Ana Sánchez Arjona
Contra todo pronóstico, la economía española resiste mejor de lo esperado. El Producto Interior Bruto podría llegar a subir hasta un 4,7% este año, que está a punto de finalizar, y hasta un 1,2% en 2023, según las estimaciones recientes de organismos nacionales e internacionales. Y aunque anteriores previsiones apuntaban hacia una recesión técnica “corta”, es decir, dos trimestres consecutivos de contracción, ahora se descarta que España vaya a entrar en recesión el año que viene, lo que sí se espera que ocurra en la Eurozona. El propio gobernador del Banco de España ha lanzado un mensaje de optimismo moderado. Pablo Hernández de Cos prevé un “leve crecimiento positivo” de la actividad en el cuarto trimestre, en sintonía con el del tercer trimestre cuando la economía avanzó un 0,2%. Es más, el invierno nos dirá adiós con una actividad económica bajo mínimos por el impacto de los precios en la renta de los hogares, para dar paso a una primavera “algo más vigorosa” en términos económicos. Eso sí, no será hasta 2024 cuando alcancemos niveles de PIB previos a la pandemia.
La situación es especialmente complicada, Confluyen desde hace más de un año una serie de factores que golpean las perspectivas económicas globales. Y en este escenario, “la economía europea se encuentra en un punto de inflexión”, afirma la Comisión Europea en las previsiones económicas de otoño publicadas recientemente. Los efectos económicos de la invasión de Ucrania empiezan a dejarse notar y avanzan que, en este último trimestre del año, “la Eurozona, así como la mayoría de estados miembros, entrarán en recesión».
Los servicios económicos de la Comisión calculan que el crecimiento en los países de la zona pasará del 3,1% para este año a un 0,3% en el 2023. La caída es evidente en el caso de España, que cerrará este año en el entorno del 4,5%, porcentaje más positivo de lo esperado gracias al turismo y el consumo, aunque en el 2023 solo lo hará un 1%.
Sin embargo y a pesar de la fuerte caída del PIB, la economía española no va a entrar en recesión porque solo cerrará el último trimestre del 2022 en negativo que rondará el 0,3%. La previsión del Ejecutivo español para el 2023 es sin embargo del 2,1%, el doble de lo que estima Bruselas, una diferencia considerable que se puede atribuir a la disparidad de cálculos sobre el consumo privado y la inversión.
Y es que la economía española resiste mejor de lo esperado apoyada, según el BBVA, en un mercado laboral robusto y un buen dato de exportaciones y de consumo privado. “La sorpresa es que, a pesar de la pérdida del poder adquisitivo, el consumo se mantiene mejor de lo esperado”, señalaba Jorge Sicilia, director de BBVA Research y economista jefe de Grupo BBVA durante la presentación del informe sobre situación en el que se recoge que estas buenas perspectivas se deben al todavía persistente ahorro acumulado por las familias durante la pandemia.
Una de las posibles explicaciones del comportamiento del empleo, según el experto, son las “cicatrices que dejó el covid en las empresas de que es importante mantener el capital humano”. Sobre la reforma laboral explica que si bien con la reforma laboral se ha flexibilizado el empleo…con la proliferación de los contratos fijos discontinuos, empleados que no están trabajando mantienen su relación laboral. “La relación entre empleo y actividad ha cambiado…lo que distorsiona un poco las medidas del mercado de trabajo para sacar una señal potente”.
Según el informe sobre situación, el Producto Interior Bruto español avanzará en 2022 un 4,6% y un 1,2% el año que viene. Y, aunque sus anteriores previsiones preveían a una “breve” recesión técnica, el servicio de estudios ha revisado al alza sus expectativas en dos décimas.
Optimismo moderado
También el Banco de España descarta la recesión. El propio gobernador del Banco de España ha lanzado un mensaje de optimismo moderado con un mensaje de prudente optimismo. Pablo Hernández de Cos prevé un «leve crecimiento positivo» de la actividad en el cuarto trimestre, en sintonía con el del tercer trimestre cuando la economía española avanzó un 0,2%.
Hernández de Cos ha detallado que los indicadores apuntan a «una prolongación de la debilidad de la actividad» pero señala que la evolución económica no indica a “una modificación muy significativa” de las previsiones económicas publicadas por la institución el pasado mes de octubre con crecimientos del 4,5% en 2022 y el 1,4% en 2024.
Es decir, que en el invierno permanecerá “la fase actual de debilidad de la actividad económica” por el impacto de los precios en la renta de los hogares, aunque espera que en la primavera que viene la actividad recupere “vigor”, aunque sin alcanzar el PIB previo a la pandemia antes de 2024.
Porque España seguirá creciendo por encima de la Eurozona el año que viene y, coincide el Fondo Monetario Internacional, en pronosticar que su actividad no se situará en dígitos pre crisis sanitaria hasta 2024.
“España es uno de los países para los que no prevemos una recesión técnica durante el próximo año”, apunta el director del departamento de Europa del FMI, Alfred Kammer, en una rueda de prensa celebrada en el marco de las reuniones anuales del Fondo y del Banco Mundial.
Así, aunque algunos países “tendrán una recesión absoluta” el próximo año, el crecimiento de varios estados, entre ellos España, “será más fuerte que en otros países europeos”.
El FMI publicó en noviembre el último informe de perspectivas económicas globales en el que se detalla que España crecerá más de lo estimado este año gracias a la recuperación del turismo y a la producción industrial.
En cuanto a la inflación, los últimos datos publicados por el INE muestran como la evolución de los precios decrece de manera significativa, aunque no deja de preocupar la inflación subyacente. Los precios bajan por cuarto mes consecutivos y se colocan en el 6,8%.
Sumario:
Una de las posibles explicaciones del buen comportamiento del empleo, según el informe de situación del BBVA, son las “cicatrices que dejó el Covid en las empresas de que es importante mantener el capital humano”
Incertidumbres: energía y tipos de interés
Con recesión o sin ella, lo cierto es que hay un factor esencial, sobre todo a corto plazo, que ningún Gobierno puede controlar con medidas o políticas coyunturales, aunque si paliar en la medida de lo posible, y del que se desprenden los perjuicios de la inflación.
Se trata de la energía. Y, en este sentido, España no está tan expuesta como los Estados del norte europeo a la interrupción del suministro de gas ruso. Los expertos auguran, no obstante, que lo más probable es que habrá que seguir pagando el gas a precios mucho más caros, sin que por se contemplen escenarios de posibles racionamientos, como sí ocurre en Alemania.
Y es que, los precios de la energía suponen un enorme lastre para el motor europeo, especialmente para su sector industrial. Tal es así, que el PMI que mide los pedidos en el sector manufacturero, ha caído desde los 58 puntos en febrero a los 48,1 del pasado mes de septiembre, niveles que se sitúan por debajo de los 50 puntos que indican contracción
En este sentido, prestigiosos institutos germanos como el Ifo o el IWH han pronosticado que Alemania tendrá en 2022 una evolución del producto interior bruto del 1,5%, pero que entrará en recesión el año que viene, con una contracción del 0,5%.
El contagio de los socios de la Unión Europea es, por tanto, uno de los grandes elementos que genera preocupación para España, en concreto teniendo muy presente que el turismo y demanda exterior han sustentado los indicadores económicos en el tercer trimestre. El sector exterior aportó 4,7 de los 6,9 puntos porcentuales que creció el PIB en términos interanuales, y siete décimas de los 1,5 puntos que creció sobre el trimestre anterior.
La otra gran incógnita son las subidas de los tipos de interés. El BCE lleva desde julio incrementando hasta el 1,25% el precio de dinero. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha señalado que la subida podría llegar hasta el 2,5% para en su intento por controlar la inflación, con la contrapartida y los efectos colaterales de estrangular la actividad económica.
Los expertos aseguran que es determinante que la política monetaria controle las expectativas de inflación y garantice, de alguna manera, que las presiones inflacionarias se reduzcan a largo plazo”.
Aun así, situar el precio del dinero, es decir, los tipos de interés en niveles que ronden niveles del 2% al 3%, es algo asumible para las rentas.