N. L.
El Instituto de la Empresa Familiar, presidido desde el pasado mes de marzo, inicio del confinamiento pandémico, por Marc Puig, presidente ejecutivo de la multinacional de moda y fragancias Puig en la tercera generación de la compañía que fundó su abuelo, ha suspendido en su asamblea anual celebrada en Madrid con presencia del Rey la situación económica, con un suspenso alto del 4,1 sobre 10.
Al mismo tiempo Puig pide a Sánchez un ministro para que lidere un modelo de colaboración público-privada que gestione los fondos para la reconstrucción post Covid. “Tenemos que encontrar soluciones juntos”, reclama el Instituto. Reconoce que en muchos aspectos no siempre ha sido así, pero que ahora es el momento de que lo sea.
El IEF discrepa de las prioridades del Gobierno al señalar que los objetivos básicos para los fondos de reconstrucción europea deben ser las infraestructuras, por delante de la digitalización y la transición energética, en lo que está empeñado el Gobierno.

En la asamblea del pasado año, celebrada en Murcia, a la que asistió el Rey pero no Sánchez, el Instituto puso el énfasis en que el mayor riesgo que tiene España para afrontar el futuro y apuntalar su crecimiento era la gobernabilidad por delante de las reformas estructurales, el desempleo y la demografía.
Felipe VI pidió no caer en el pesimismo, a pesar de la “gran incertidumbre» en la que está sumido el país y unir fuerzas entre instituciones y empresas.
Funciona sin complejos como ‘lobby’
El Instituto de la Empresa Familiar es, más que una patronal o un círculo empresarial, el más influyente ‘lobby’ empresarial del país. Su denominación de “empresa familiar” proporciona la falsa ida de que representa a las empresas pequeñas, que son el 90% de las españolas. El Instituto está controlado por compañías potentísimas, algunas de las cuales rompen el esquema de lo familiar como: Inditex, Acciona, Mercadona, Bankinter, Planeta, Prensa Ibérica, el Grupo Barceló, etc.
Es un ‘lobby’ y funciona sin complejos como tal, hasta el extremo de que fue el desencadenante de la creación del Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC), la madre de todos los ‘lobbies’, felizmente autodisuelta. El IEF aportó al CEC su práctica en el oficio de ‘lobby’.
El Instituto presume de que toda la legislación sobre el Impuesto de Sucesiones la habían conseguido ellos en Cataluña, aunque lo desmiente la patronal catalana Foment del Treball, que asegura se consiguió en una reunión entre Pujol y Rodrigo Rato auspiciada por Foment, entrenado en mantener una relación amable con los gobiernos sean del signo que fueren. Lo que nadie le niega es su eficacia en conseguir una fiscalidad favorable.

Sí asistió Sánchez a la celebrada el año anterior en Valencia (en la imagen), entonces presidida por Francisco Ribera, uno de los hombres mas ricos de España, a quien se atribuye una fortuna de 1.700 millones de euros obtenidos del negocio del acero. Sánchez fue recibido fríamente sin recibir un mísero aplauso. /EP
Leopoldo Rodés, ‘alma mater’ del Instituto hasta su fallecimiento, le sugirió a José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona: “José Manuel, si nosotros pudiéramos juntar a las empresas más importantes del país, sean o no familiares, podríamos hacer una organización empresarial digna, una referencia seria del mundo empresarial, y no como la CEOE, que nos avergüenza a todos”.
Sus congresos los presidió el Rey o los presidentes del Gobierno
De la potencia del Instituto da fe el hecho de que casi todos sus congresos han sido presididos por Felipe VI desde que era príncipe de Asturias, y por los sucesivos presidentes del Gobierno. Lo que más se destacó en la celebrada el año pasado en Murcia, presidida también por Felipe VI, fue el “plantón” de Sánchez, entonces presidente en funciones, que había prometido clausurar la asamblea.
Según aseguraron algunos medios, no quiso que en periodo electoral se le tachara de presidente político del Ibex. Envió en su lugar a las ministras de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Economía, Nadia Calviño, ambas en funciones.
Sí asistió Sánchez a la celebrada el año anterior en Valencia, entonces presidida por Francisco Riberas, uno de los hombres mas ricos de España a quien se atribuye una fortuna de 1.700 millones de euros obtenidos del negocio del acero. Sánchez fue recibido fríamente sin recibir un mísero aplauso a su intervención, lo que en parte se explica porque Sánchez no ocultó su intención de aumentar impuestos a las grandes empresas. Sí fue aplaudida la presencia de Pablo Casado.

Aunque el IEF integra asociaciones familiares en toda España, lo que trata de resaltar organizando sus congresos cada año en una ciudad, lo cierto es que es mayormente una asociación catalana de hondas raíces en esta comunidad y con sede en Barcelona.
Es significativo que el ‘alma mater’ fuera Leopoldo Rodés y que la mayor parte de sus dirigentes sean catalanes. Lo han sido casi todos sus presidentes. El anterior, Francisco J. Riberas, es madrileño y la empresa que dirige, Gestamp, tiene su sede en Madrid, pero la junta directiva del Instituto sigue siendo mayoritariamente catalana. Lo es el actual presidente Marc Puig Guasch, y lo es la mayor parte de su equipo de dirección. La influencia del IEF en la sociedad catalana es proverbial.