La pandemia pasa factura a las cuentas públicas. Básicamente, los números rojos se han incrementado en 77.557 millones debido al incremento de los gastos (53.070 millones) por la pandemia y a la caída de ingresos (24.487 millones).
En concreto, el déficit (diferencia entre gastos e ingresos de las distintas administraciones públicas) se situó en el 10,09% del PIB, lo que supone 113.172 millones, excluidas las ayudas financieras. Si se incluyen estas por el banco malo, la Sareb, entonces el agujero se eleva al 10,97% del PIB, hasta los 123.072 millones. Eurostat indicaba al Gobierno que debía incluir las pérdidas del banco malo en las cuentas públicas. Esa cifra del 10,09% del PIB multiplica casi por cuatro el dato del 2019 (2,86% del PIB) y alcanza el nivel más alto desde el 2009, cuando se situó en el 11,06%. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, resaltó ayer en rueda de prensa que esta cifra es inferior a la prevista por el Gobierno (11,3%) o a la estimada por otros organismos oficiales como el FMI (11,7%) o la Comisión Europea (12,2%). Para Montero, “el deterioro de las cuentas públicas es un reflejo claro de que este Gobierno se ha comprometido con los ciudadanos y con el tejido productivo”.