Ana Sánchez Arjona
La batalla fiscal está servida hasta el próximo 4 de mayo. La irrupción en la política madrileña de Pablo Iglesias supone una polarización del voto entre la izquierda y la derecha que amenaza la actual política económica liberal del PP y pone en jaque las rebajas de impuestos de la que presume Isabel Díaz Ayuso. Se contraponen un modelo de izquierdas agresivo que apuesta por subir los impuestos a las rentas más altas, mediante la recuperación de Patrimonio y la eliminación de las bonificaciones en Sucesiones y Donaciones, frente al famoso reclamo electoral de la todavía presidenta: “voy a acometer la mayor rebaja tributaria de la historia”.
Giro total en la política estatal con el que se iniciaba la semana. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias anunciaba que abandonaba el Gobierno para ser el candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. La decisión la comunicaba a través de un vídeo y en el que explica que daba este paso para intentar disputar la presidencia madrileña a la gran favorita en todas las encuestas, Isabel Díaz Ayuso. La entrada en la política madrileña de Iglesias supone una polarización radical del voto entre la izquierda y la derecha que amenaza la actual política económica liberal del PP y pone en jaque las rebajas fiscales que mantiene sobre los grandes patrimonios, que habrían optado por domiciliarse en la capital en busca de un mejor trato fiscal.
Así que, la política económica, en todas sus vertientes, se va a apoderar de la campaña electoral hasta el 4 de mayo con la contraposición de un modelo de izquierdas, liderado por Iglesias, que apuesta por subir los impuestos a las rentas más altas, sobre todo mediante la recuperación del Impuesto del Patrimonio y la eliminación de las bonificaciones en Sucesiones y Donaciones, frente a un modelo liberal, como el actual, que es más flexible con esos altos patrimonios, sin que eso haya supuesto hasta el momento una pérdida de recaudación, según la Hacienda madrileña.
En mayo de 2020, Pablo Iglesias decía en el Senado que “las grandes fortunas están deseando” pagar más impuestos por “patriotismo fiscal para después argumentar que “nuestro sistema fiscal cuenta con mucho margen de subida”
Las manifestaciones de Pablo Iglesias al respecto de los impuestos en Madrid van en dirección contraria a las políticas aplicadas. En varias ocasiones se ha referido al presunto ‘dumping’ fiscal madrileño por sus bonificaciones y exenciones en tributos como los de Patrimonio o Sucesiones y Donaciones.
Los ricos “quieren pagar”
En mayo de 2020 decía en el Senado que “las grandes fortunas están deseando” pagar más impuestos por “patriotismo fiscal para después argumentar que “nuestro sistema fiscal cuenta con mucho margen de subida”. “Hay entre 5 y 7 puntos de diferencia de presión fiscal en España frente a la UE”.
Incluso su partido ha planteado un nuevo gravamen que sustituya al actual Impuesto sobre el Patrimonio y que no sería susceptible de bonificación por las comunidades autónomas, que ahora pueden hacerlo hasta el cien por cien, como es el caso de Madrid.
En rotunda oposición a esto, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no sólo ha mantenido las bonificaciones en los impuestos mencionados, sino que estaba tramitando una rebaja fiscal con otras deducciones y además de haber anunciado una reducción de medio punto en el IRPF para todos los tramos fiscales, que entraría en vigor en la legislatura 2019-2023.
Hay que recordar que antes de la crisis sanitaria Isabel Díaz Ayuso repetía constantemente uno de sus reclamos electorales más famosos: “la mayor bajada de impuestos de la historia”.
Ayuso anunciaba, allá por otoño de 2019, que iba a crear una deducción de 500 euros para el cuidado de mayores o dependientes que convivan con el contribuyente, tengan o no alguna relación de parentesco.
Y en los jóvenes también se fijaba la actual presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid. Concretamente en los menores de treinta años para que pudieran acceder a la compra de una vivienda, podrían deducirse hasta 1.000 euros de intereses de su hipoteca en la factura fiscal. Así como la opción de los universitarios de descontar los intereses de sus préstamos o créditos para pagar los estudios
Iglesias ha esgrimido, entre los motivos que le han llevado a tomar la decisión, ha sido ese último intento de alianza entre PSOE y Ciudadanos en Murcia “con un tamayazo incluido” lo que ha supuesto un “terremoto político” que ha provocado que en Madrid se adelanten las elecciones. Una llamada a las urnas en la que, a su juicio, “existe el riesgo de que la ultraderecha gobierne en Madrid. Es un riesgo para toda España que haya un gobierno con Ayuso y con Vox”. Ante ese escenario, el todavía vicepresidente segundo del Gobierno español, ha admitido que su objetivo no es otro que impedir ese posible Ejecutivo del PP en coalición con los del partido de Abascal.
La decisión la había tomado el fin del 13 y 14 de marzo tras reunirse con su entorno más cercano, entre los que, al parecer, estaban Isabel Serra y Jesús Santos.
“Hay una oportunidad”, explicaba en el vídeo, “que no podemos desaprovechar: que haya un gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid. Que reconstruya lo público, que trabaje por la justicia fiscal, por el cuidado del medio ambiente, que gobierne para la gente trabajadora y que arranque el parásito de la corrupción de las instituciones madrileñas”.
Rebajar tensión en alquileres, pensiones y reforma laboral
La marcha de Pablo Iglesias podría rebajar tensiones especialmente en las áreas económicas en las que el vicepresidente del Gobierno ejercía más presión. Es decir, Economía, Fomento y Seguridad Social, y en temas la regulación del alquiler, la derogación total de la reforma laboral o las pensiones y los años de cotización.
La salida de Iglesias servirá para allanar el camino al ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Al margen de la reforma de las pensiones, las mayores fricciones vienen a cuenta de la introducción del ingreso mínimo vital. Tanto en el momento de su aprobación, el pasado mayo, cuando el líder de Unidas Podemos presionó al gabinete de Escrivá para lanzar la ayuda a la mayor brevedad -aun a falta de cerrar detalles-, como actualmente, con la presentación de una docena de enmiendas por parte de Unidas Podemos al proyecto de ley del ingreso mínimo que se debate en el Congreso. Aunque la previsible llegada de Yolanda Díaz no implica una aceptación total de formación morada, sí que puede mejorar el clima de trabajo.
La marcha de Iglesias llega en un momento clave en la negociación de la ley de Vivienda que se ha convertido en uno de los mayores puntos de fricción en el Gobierno. Esta normativa era una de las medidas más relevantes para la formación morada, que así lo ha demostrado al defender a capa y espada sus propuestas enfocadas en proteger a los inquilinos en detrimento de los grandes propietarios de vivienda.
Iglesias ha estado durante los últimos 14 meses al frente de esta guerra política en torno a la vivienda y su marcha puede suponer que las negociaciones avancen para cerrar los últimos flecos de la nueva norma.
Pero una de las reformas más complicadas, son los cambios en la reforma laboral que recae, además, en la nueva vicepresidenta segunda. Lo cierto es que Díaz ha dicho en varias ocasiones que su intención no es derogra totalmente la reforma del PP, algo de lo que hizo bandera Pablo Iglesias. Hasta ahora, la titular de Trabajo se ha empeñado y ha trabajado para lograr avanzar en las reformas de su ministerio mediante el consenso con empresarios y sindicatos.