Destacado / N. L.
Nos parece un acierto que Francisco Martínez-Cosentino Justo, presidente del Grupo Cosentino, haya recibido de las manos del rey Felipe VI en el Auditorio Municipal Maestro Padilla de Almería, el VI Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial que organizan el Círculo de Empresarios, el Cercle d’Economia de Barcelona y el Círculo de Empresarios Vascos. El galardón consiste en una reproducción de una medalla al mérito de la época de Carlos III cuyo original data de 1764.
La referencia a “la trayectoria empresarial” indica una provecta edad de los premiados. De hecho, de los cinco premiados que le precedieron en años sucesivos sólo sigue vivo José Ferrer Sala, presidente de honor de Freixenet, quien se vale de la longevidad de sus antecesores al frente de la gran productora del cava. Han fallecido, a edad avanzada, Plácido Arango, Mariano Puig Planas, José Antolín Toledano y Enrique de Sendagorta Aramburu.
A esa circunstancia se refería Cosentino en sus palabras de agradecimiento: “Bien, premio a la trayectoria significa, lo sé, que ya no soy un jovencito. Son cincuenta años de empresario, desde mis comienzos en la sierra de Macael hasta hoy”.
“Soy un defensor de la empresa familiar –explicó en otra oportunidad– porque es la que mejor transmite los valores de apuesta por el largo plazo. Pero hay que estar siempre atentos a incorporar el mejor talento, esté en la familia o fuera. Es una fatalidad que una empresa se frustre por disputas familiares”, concluye Martínez-Cosentino.
Un referente para las futuras generaciones
Según el acta del Jurado, la concesión del Premio a Martínez-Cosentino se decidió “en virtud de su contribución al desarrollo económico y social de España a lo largo de varias décadas de esfuerzo y de trabajo creando empleo, internacionalizando sus actividades y contribuyendo a la mejora de su entorno y al bienestar del país. Razones que lo convierten en un referente para las futuras generaciones”.
El Jurado, presidido por Carme Riera, miembro de la Real Academia Española y catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona, se completa con Sara de la Rica, catedrática de Economía en la Universidad del País Vasco y directora de la fundación ISEAK; Victoria Camps, catedrática emérita de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona; Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española; Victoria Prego, adjunta al director de ‘El Independiente.com’; María Blasco, directora del Instituto Nacional de Investigaciones Oncológicas; Núria Cabutí, CEO de Penguin Random House; Juan Manuel Bonet, poeta y crítico de arte; José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada, y Mercè Franquesa, secretaria general del Cercle d’Economia.
Silestone, un producto único y diferenciador

“Soy un defensor de la empresa familiar –explicó en otra oportunidad– porque es la que mejor transmite los valores de apuesta por el largo plazo. Pero hay que estar siempre atentos a incorporar el mejor talento, esté en la familia o fuera. Es una fatalidad que una empresa se frustre por disputas familiares”, concluye Martínez-Cosentino. / COSENTINO
Francisco Martínez-Cosentino (Macael-Almería, 1951), diplomado en Magisterio por la Universidad de Almería, es el menor de tres hermanos e hijo de Eduarda y Eduardo Cosentino, quienes iniciaron en la década de 1940 su actividad de explotación de canteras y elaboración básica de mármoles.
En 1973, Francisco tomó las riendas de la empresa y en 1979, junto a su hermano Eduardo, constituyó Mármoles Cosentino, S. A. Años más tarde se incorporaría el tercer hermano, José. Durante la década de los 80, Mármoles Cosentino, S. A. amplió su actividad comercial a distintos puntos de la geografía española y europea.
Cosentino ha basado su desarrollo en la expansión internacional, la apuesta constante por la innovación y el I+D, y la seguridad. En 1990 culminó la construcción de una revolucionaria planta industrial donde se empezó a fabricar Silestone, un producto único y diferenciador con el que la compañía inició su intenso proceso de internacionalización y diversificación. Proceso que ha seguido vigente con el desarrollo de Dekton, cuya planta productiva fue inaugurada por el entonces príncipe de Asturias en 2013.
Con Silestone, se convirtió en una referencia en la arquitectura y el diseño y en una potencia multinacional con una fuerte presencia en Estados Unidos. El Grupo Cosentino tiene hoy presencia en más de 40 países con una facturación superior a los 1.100 millones de euros; emplea a más de 5.500 personas en todo el mundo, y casi el 90% de su facturación procede de fuera de España.
La filosofía de Cosentino se resume en tres elementos
“Cuando reflexiono sobre qué ha caracterizado este medio siglo de proyecto personal y profesional –aseguró el premiado en su discurso de recepción del premio– creo que son tres los elementos principales que puedo compartir con la sociedad:
El primero, como industrial, el poder de la visión a largo plazo y de la reinversión continua. De innovar día tras día, año tras año, para ser mejores y diferentes. Respetar al cliente dándole lo mejor de nosotros mismos, sin escatimar esfuerzos ni recursos. Ser perseverante e intentar sobreponerse a la adversidad; porque la adversidad, queridos amigos, se presenta en la vida, nos guste o no.
El segundo, como comerciante, la gran apuesta que siempre hicimos por la distribución internacional, por ganar los mercados fuera de nuestro país. Muchos viajes, muchas anécdotas, mucho sacrificio de personas que han puesto su vida al servicio de esta misión común: hacer desde España, desde Andalucía, una empresa líder en su sector. En nuestro caso, creando superficies innovadoras –cocinas, baños, fachadas– para espacios que inspiren a las personas.
De las personas se trata precisamente el tercer elemento, que es el más importante. Haber sido maestro de escuela creo que me ha servido mucho para dirigir la empresa. Desarrollar a personas que a su vez pudieran liderar a otros. La aptitud, pero sobre todo la actitud de las personas son el motor de cualquier empresa. He tenido la suerte de rodearme de gente de enorme categoría personal y profesional. De todos ellos es este premio.
Reflexiones para el futuro
Puede que mi trayectoria empresarial esté ya en sus últimos años –reflexiona– pero la empresa continuará, igual que tiene que seguir adelante nuestro país, por encima de personalismos. Y en este punto, quiero compartir también unas sencillas reflexiones para el futuro:
Me preocupa enormemente el paro juvenil y que no evolucionemos a tiempo la formación profesional y universitaria para hacerla más práctica y orientada al futuro. Si nuestro sistema es demasiado rígido o lento, cambiémoslo. Tenemos la obligación moral de darle su sitio a la actual generación de jóvenes.
Necesitamos una Administración eficaz y eficiente que tenga normas claras y un funcionamiento ágil, donde se deje a los servidores públicos desarrollar su labor sin recelos; de otro modo, tendremos un problema de competitividad que no nos podemos permitir.
Es crucial seguir abiertos al mundo. No podemos encerrarnos en nosotros mismos, nuestro futuro depende de nuestra capacidad para conquistar clientes en otros países. Quiero aprovechar para expresar mi admiración por la función representativa que la Corona ejerce y que, especialmente en los últimos años, ha proyectado una imagen brillante de España. Después de tantas décadas de exportación, me consta el enorme respeto que nuestros socios naturales, con el ejemplo paradigmático de Estados Unidos, sienten por nuestra monarquía parlamentaria. Señor, permítame el atrevimiento de subrayar esta circunstancia y de agradecerla profundamente.
Tenemos un gran país, con muy buenas infraestructuras pero no siempre bien repartidas. Les debo sinceridad a todos y tengo que decirles que la incomunicación que sufre Almería es inaceptable. Ustedes sabrán lo que les ha costado en tiempo y recursos asistir a este acto en lo que llamamos la isla de Almería. Necesitamos el Corredor Mediterráneo sin más demora, un proyecto que debe unir a andaluces, murcianos, valencianos y catalanes. Un proyecto que es de país y, aún más, de Unión Europea. Un proyecto crucial para acercar personas y productos de forma sostenible.

Y ese es el último elemento que querría tocar. La sostenibilidad no es una moda, es actuar con ética, de forma responsable, mirando el largo plazo pero también ofreciendo resultados concretos, productos concretos que ayuden a conservar el planeta. Es sentirnos bien con lo que hacemos en un mundo que necesita empresas con conciencia, con alma. Importa lo que hacemos y cómo lo hacemos. Ser sostenible es, en resumen, tener un futuro digno de tal nombre.
En una trayectoria de cincuenta años como empresario, se cometen errores, no todo son aciertos y éxitos. Por ello, mis sinceras disculpas por mis fallos y limitaciones. He reconocido muchas veces que he vivido tres ruinas y que me he caído y me he levantado. Eso sí, puedo decir que hemos intentado en Cosentino seguir una línea, una trayectoria como la que se premia hoy de intentar ser mejores cada día. Y así debemos seguir, humildes hasta el final.
Y hago un ruego, que como sociedad no denostemos al empresario que tiene que volver a empezar, que lo apoyemos en su sufrimiento y en sus remontadas. El empresario debe vivir en armonía con su entorno que, a su vez, debe valorar la iniciativa privada como un activo de la sociedad.
Entre los que más confianza generan
Martínez-Cosentino ocupa la posición 17 del ranking elaborado por ‘Trust Business Leaders Ranking’ de los empresarios que mayor confianza generan en España, realizada sobre una muestra de 1.000 directivos, expertos en empresa e investigadores universitarios, en un listado que encabezan Amancio Ortega, fundador de Inditex; Juan Roig, fundador y presidente ejecutivo de Mercadona, y Ana Botín, presidenta de Grupo Santander.
El Rey destacó que “…sin la contribución de empresarios y emprendedores, no sería posible el progreso ni la modernización de España. Sois vosotros quienes, asumiendo riesgos, sois capaces de ver oportunidades a menudo difíciles de identificar. Tenéis sin duda una fuerza especial, una pasión y una capacidad de esfuerzo y sacrificio que son la base del crecimiento y de la creación de empleo. Por eso es tan importante que la sociedad sepa reconocer vuestra labor… Afortunadamente, nuestro país cuenta con muchas empresas innovadoras –pequeñas, medianas y grandes– cada vez más digitalizadas y, en muchos casos, internacionalizadas, que están llevando el nombre de España por todo el mundo, como lo ha hecho Don Francisco Martínez Cosentino…”.
Con Derecho a Réplica
A partir de esta semana intentamos obtener la opinión de personas de alta cualificación y mente abierta sobre Pedro Sánchez, un personaje polémico y de gran complejidad que despierta fuertes pasiones, grandes elogios y fuertes descalificaciones. Iniciamos la serie con la opinión de Carlos Berzosa, catedrático emérito y rector honorario de la Universidad Complutense.
Pedro Sánchez, un todoterreno de la política
El 13 de julio de 2014 Pedro Sánchez salió elegido, en las elecciones primarias secretario general del PSOE. Nombramiento que fue ratificado en el Congreso Extraordinario celebrado los días 26 y 27 de julio. Había vencido a Eduardo Madina y a Pérez Tapias, de izquierda socialista. Una victoria amplia de una persona escasamente conocida, aunque contó con el apoyo del aparato del partido y de hecho parece ser que Susana Díaz dijo» este chico no vale pero nos vale». Se equivocó totalmente, pues más tarde se rebeló contra el aparato y demostró que valía más de lo que pensaba, debido a que en tiempos difíciles para el PSOE ha llegado a ser presidente de Gobierno. A la propia Susana Díaz la derrotó en las primarias posteriores.
El PSOE atravesaba una profunda crisis, tras la derrota que sufrió en las elecciones generales de 2011. A partir de entonces iba cuesta abajo. La huida de los votantes del PSOE se debió a diferentes motivos, pero uno de ellos y el principal fue sin duda la gestión de la crisis económica que estalló en 2008 y sobre todo la modificación que se hizo del artículo 135 de la Constitución en pleno mes de agosto de 2011. Con posterioridad la irrupción de Podemos en la vida política, que supuso el trasvase hacia esta formación de muchos votantes del PSOE, aumentó el declive electoral de este partido. Tras el bajón que tuvo lugar en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 se produjo la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba, lo que provocó la llegada de Pedro Sánchez a la Secretaría General.
En este contexto de crisis del partido y de desánimo de sus militantes y votantes más fieles se hizo cargo como principal responsable Pedro Sánchez, que no consiguió en las siguientes elecciones generales, celebradas el 20 de diciembre de 2015, revertir el descenso que se estaba teniendo, y es más, Podemos estuvo a punto de lograr el sorpasso. A pesar de ese descenso, el rey Felipe VI le propuso como candidato a presidente del Gobierno. La candidatura fracasó, pues sólo consiguió el apoyo de Ciudadanos, mientras que el resto de diputados votó en contra. Era la primera vez desde 1978 que no salía elegido en el Congreso como presidente del Gobierno el candidato propuesto por el Rey.
Fue un gran fracaso de Pedro Sánchez no haber conseguido más apoyos de otros grupos parlamentarios. El principal problema es que optó por pactar con Ciudadanos antes que con Podemos. El acuerdo con Ciudadanos, que fue firmado, ya cerró la posibilidad de contar con el apoyo de Podemos y de los partidos nacionalistas. Aunque hubo conversaciones con Podemos éstas no avanzaron debido a que Ciudadanos siempre se opuso a las propuestas que hacía. Esto fue un gran error de Pedro Sánchez que condujo a otras elecciones en 2016 y que no despejaron el panorama político. Se podía haber logrado entonces un gobierno de coalición progresista y haber anticipado lo que se consiguió años más tarde. El PSOE, en pleno declive, se dedicó a descalificar a Podemos. No supo ver Pedro Sánchez lo que el ascenso de Podemos significaba.
En las elecciones de junio de 2016, la candidatura del PSOE obtuvo el mínimo histórico desde el restablecimiento de la democracia. Pedro Sánchez estaba en la picota y se alzaban voces para que dimitiera, lo que no hizo en un principio y aunque formalmente lo llegó a hacer fue después de maniobras sucias en el Comité Federal que le obligaron a ello. Pedro Sánchez fue defenestrado y echado a la cuneta de la política. Pero renació de las cenizas. Posteriormente también dejó el acta de diputado para no romper la disciplina de voto que, aunque algunos diputados sí lo hicieron, impuso el grupo parlamentario socialista de abstenerse en la candidatura de Rajoy como presidente del Gobierno, y con el fin de evitar unas nuevas elecciones. El 21 de mayo de 2017 fue reelegido como secretario general en las elecciones primarias frente a Susana Díaz y Patxi López. Pero no solamente se tuvo que enfrentar a ellos sino al aparato, los barones, viejas glorias como Felipe González y Alfonso Guerra, y a medios de comunicación tan poderosos como el Grupo Prisa y la Sexta. Fue una gran victoria de las bases frente a un aparato anquilosado.
Tras ganar esta baza decisiva apostó por otra más arriesgada: la moción de censura al gobierno de Rajoy. La ganó contra todo pronóstico. Echó dos órdagos, uno al partido, y otro al Gobierno. Los dos los ganó. Era la primera vez que triunfaba una moción de censura desde 1978. Demostró ser un todoterreno de la política y este mérito nadie se lo puede negar. Desde entonces, el PSOE ha ganado las dos elecciones generales. Ha logrado revitalizar a un partido que estaba decadente y ahora es aclamado y votado casi por unanimidad en el último congreso celebrado recientemente.
Pedro Sánchez, que tiene sus méritos, sin embargo se caracteriza por sus vaivenes en las declaraciones y en las prácticas políticas. Muchas declaraciones se las he tenido que tragar. Ha cometido dos fallos al no haber logrado negociar con Podemos en 2016 ni en 2019. Nos hubiéramos ahorrado elecciones y la permanencia en el cargo de Mariano Rajoy. Al final se ha conseguido un gobierno de coalición que se tenía que haber logrado cuatro años antes. Como presidente del Gobierno le ha tocado lidiar con la pandemia. Ha sido una difícil tarea en la que se han cometido errores pero en la que en general se han hecho las cosas aceptablemente bien. La vacunación ha sido un éxito. En general, su labor como presidente del Gobierno la calificaría como positiva, a pesar de los errores e insuficiencias que se han dado.
Pedro Sánchez ha tenido muchas contradicciones en su labor desde 2014, pero quién no las tiene en estos tiempos difíciles que nos han tocado. Le pierde, sin duda, ciertas afirmaciones contundentes que hace que luego se las tenga que tragar. En muchas ocasiones justificadamente, pues responden a las coyunturas políticas del momento. Pero hay que pedirle en este caso más prudencia. Las rectificaciones también se deben, sin duda, a que aprende sobre el terreno y en ello ha mejorado mucho. En suma, considerando en una balanza los lados positivos y negativos de su actuación política, el saldo me saldría positivo, aunque tenga reparos en algunas cuestiones.