El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado sus conclusiones tras la revisión de la economía de España bajo el Articulo IV que rige a los estados miembros. El equipo liderado por Andrea Schaechter, jefa de la misión para nuestro país, proyecta una pérdida anual de producción real del PIB del 12,8% en 2020, sin cambios con lo ya estimado a finales de junio.
«España ha sufrido el golpe más profundo de las economías avanzadas», reconoció Schaechter en su rueda de prensa. «Llevará años recuperarse y no vemos que España recupere sus niveles previos al covid por lo menos hasta 2023», añadió. Al respecto, la jefa de la misión indicó que nuestro país no verá un crecimiento sostenible, es decir, en el que también se reduzca constantemente el desempleo hasta 2022.
No obstante, para el próximo año el PIB real podría crecer un 7,2%, una mejora de casi un punto porcentual con respecto a lo anunciado hace tres meses, apuntalado por la utilización del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea y sus efectos de generación de confianza. Eso sí, una vez más, Schaechter aclaró que el impacto potencial de estos fondos «dependerá de lo rápido que se distribuyan» así como de la efectividad y concisión con que se usen.
El documento presentado por la misión para España destaca como el impacto de la pandemia del covid-19 ha sido particularmente grave en el país. Ya en el primer semestre, la economía española sufría la caída más pronunciada del PIB entre las grandes economías avanzadas por lo que mantener controlada la segunda oleada de infecciones será crítico para las perspectivas económicas.
Ya en el primer semestre, la economía española sufría la caída más pronunciada del PIB entre las grandes economías avanzadas por lo que mantener controlada la segunda oleada de infecciones será crítico y fundamental para las perspectivas económicas
En estos momentos, el FMI considera que la producción tardará varios años en alcanzar su nivel pre-pandemia y la incertidumbre acerca de las proyecciones a corto y medio plazo es muy elevada. No solo por el coronavirus sino también por la posibilidad de un Brexit sin acuerdo y una escalada de las tensiones comerciales.
Bajo el escenario actual, los funcionarios de la institución que lidera Kristalina Georgieva, exigen al Gobierno que las medidas fiscales y económicas traten de evitar que la recesión en curso se transforme en estrés para el sector financiero, con costes reales y sociales todavía más elevados. Esto incluye, por ejemplo, prórrogas del régimen de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), particularmente para los sectores más afectados.
Con el tiempo, las prestaciones por desempleo deberían convertirse gradualmente en la red de seguridad predominante. Según el FMI esto facilitará la reasignación de puestos de trabajo y de trabajadores, dada la disminución en el tiempo de los beneficios netos derivados de mantener la vinculación de los trabajadores con sus puestos de trabajo mediante expedientes de regulación temporal de empleo, y mitigaría además el riesgo de mantener a trabajadores en empresas y sectores inviables.
Schaechter y su equipo también indican que algunas empresas sistémicas pueden requerir apoyo temporal en términos de capital, y el fondo de inversión estatal de nueva creación (bajo el paraguas de la SEPI, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales española) es una herramienta bienvenida en ese sentido. Desde su punto de vista será crucial diseñar para el sector público una estrategia de salida de las empresas «rescatadas», así como consignar y vigilar el riesgo fiscal con transparencia.
El FMI anima a España a utilizar los fondos de la UE para facilitar la introducción de reformas laborales para mejorar el acceso laboral de los damnificados por los cambios económicos así como superar la segmentación del mercado de trabajo.
La misión del FMI para España recalca que es necesario el anuncio anticipado de un plan de ajuste gradual, supeditado a la situación de la economía, para enviar una señal clara a los mercados y promover la transparencia de las medidas de política económica. Al fin y al cabo proyecta que la pandemia hará subir el ratio de deuda pública en casi 30 puntos porcentuales hasta situarla por encima del 120% del PIB en los próximos años.
El plan debería incluir medidas estructurales sostenibles, especialmente del lado de los ingresos para reconstruir los colchones fiscales.