Ana Sánchez Arjona ■
El próximo 28 de mayo es la fecha en la que los ciudadanos van a tener su primera cita del año con las urnas. Un macroproceso electoral que será el aperitivo del plato fuerte: las generales que se celebrarán, salvo sorpresa, en el mes de diciembre. Antes, una mini (o maxi, depende del presidente) remodelación del Ejecutivo tras la salida de Reyes Maroto y Carolina Darias, candidatas a las alcaldías de Madrid y Las Palmas, respectivamente. Así que España ha inaugurado el año en ‘modo electoral’ inmersa en una crisis económica de carácter global y de alto voltaje de la que espera salir sin haber entrado en recesión, a pesar del impacto que una inflación en máximos tiene en el consumo y las previsiones de un PIB prácticamente estancado, aunque, eso sí, seguiremos crecimiento por encima de nuestros socios de la Eurozona. No es de extrañar, por tanto, que el presidente del Gobierno despidiera 2022 con este consejo: “Descansen, que el próximo año apunta a intenso”.
“Descansen que el próximo año apunta a intenso». Con estas palabras decía adiós a 2022 el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su última rueda de prensa del año. Una frase con la que seguramente coinciden el resto de los líderes políticos y partidos que se enfrentan un 2023 en perpetuo ‘modo electoral’
Los partidos encaran el año con una fecha muy destacada en el calendario: el próximo 28 de mayo, cita que tienen los ciudadanos para votar en doce comunidades, es decir, Aragón, Asturias, Islas Baleares, Islas Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, La Rioja, Región de Murcia y Navarra además de Ceuta y Melilla. Ese mismo día habrá elecciones en los más de 8.000 municipios españoles.
Aseguran los expertos que los precios se van a moderar en la primera mitad del año. Pero advierten de que el termómetro que va medir su evolución es la inflación subyacente, que en diciembre cerró por encima de la inflación general y se situó en el 6,9%
Un macro proceso de cita con las urnas que será el aperitivo del plato fuerte: las elecciones generales que se producirán, salvo sorpresa, en el mes de diciembre, una finalizada la legislatura de Pedro Sánchez. Eso sí, tendrá una fecha tope, la del 10 de diciembre.
El presidente debe, además, y más pronto que tarde, realizar una remodelación de Gobierno para remplazar a dos de sus ministras. Por un lado, Reyes Maroto, candidata a la alcaldía de Madrid, y por otro Carolina Darias, candidata al consistorio de Las Palmas.
Se especula con que pudiera haber algún cambio más y que Pedro Sánchez opte a acometer una crisis en su Gabinete más ambiciosa y en clave electoral.
Y todo esto se va a producir en un contexto económico de alto voltaje. Confluyen desde hace más de un año una serie de factores que golpean las perspectivas económicas globales. Y en este escenario, “la economía europea se encuentra en un punto de inflexión”, afirmaba la Comisión Europea en las previsiones económicas de otoño
Los servicios económicos de la Comisión calculan que el crecimiento en los países de la zona pasará del 3,1% en 2022 a un 0,3% en 2023. España cerrará este año en el entorno del 4,5%, porcentaje más positivo de lo esperado gracias especialmente al turismo, aunque en el 2023 solo lo crecerá alrededor de un 1%.
Sin embargo y a pesar de la fuerte caída del PIB, la economía española no va a entrar en recesión porque solo cerrará el último trimestre del 2022 en negativo, números rojos que rondarán el 0,3%, según Bruselas. La previsión del Ejecutivo español para el 2023 es sin embargo del 2,1%, el doble de lo que estima la Comisión, una diferencia considerable que se puede atribuir a la disparidad de cálculos sobre el consumo privado y la inversión.
La economía resiste
Y es que la economía española resiste mejor de lo esperado apoyada, según el BBVA, en el mercado laboral y las exportaciones.
También el Banco de España descarta la recesión en su escenario central, ni técnica (dos trimestres consecutivos de caída de la actividad), ni mucho menos más profunda
El propio gobernador del Banco ha lanzado un mensaje de optimismo, de prudente optimismo y la institución eleva la previsión de crecimiento del PIB al 4,6% en 2022 y la reduce una décima para 2023, al 1,3%. Una estimación que está por debajo del 2,1% del Gobierno. En 2024, el ritmo se acelerará al 2,7%.
Es decir, que España seguirá creciendo por encima de la Eurozona el año que viene. Un pronóstico que coincide con el del Fondo Monetario Internacional: “España es uno de los países para los que no prevemos una recesión técnica durante el próximo año”.
De la contracción de la demanda advertía la OCDE. Según el organismo internacional, en 2023 la economía española “sufrirá” por la caída del consumo. La causa hay que buscarla en la inflación, sobre todo en el dato de inflación subyacente.
Aseguran los expertos que los precios se van a moderar de manera evidente, sobre todo en la primera mitad del año. Incluso, podría reducirse hasta niveles del 4% en la segunda mitad del año. Pero advierten que esto no debe llevarnos a engaño porque el verdadero problema, y el termómetro que va medir su verdadera evolución, es la inflación subyacente que no tiene en cuenta las materias primas energéticas ni los alimentos, que son las dos más volátiles. En diciembre, según el dato adelantado, cerró por encima de la inflación general y se situó en el 6,9%.
Y aunque los precios de los alimentos sigan siendo muy altos, el Gobierno piensa que los próximos meses no se mantendrá esa tendencia. Sobre todo, si tenemos en cuenta que habrá que esperar al efecto que tienen sobre el bolsillo las medidas específicas aprobadas recientemente como la reducción del IVA, incluida en el decreto anticrisis. “En 2022 continuamos en esa senda de crecimiento y vamos a entrar en el próximo año con una base muy sólida que nos permite seguir en esa tendencia. La economía española resiste muy bien”, afirmaba la vicepresidenta primera, Nadia Calviño.
La Presidencia de la UE, marcada en rojo en la agenda de Pedro Sánchez
“Europa espera mucho de la presidencia española y no vamos a defraudar esa expectativa. La presidencia europea va a ser de toda España, con las 17 Comunidades Autónomas y de toda la ciudadanía llevando a la calle el ideario europeo”. Así se expresaba el presidente en su balance anual en Moncloa en el que volvía a poner sobre la mesa la reivindicación europeísta en un contexto internacional marcado por la guerra en Ucrania.
A este conflicto hay que sumar la previsible ralentización económica, impulsada, entre otros factores, por las sucesivas subidas de tipos de interés, que podría convertirse en recesión debido, principalmente, por debilidad económica que atraviesa Alemania,
Durante la presentación del programa de trabajo del Gobierno para la presidencia europea que realizó el ministro de Exteriores en el Congreso de los Diputados, José Manuel Albares habló de la anticipó de la presidencia como de un proyecto de país con el que se pretende llevar “Europa a todos los rincones de España y llevar nuestra diversidad cultural y geográfica a Europa”.
Como es lógico, todavía no hay fecha para las reuniones de los Consejos ya que el Ejecutivo debe de conocer el programa de prioridades de Bruselas y los resultados de la presidencia de Suecia que se acaba de inaugurar. Aun así, ya se conoce que se celebrará un Consejo de Asuntos Generales de los ministros de Exteriores, también de los responsables de la Pesca y la Agricultura y hasta otros 25 consejos más que se desarrollarán en 25 ciudades españolas. Lo que sí se sabe es que Nadia Calviño tiene previsto realizar en Santiago de Compostela una de las reuniones del Ecofin.
Además, durante la presidencia, España tratará de llegar a acuerdos sobre transición ecológica y transformación digital. También será prioritario para el Gobierno avanzar en la autonomía estratégica, seguir trabajando sobre las soluciones que se deban dar a la crisis migratoria, la guerra de Ucrania y la crisis sanitaria que ha supuesto el Covid-19.