Destacado / N. L.
El catedrático estadounidense Eswar S. Prasad acaba de publicar un libro sobre el futuro del dinero que nos ayuda a tener una visión fiable, entre otros asuntos sobre las criptomonedas o monedas digitales como el bitcoin y compañía, donde proliferan las intervenciones interesadas. Nos cuenta con precisión académica lo que está pasando y con perspicacia lo que el profesor Prasad supone que va a pasar, entre otros fenómenos, la desaparición del dinero en metálico.
Las consecuencias de esta revolución financiera, ¿son positivas o negativas?. A este respecto Prasad no se moja:
«Lo único seguro –sostiene– es que el sistema monetario internacional está en el umbral de un cambio trascendental, forjado por la revolución digital. Queda por ver si esto beneficia en última instancia a la humanidad en general o exacerba las desigualdades nacionales y globales existentes».
Los economistas norteamericanos suelen valerse de la expresión manual: “On one hand… and on the other”, lo que en español traducimos “por un lado… y por otro”, que provocó la expresión indignada del presidente Harry S. Truman de la que se valió también Kennedy reclamando un economista manco que no le viniera con disyuntivas paralizadoras para quien debe tomar decisiones.
Prasad cae en esta tentación al plantear la disyuntiva de a quién beneficia y a quién perjudica lo que ya está en el horizonte inmediato.

Opina que la banca va a cambiar a medida que otras formas de intermediación ganen preponderancia. Buena parte de la población del mundo obtendrá acceso, al menos, a servicios financieros básicos que mejorarán sus vidas y su bienestar económico.
La desaparición del efectivo –constata– se está acelerando en todo el mundo, especialmente después de la pandemia de Covid que alentó tanto a los consumidores como a las empresas a adoptar los pagos digitales. Queda por ver si eso conducirá a una mayor eficiencia económica o a una sociedad distópica (o ambas).
Recuerda Prasad que las monedas digitales de banco central ha comenzado. El dinero, la banca y las finanzas se hallan al borde de una transformación. El dinero físico está destinado a convertirse en una reliquia, consolidándose los sistemas de pago digitales como la norma en todo el mundo.
Privar de derechos a los pobres
Reconoce que los pagos digitales tienen muchas ventajas. Son más rápidos y, a menudo, más baratos. A pesar de todos sus defectos, el efectivo también: es de fácil acceso, se puede utilizar sin ningún dispositivo electrónico o conexión a redes inalámbricas o Internet, y está disponible para ricos y pobres por igual. Pero advierte: “La no aceptación del efectivo podría privar de derechos a los pobres, que ya sufren diversas carencias y falta de acceso al sistema financiero».
Y señala que una moneda digital del banco central no está exenta de riesgos. Un sistema de pago digital administrado por el gobierno podría amenazar a los proveedores de pagos privados o al menos limitar las innovaciones que benefician a los consumidores y las empresas.
El dinero digital también podría desplegarse para cumplir objetivos económicos e incluso sociales específicos. Un gobierno ostensiblemente benevolente podría, por ejemplo, ordenar que el dinero emitido por su banco central podría venir con fechas de vencimiento para alentar el gasto en lugar de ahorrar o que no podría usarse para comprar narcóticos, municiones o pornografía. Y es que –lamenta– una moneda digital le daría a un gobierno autoritario una herramienta adicional para la vigilancia de sus ciudadanos.
Criptomonedas volátiles
En su opinión la proliferación de criptomonedas no tendrá un efecto disruptivo sustancial en las principales monedas de reserva, especialmente el dólar estadounidense. Las criptomonedas sin respaldo son demasiado volátiles para ser consideradas fuentes estables de valor o medios confiables de intercambio.
La aparición de la criptomoneda bitcoin –explica– tenía como objetivo facilitar, en principio, que cualquier persona tuviera acceso a un medio de pago sin tener que depender de un banco comercial, una compañía de tarjetas de crédito o incluso dinero emitido por un banco central. Que las transacciones que usan bitcoin pudieran realizarse utilizando sólo las identidades digitales de las partes que realizan transacciones, preservando así el anonimato, fue un atractivo adicional.

Sin embargo, el valor inestable de bitcoin y su incapacidad para manejar más de un pequeño volumen de transacciones lo han convertido en un medio de intercambio inviable.
Criptomonedas estables
Apuesta el profesor por las nuevas criptomonedas llamadas ‘stablecoins’ que tienen como objetivo solucionar el problema del valor inestable. Su valor estable proviene de estar respaldado por tiendas de monedas fiduciarias existentes. Ya hay monedas estables como Tether y USD Coin que están respaldadas uno a uno por reservas en dólares estadounidenses. Estas monedas estables se están utilizando para pagos dentro y tal vez algún día incluso en todos los países.
En su opinión las monedas digitales, especialmente las monedas digitales del banco central, tienen muchas ventajas. Proporcionarán un sistema de pago digital gratuito y conveniente para las masas, incluso aquellas que no tienen una cuenta bancaria o los medios para adquirir una tarjeta de crédito. Sacarán la actividad económica de las sombras y aumentarán los ingresos del gobierno al dificultar la ocultación de las transacciones que están sujetas a impuestos. La falsificación de moneda será cada vez más difícil. Se reducirá el uso del dinero del gobierno para el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y otras actividades nefastas.
Pero –por la otra mano– algunas de estas ventajas tienen un precio. Las transacciones electrónicas dejan un rastro digital que no se puede borrar fácilmente. Incluso con las protecciones de privacidad implementadas, la realidad es que las transacciones que utilizan una moneda digital del banco central serán auditables y rastreables. Después de todo, cada banco central quiere hacer todo lo posible para garantizar que su moneda, física o virtual, no facilite el comercio ilícito.
El oscuro legado de bitcoin
Reconoce el profesor Prasad que la tecnología ‘blockchain’ de bitcoin ayudará a crear mejores sistemas de pago digital, automatizando una amplia gama de transacciones y ayudando a democratizar las finanzas. Pero –por la otra mano– el verdadero (y oscuro) legado de bitcoin podría ser la erosión de la confidencialidad, la prevalencia más amplia de los sistemas de pago administrados por el gobierno y una mayor intrusión de las grandes empresas y los gobiernos en los sistemas financieros y en el funcionamiento de la sociedad.

Pero, ¡ojo!, la tecnología puede tener consecuencias impredecibles. En lugar de conducir a una proliferación de monedas privadas y oficiales que compiten en igualdad de condiciones, la digitalización de las monedas podría eventualmente resultar en una concentración aún mayor del poder económico.
Si estuvieran fácilmente disponibles en todo el mundo en forma digital, las principales monedas como el dólar, el euro y el renminbi podrían desplazar a las monedas de las naciones más pequeñas y menos poderosas.
Las monedas digitales emitidas por grandes corporaciones que se aprovechan de sus ecosistemas comerciales o de redes sociales ya dominantes también podrían ganar tracción y, a menos que sean anuladas por los gobiernos, algún día podrían incluso convertirse en reservas de valor independientes al renunciar a su respaldo de moneda fiduciaria. Esto podría crear aún más inestabilidad monetaria si diera lugar a que los países individuales tuvieran múltiples emisores de dinero, con valores de moneda nacional fluctuando entre sí.
Una autoridad reconocida
Eswar S. Prasad, autor de este libro titulado ‘El futuro del dinero’ y subtitulado “Cómo la revolución digital está transformando las monedas y las finanzas” que acaba de publicar en España La Esfera de los Libros, ocupa la cátedra Tolani de Política del Comercio en la Universidad de Cornell, Estados Unidos. También es miembro de número de la Brookings Institution, donde ocupa la Cátedra Nuevo Siglo de Economía Internacional, e investigador asociado en el National Bureau of Economic Research. Ha sido jefe de la sección de Estudios Financieros del Departamento de Investigación del Fondo Monetario Internacional y, con anterioridad, jefe del Departamento de China de la misma institución.