La recuperación económica se retrasa a la segunda mitad del año. Tras una brutal caída del 11% del PIB en 2020 por la pandemia, el Banco de España prevé que la economía española crezca este año un 6%, ocho décimas menos que el 6,8% apuntado en sus anteriores previsiones de diciembre.
Esta reducción del crecimiento se debe a un mal arranque del año por el retroceso de la movilidad y un deterioro más pronunciado del mercado laboral, y contempla que en los próximos meses habrá nuevos brotes del virus cuya contención requerirá restricciones similares a las actuales. Además, espera que haya un retraso a la hora de empezar a gastar los fondos europeos, lo que hará que parte de su beneficio se traslade al año siguiente.
Es decir, prácticamente se da por perdida buena parte de la primera mitad del año.
Caída del 0,4%
En el primer trimestre, el organismo pronostica que el PIB retrocederá un 0,4% en su escenario central. Sin embargo, se detectan signos de cierta reactivación según avanza el trimestre en las cifras de movilidad de Google y de consumo de combustibles. “Los datos de movilidad, empleo y consumo fueron malos en enero y febrero. Pero en marzo están evolucionando mejor al producirse un levantamiento de las restricciones en las comunidades”, ha señalado el director de Economía del banco, Oscar Árce.
El dinamismo del segundo semestre provocará que el PIB registre un incremento robusto el año que viene, del 5,3%. Esto supone que parte del crecimiento que se esperaba para 2021 ahora se desplace a 2022
Y en la segunda mitad del año habrá una fuerte mejora de la actividad al avanzar en la vacunación y comenzar a gastarse los fondos europeos. Este escenario considera que las restricciones de la movilidad irán retirándose poco a poco hasta su desaparición plena a finales de 2021. El turismo no recobrará una cierta normalidad hasta 2022. La tasa de ahorro, que había experimentado una considerable subida con la pandemia, descenderá hasta situarse algo por encima de su nivel precovid en 2023. Y conforme vayan desapareciendo las restricciones, el consumo registrará durante varios trimestres fuertes incrementos por encima de lo que crezcan las rentas al tirar de ese ahorro acumulado.
El 6% de crecimiento que proyecta el Banco de España es casi cuatro puntos inferior al 9,8% que el Gobierno incluyó en sus Presupuestos de 2021.
El dinamismo del segundo semestre de este año provocará que el PIB también registre un incremento robusto el año que viene, del 5,3%, lo que implica que parte del crecimiento que antes se esperaba para 2021 ahora se desplaza a 2022, en parte porque el año que viene se dará una relativa recuperación del turismo y en parte porque se prevé que la ejecución de una parte de los fondos europeos se retrase a 2022. Y al año siguiente, en 2023, el crecimiento se moderará hasta una tasa del 1,7%, una cifra que está por debajo del 2% de potencial de crecimiento que esperaba alcanzar el Gobierno con las inversiones europeas.
Pese al empeoramiento observado en la primera mitad del año, el Banco de España sostiene que los riesgos se están reduciendo: se ha comprobado la eficacia de la vacunación, el plan Biden supondrá un potente estímulo y hay un acuerdo sobre el Brexit. Además, aunque se deja fuera a la zona euro, los organismos internacionales están revisando ligeramente al alza el crecimiento mundial.
Sin embargo, el organismo supervisor todavía cree que existe mucha incertidumbre respecto a la velocidad a la que se inmunizará la población y sobre las consecuencias que pueda tener esta crisis en el tejido productivo, el paro de larga duración y los cambios de hábitos. Y plantea dos escenarios alternativos en los que sobre todo se pondera cuál será la magnitud de las secuelas a medio plazo y el comportamiento más o menos precavido de los consumidores: en el supuesto suave, el PIB crecería un 7,5% este año y un 5,5% el que viene.