El BCE ha elevado sus previsiones de crecimiento e inflación para este año y el próximo, y las ha mantenido para 2023. Este organismo no ha realizado ninguna matización sobre su programa antipandemia, cuyas compras continuarán a un «ritmo significativamente más elevado».
El Banco Central Europeo no matizado hoy ni una coma de su comunicado respecto a la reunión de abril, ni su Programa de Compras de Emergencia por la Pandemia (PEPP) una vez expirado el segundo trimestre del año y pese a la aceleración de la vacunación, el fortalecimiento de la economía y el repunte de la inflación.
El organismo que preside Christine Lagarde ha dicho que durante el próximo trimestre las compras continuarán a «un ritmo significativamente más elevado» que en los primeros meses de este año, del mismo modo que venía ocurriendo en el anterior trimestre.
En el segundo trimestre del año, este ritmo de compras antipandemia se cuantificó en 80.000 millones de euros al mes. Lagarde ha indicado en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno que han debatido sobre el ritmo de compras del PEPP y que hubo un «amplio consenso».
En mayo el BCE adquirió deuda de emergencia por la pandemia por valor de 80.700 millones y hasta ahora ha comprado bonos para afrontar la crisis del Covid-19 por valor de 1,11 billones de euros, de los 1,85 billones de euros con lo que está dotado el programa antipandemia que está previsto, al menos, hasta final de marzo de 2022 y, en todo caso, hasta que considere que la fase de crisis del coronavirus ha terminado.
De manera que el BCE ha mantenido ese actual ritmo de compras de deuda que ha logrado contener las alzas de la rentabilidad de los bonos que se produjeron al calor de las expectativas de inflación, y ha conseguido cierta estabilidad financiera. De hecho, Lagarde, ha explicado que «las condiciones financieras se han estabilizado recientemente, pero el panorama económico en el corto plazo es incierto». Aún así, la presidenta del BCE ha explicado que el panorama económico «se ve más optimista que hace tres meses».
Está previsto que el organismo monetario con sede en Fráncfort (Alemania) no mueva ninguna ficha de peso sobre este programa de compras antipandemia hasta septiembre o diciembre.
Es decir, el ansiado tapering (retirada de las medidas de estímulo) que reclama el bando de los ‘halcones’ del BCE no llegaría hasta que se establezca la nueva estrategia de política monetaria que se está discutiendo en estos meses. Lagarde ha sido, además, muy explícita al respecto dejando claro que «no han discutido» el tapering, dado que lo considera «prematuro y muy pronto».