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Felipe González y Mariano Rajoy mostraron su coincidencia en casi todo en el foro empresarial de la Toja, denominado “Foro la Toja – Vínculo Atlántico”, que celebró su cuarta edición del 29 de septiembre al 1 de octubre en la Isla de La Toja, O Grove, Pontevedra. Mientras tanto, los dirigentes de sus respectivos partidos extremaban de forma ruidosa sus diferencias.
Y es que no se notaban discrepancias entre Rajoy y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, pero se notaban mucho las discrepancias de González con el secretario general de su partido y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Lo chocante para el cogollo del Ibex presente en el hotel del balneario La Toja, que suspiran por el bipartidismo, es que Núñez Feijóo no se cortó un pelo en atacar al gobierno de Sánchez donde González y Rajoy mostraban una amable complicidad de criterios sin que se produjera, en sentido contrario, la intervención de algún dirigente socialista pues no existía ninguno en la sala, salvo el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que se limitó a pronunciar su ponencia.
Fuera de la Toja, un exministro de González nos expresaba su amarga queja: “No debería sorprenderos. Si Felipe no se apunta al PP no es por discrepancias políticas, sino porque no puede negarse a sí mismo como refundador del PSOE y dirigente del Gobierno durante el mayor periodo de la historia de la España democrática, siempre enfrentado al Partido Popular. Pero ahora, ya lo habéis visto en La Toja, la derecha económica le adora”.
No creemos que sea para tanto. No hay peligro alguno de transfuguismo por parte del carismático líder del PSOE aunque durante su largo gobierno la gente de Ferraz le tachaba de endiosamiento y hasta, simplemente de “Dios”, como le calificó Txiki Benegas con notable exageración, pues si bien no le faltaban méritos no tenía los suficientes para alcanzar la divinidad, aunque su ministro de Educación, José María Maravall, le atribuía la condición de santo que podría alcanzar los altares pues, aseguraba, podía acreditar que había hecho el milagro de sanar a un enfermo. Simplemente ahora disfruta Felipe del papel de quien se encuentra ‘au-dessus de la mêlée’, alumbrándonos con una lucecita de sabiduría universal y, desde luego, al menos, como el gran protagonista de la Transición.
Ciertamente, desde los cuatro años de vida del Foro, González y Rajoy han cantado en armonioso dúo sin mas discordancia que algunos detalles que no chirriaron en exceso. Lo que separa a ambos dirigentes se limita al ámbito de los detalles, de los pequeños detalles que no generan bronca, pues ambos consideran que en este país hay demasiados ‘torquemadas’.
Felipe que aseguró en el foro de La Toja, que coordinó magistralmente la periodista Anabel Díez: “Yo digo lo que pienso, pero eso no me limita para pensar lo que digo”; se autopresentó “como uno de los últimos baluartes que van quedando, y a mucha honra, del régimen y la Constitución de 1978, un espacio de convivencia que no excluía a nadie, pero que no permite a nadie saltársela a la torera”. Se conforma ahora con reclamar “una búsqueda de la centralidad, no del centro, que permita la diversidad de pensamiento, pero que llegue a áreas de consenso y lugares comunes, que no fracturen y respeten las reglas de juego”.
Frankenstein o el ejército de Pancho Villa
La coincidencia más llamativa fue la crítica a la subasta fiscal entre las comunidades autónomas. “Caminamos a un pacto fiscal modelo Frankenstein”, dictaminó Rajoy, lo que González apostilló con un sonoro “sí”. El primero descalificó las medidas elaboradas por la ministra Montero de “cuadratura del círculo” y tildó la política del gobierno socialista de estar trufada por “populismo, peronismo y Robin Hood”, calificándolas de “peligrosas”.
González echó leña al fuego contra Sánchez al calificar la subasta fiscal en el “ejército de Pancho Villa”. Tras dictaminar que “hay que revisar un sistema que está deteriorado por el paso del tiempo y una legislación que incluye la fijación de competencias autonómicas en impuestos básicos, algo escasamente confiable, y tras pedir disculpas a Moreno Bonilla y a Ximo Puig, en alusión a su decisión de rebajar el tramo autonómico del IRPF, explicó que mientras él gobernó “nunca imaginó que se acabaría produciendo una batalla campal entre comunidades por los impuestos”.
“Yo –añadió– solía hablar de corresponsabilidad fiscal. Como mi mentalidad era la de armonizar a nivel europeo, no se me ocurrió que esto pasaría entre las comunidades. No hablo del impuesto de patrimonio, sino de los impuestos básicos, los que realmente alteran la competencia”, Respecto al impuesto del patrimonio explicó en conversación con los periodistas que no había implantado el impuesto sobre el patrimonio con afán recaudatorio sino para dificultar la evasión fiscal, detectando fuentes de ingresos.

Sobre el pacto de rentas
González sostuvo la necesidad “más que nunca de sentarse en una mesa”, no sólo de los sindicatos y la patronal, sino también los políticos, que deberían ser proveedores de certidumbres. “O nos ajustamos o nos ajustan –sentenció– y si nos ajustamos es mejor hacerlo equitativamente para repartir las cargas del ajuste”
Reclamó un debate serio sobre qué Estado necesitamos y cómo tiene que coordinarse con Europa. Recordó que él se pasó diez años en la UE intentando armonizar los impuestos básicos y que su principal apoyo en esos momentos era Alemania.
Admitió que mientras gobernaba hablaba de la corresponsabilidad fiscal pero que no se le ocurrió que en la imposición básica se iba a introducir competencia entre las Comunidades. ”Estoy hablando de los impuestos básicos, los que pueden alterar la competencia“, matizó.
Pobres y ricos
Mariano Rajoy disparó por elevación del debate fiscal criticando el debate de ricos frente a pobres. «Eso es populismo y hay que andar con mucho cuidado con este asunto», advirtió. Recordó con González aquella conversación entre dos políticos en el que uno le decía al otro que su interés era acabar con los ricos, y el otro le contestó: «Hombre, acabe usted con los pobres». Porque, explicaron, lo demás es, a su juicio, demagogia que no conduce a ningún sitio, y sólo lleva a situaciones de tensión.
Refiriéndose al pacto de rentas, que habría que hacer con la supervisión del Gobierno, estuvo de acuerdo con González en la necesidad de repartir los costes de la inflación. “Si no somos capaces de alcanzar un acuerdo en esto –advirtió– tendremos un grave problema”. Y matizó que el pacto de rentas debe afectar a todos, también a los funcionarios. “Dejarlos fuera –añadió–, 14 millones de personas entre funcionarios y pensionistas reciben rentas públicas, puede ser complejo y no estamos para hacer demagogias”.

En su opinión, a estos colectivos “no se les puede dejar fuera de ese pacto de rentas porque al Gobierno le convenga a la espera de su voto mientras a otros les da un tortazo. Si queremos pacto de rentas, hagámoslo pero sin demagogia”. Sin embargo –explicó en contra de lo que defendía González– no alcanzaba a ver la viabilidad del pacto fiscal”.
Feijóo alabó al socialdemócrata portugués António Costa
Alberto Núñez Feijóo distinguió entre demócratas y populistas criticando la discusión “agria y desabrida en la que prima el ruido” que domina el actual marco político. “El populismo –lamentó–, que se apunta a la agitación permanente y es un fabricante de antagonistas, excluye la argumentación porque menosprecia el razonamiento de la gente. Luego, creado el malestar, resulta difícil introducir elementos de racionalización que “algunos –refiriéndose aunque sin citarle al presidente Sánchez– plantean desde una posición dogmática con la que anuncian tasas o impuestos contra alguien o algo” y que no es otra cosa más que “populismo fiscal”, una “fiscalidad agresiva”.
Feijóo se declaró entusiasta de la socialdemocracia del primer ministro de Portugal, António Costa, quien sostiene que las rebajas de impuestos “no son de izquierdas ni de derechas”, sino de sentido común y acusó a Sánchez, a quien no considera socialdemócrata, de invadir competencias autonómicas, generar inseguridad jurídica, disminuir la competitividad de las empresas, olvidarse de las rentas medias y presentar una reforma “improvisada e incompleta, confusa”, además de un prototipo del “populismo fiscal” que, lejos de atraer rentas, inversiones y patrimonios lo que se alienta es la fuga de capitales, por ejemplo a Portugal.
El Foro La Toja, un brillante invento de Rajoy junto al hotelero
Amancio López Seijas
Mariano Rajoy, de acuerdo con su entrañable amigo Amancio López Seijas, fundador del Grupo Hotusa, que tiene asociados 4.100 hoteles de 180 países , entre ellos el Gran Hotel de La Toja que compró al Banco Santander procedente del Popular, donde se celebra el Foro, y que se ocuparía de empujar la financiación del proyecto en el que colaboran también Inditex, Abanca, Deloitte, Renfe y Telefónica.
Amancio López, “el otro Amancio gallego’’, como le denominan en referencia al fundador de Inditex, Amancio Ortega, es, como este último, un hombre hecho a sí mismo. Nació López Seijas en Chantada (Lugo) en 1955, el mismo año que Mariano Rajoy, con quien fue al mismo colegio en León.
Mariano Rajoy colocó de presidente del Foro a Josep Piqué y de directora general a quien fue secretaria de Estado de Comunicación durante su gobierno, Carmen Martínez Castro. Como Mariano es una persona habilidosa colocó de vicepresidente a Antón Costa, amigo progre de Piqué con quien ha compartido una presencia notable en el barcelonés Cercle de Economía.
La iniciativa ha sido un éxito indiscutible. En sus cuatro años de vida se ha elevado en prestancia a las jornadas que organiza el Cercle, considerado como el ‘lobby’ más influyente de España.
De dónde viene el Vínculo Atlántico
El foro empresarial de La Toja, denominado oficialmente Foro La Toja Vínculo Atlántico, inaugurado desde su nacimiento por Felipe VI, pretende ser el Davos español o el Club Bilderberg, el gran ‘lobby’ liberal mundial que precisamente eligió en 1989 este hotel para su cónclave anual.
Es ciertamente como este club se presenta, con el lema de “Un espacio para la reflexión y la defensa de la democracia liberal” . Lo del “Vínculo Atlántico” lo justifica López Seijas en una entrevista realizada por Andrés Guerra en ‘La Vanguardia’ refiriéndose “a una cultura que viene desde la Grecia clásica y Roma y se prolonga en el Renacimiento y la Ilustración. Y, naturalmente, la Península Ibérica. Esto une a los dos lados del Atlántico: Norteamérica y Latinoamérica son las regiones que más coinciden con Europa y sus valores”.
El Rey entrega el premio del Foro al embajador de Ucrania
El Rey ha inaugurado el IV Foro de la Toja, ha presidido un almuerzo con los participantes; mantuvo un coloquio informal con los mismos; conversó con el ministro de Relaciones de Ucrania, Dmytró Ivánovich Kuleba, y dedicó el premio del Foro al pueblo ucraniano en reconocimiento a su “inestimable labor en pro del refuerzo y desarrollo de las democracias representativas y el vínculo atlántico”,un galardón que entregó al embajador de Ucrania en España.
Felipe VI destacó que “la heroica resistencia del pueblo ucraniano no se puede entender solamente como una estricta defensa de su territorio. Es la contienda por una sociedad democrática y abierta. Por la suya y también por las de todos los que creemos en el valor de la Libertad y de la Democracia, y que defendemos el respeto al Derecho Internacional y a los Derechos Humanos. Y esto es algo que, a pesar de la inestabilidad de las circunstancias, es inamovible…”