El Banco de España ha publicado su informe anual. En él, el supervisor celebra que la nueva ley promueva la oferta pública de alquiler. Pero advierte de que esta no será suficiente. La situación del alquiler no mejorará a menos que se fomente la oferta privada y profesionalizada, recuerda.
Respecto a los controles de precios que fija la nueva legislación de vivienda, el Banco de España no los ve con buenos ojos.
Reconoce que a corto plazo consiguen una reducción de precios; pero a la larga, según la literatura económica, reducen la oferta tanto en cantidades como en calidad: “En último término, lejos de lograr un abaratamiento de las viviendas arrendadas, se puede terminar dando lugar a mayores niveles de precios”.
Y toma nota de un informe reciente sobre la intervención del mercado del alquiler en Barcelona para concluir que las medidas pueden ser contraproducentes.
Por este motivo, defiende que haya un seguimiento muy estrecho de la reforma para actuar rápido si se detectan efectos indeseados. La entidad que dirige Pablo Hernández de Cos llama la atención en este sentido sobre la caída del número de personas que accede a una vivienda en propiedad. La tasa de hogares jóvenes que tienen una casa propia se ha desplomado del 69% al 36%, lo que está provocando un fuerte aumento de la desigualdad por riqueza. Pero además España está entre los países en los que se dedica un mayor porcentaje de ingresos al alquiler: un 40% de su renta disponible.