Destacado / N. L.
No debería sorprendernos, en exceso, las declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, al que se le nombra por sus siglas AMLO, en su programa televisado diario denominado ‘La Mañanera’. No deberían sorprendernos, en exceso, insistimos, estas palabras que se insertan en un nacionalismo inspirado en su interpretación de la historia bajo el lema: “Por el rescate de la soberanía”, para lo que cuenta con la aportación de su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez. Arremete contra Hernán Cortés y pide a Felipe VI que pida perdón.
López Obrador ya se quejaba en su libro-programa ‘2018. La salida. Decadencia y renacimiento de México”, al que nos referimos ampliamente en una portada de ‘El Nuevo Lunes’, contra las empresas españolas de que “los gobiernos y las empresas extranjeras de los países considerados desarrollados no han cumplido en sus relaciones comerciales y de negocios con México con los estándares mínimos de moral internacional. Las más deshonestas en este aspecto han sido autoridades y empresas españolas, las cuales no sólo hacen tráfico de influencias –‘lobby’, le llaman, con políticos conservadores y de la supuesta izquierda–, sino que sobornan con dinero y acciones a integrantes mexicanos de la mafia del poder”.
AMLO aprovechaba para propinar sendas patadas a los expresidentes Peña Nieto, López Portillo y Carlos Salinas. Ahora procede a otra vuelta de tuerca patriótica y regeneracionista en la que integra su proclamada lucha contra la corrupción que atribuye a las empresas españolas, que son el segundo inversor del país, en connivencia con sus antecesores en la presidencia. Centra sus ataques en las energéticas, como Iberdrola y Repsol, que chocan con su política de nacionalización energética.
Una pausa que no es ruptura, pero sí una amenaza
Decimos que no debemos sorprendernos “en exceso” aunque hay motivos para la preocupación porque en esta ocasión ha ido más allá de lo acostumbrado al valerse del ambiguo término “pausa” en las relaciones entre España y México, que no amenaza con ruptura, pero sí como advertencia.

AMLO ha amenazado con “dar un tiempo” a las relaciones con España. “Una pausa –ha explicado– para respetarnos y que no nos vean como tierra de conquista. Queremos tener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo, pero no queremos que nos roben, así como los españoles no quieren que les roben de ningún país. Y hacen bien. Pues tampoco queremos nosotros”.
“Creo –remachó– que nos va a convenir a los mexicanos y a los españoles. Desde luego al pueblo de México y al pueblo de España. Era un contubernio de arriba, una promiscuidad económica, política, en la cúpula de los gobiernos de México y de España, pero como durante tres sexenios seguidos. Y México se llevaba la peor parte, nos saqueaban. Entonces, vale más darnos un tiempo, una pausa, a lo mejor ya cuando cambie el Gobierno ya se establecen las relaciones. Yo desearía que cuando no esté aquí no sean igual a como eran antes”. Y concreta en que Felipe Calderón servía a Repsol, e Iberdrola a Vicente Fox.
El ministro español responde
Se entiende pues que el “pequeño detalle” de la pausa haya provocado la reacción del ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, quien dijo a su homólogo mexicano Marcelo Ebrard: «El Gobierno de España rechaza tajantemente las descalificaciones realizadas por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en los últimos días contra España y las empresas españolas» .Y destacó: «España y México somos socios estratégicos y estamos unidos por profundos lazos humanos, culturales, históricos, lingüísticos y económicos. Más de 175.000 españoles viven en México y cerca de 30.000 mexicanos residen en nuestro país. España es el segundo inversor en México y cuenta con 7.000 empresas en ese país. La inversión española se eleva por encima de 70.000 millones de euros y la mexicana en España supera los 25.000 millones».
«España trabajará siempre por mantener las mejores relaciones con México y reforzar los lazos con este pueblo hermano. El Gobierno desea unas relaciones basadas en el respeto mutuo, como quieren los españoles y los mexicanos, sin este tipo de manifestaciones»
Nacionalizar la energía
AMLO apostó desde su campaña electoral por una nacionalización de la energía que cambiaba de sentido la reforma privatizadora de sus antecesores, Enrique Peña Nieto y Enrique Calderón. Una nueva política nacionalizadora que López Obrador une desde que alcanzó el poder a la lucha contra la corrupción no es en realidad una reforma, sino más bien una contrarreforma.
Una vez instalado en el histórico Palacio Nacional, el 1 de diciembre de 2018, parecía haberse calmado a este respecto y no insistió en sus denuncias electorales, lo que permitió respirar a las compañías españolas, especialmente a Iberdrola, que entendían que una vez en el poder el presidente actuaría con realismo comprendiendo que las fuertes inversiones de esta compañía y las nuevas previstas mejorarían la capacidad energética mexicana.
Galán reacciona
Pero la tregua no duró mucho. Pronto volvió a la carga expresando con claridad sus intenciones al tiempo que arremetía de nuevo contra las “corrupciones españolas”, lo que provocó al presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, cuya empresa lleva más de veinte años en México, actuar “a lo macho” como dicen en México, anunciando que congelará las nuevas inversiones que tenía previstas dentro de su ambiciosa política de incrementar su presencia en el mundo.

Pero la tregua no duró mucho. Pronto volvió a la carga expresando con claridad sus intenciones al tiempo que arremetía de nuevo contra las “corrupciones españolas”, lo que provocó al presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, cuya empresa lleva más de veinte años en México, a actuar “a lo macho” como dicen en México, anunciando que congelará las nuevas inversiones que tenía previstas dentro de su ambiciosa política de incrementar su presencia en el mundo. / EP
López Obrador imparte una charla a los mexicanos cada mañana. En la del pasado 9 de febrero cargó de nuevo contra Iberdrola y subrayó: “Ahora está endebate lo de la iniciativa que envié al Congreso para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad, que la querían desaparecer para favorecer a empresas particulares, sobre todo extranjeras, corruptas. Imagínense cuánto nos vamos aahorrar si se dejan de entregar subsidios a estas empresas extranjeras”. Una corrupción que en este caso se limita a acusarlas de beneficiarse de las ayudas públicas. O sea, de aprovecharse de la legislación vigente.
“No sólo se le compra caro –argumentó–. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) les compra a estas empresas a precios elevados, sino que además las subsidia. Entonces, al aprobarse esa reforma legal nos vamos a ahorrar muchodinero y, ¿qué podemos garantizar con ese ahorro? Que no nos cueste más la luza los consumidores”.
Ya lo decía en su libro
Ya decía AMLO, en el citado libro publicado por la editorial española Planeta, que “así como Peña tiene predilección por la empresa extranjera OHL de España, en los tiempos de Calderón (que según AMLO ha expresado su simpatía por Francisco Franco) la favorita era Repsol, también de la Península Ibérica. Recuérdese que el primer contrato de servicios múltiples que se otorgó a una empresa extranjera –violando la Constitución– se suscribió cuando Felipe Calderón era secretario de Energía y presidente del Consejo de Administración de Pemex”.
Respecto a Iberdrola, que domina el negocio de la venta de energía a la Comisión Federal de Electricidad, aseguraba López Obrador que quien recibió “jugosos contratos” durante el gobierno de Calderón fue nombrado miembro del Consejo de Administración de Avangrid, filial estadounidense de Iberdrola. Lo que le daba pie para citar a Bertolt Brecht, quien aseguraba que el peor de los bandidos “es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de empresas nacionales y multinacionales”.
Los hoteleros españoles, acongojados con las palabras de AMLO, pero la sangre no llegará al río
Las palabras del presidente mexicano han generado “espanto”, en el sector hotelero español, según expresó a ‘El Nuevo Lunes’ un miembro de Inverotel, la asociación de los grandes inversores hoteleros. Un portavoz de esta asociación declaró al digital mexicano ‘Reportur.mx’: “La verdad, es difícil entender por nuestra parte, los hoteleros creamos, desarrollamos y mantenemos puestos de trabajo y riqueza».
Sin embargo, la sangre no llegará al rio pues aprovechando Fitur, la feria del turismo, a la que asistieron el rey de España, Felipe VI, y su esposa, la reina Letizia, María Valcarce, directora de Fitur, declaró: “Para los españoles, México es un país muy querido que sentimos muy próximo a pesar de la distancia y es un destino que me atrevería a decir que todos los españoles sueñan con conocer y, los que ya hemos estado, con volver”
De hecho, se han establecido contactos positivos entre los inversores españoles y los mexicanos interesados en atraer inversiones españolas para el sector especialmente en el desarrollo regional del sureste del país.
Hay que destacar la reunión que celebraron el propio secretario de Turismo mexicano, Miguel Torruco, con la ministra de Industria, Comercio y Turismo de España, Reyes Maroto, en la que realizaron un seguimiento de los acuerdos alcanzados en el ‘Memorándum de Entendimiento en el Ámbito Turístico’, firmado por ambas partes en enero de 2019 y revisaron posibles fechas para el foro, que se celebrará a lo largo de 2022.
La ministra aseguró que el programa español denominado Pueblos Bonitos —que trata de fomentar el turismo rural— está inspirado en el programa mexicano de Pueblos Mágicos.
Torruco había almorzado en Fitur con los representantes de Inverotel, entre ellos: Sabina Fluxá, vicepresidenta y CEO de Iberostar; Carmen Riu, copresidente de Riu Hotels; Encarna Piñero, CEO de los hoteles Bahía Príncipe y presidenta de Inverotel; Abel Matutes, presidente de Palladium Hotels, y Jesús Sobrino, CEO de la compañía, así como Alejandro Reynal, CEO de Apple Vacation Group, para tratar sobre la potenciación del desarrollo turístico de México, especialmente sobre el desarrollo del Tren Maya, uno de los proyectos bandera del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que impulsará el desarrollo regional del sureste del país.