repunte pronosticado en un primer momento para el PIB español, al pasar del 6,8% hasta un más bien modesto 4,5%.
Recordemos que el Ejecutivo español está trabajando los presupuestos con un horizonte mucho más optimista: un 6,5%. Un optimismo que también se proyecta para el 2022 ya que el Gobierno apuesta por un alza del 7%. La OCDE, en cambio, es mucho más conservadora: como mucho se llegará al 5,5%.
Preguntada sobre las razones de esta corrección, la economista jefe de la Organización, Laurence Boone, formulaba algunas hipótesis: el tejido empresarial español, compuesto en su gran mayoría por pymes, que tienen menor resiliencia frente a la crisis; la importancia del turismo y de la construcción, sectores muy golpeados por la pandemia, que influye en la composición de los datos agregados; y desequilibrio estructural en el mercado laboral, donde todavía no se han recuperado ni las horas trabajadas ni el número de empleos previos a la pandemia, con compañías que piden perfiles que ahora no están disponibles
La revisión a la baja es de las más contundentes que se han realizado hasta la fecha. Otros organismos como el Fondo Monetario Internacional recortaron sus previsiones. El pasado mes de octubre se produjo el tijeretazo del Fondo, al de cinco décimas para el PIB de este año, aunque para colocarlo en un nivel más alto que la OCDE: 5,5%.
También la Comisión Europea hacía lo propio y recortaba hasta el 4,6% su previsión de crecimiento para España en 2021, 1,6 puntos menos de lo que había calculado en julio, y colocaba al país en los últimos puestos de la recuperación europea.
“Los motivos de esta revisión a la baja del crecimiento para este año están ligados a los cuellos de botella del lado de la oferta, al aumento de los precios de la energía y su impacto en la economía y también a un consumo doméstico menos dinámico”, explicaba el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni.