Destacado Económico / N. L.
Es probable que José Ignacio Goirigolzarri, 66 años (Bilbao), de no poder ser presidente del Athletic hubiera preferido seguir de cabeza de ratón, un gran ratón, a cola de león pero las circunstancias mandan, como sabe muy bien ‘Goiri’, que es además de kantiano, orteguiano.
‘Goiri’ es el flamante presidente de CaixaBank, pero es el ejecutivo segundo, cola de león, tras la primacía de Gonzalo Gortázar, cabeza del león, pues es Caixabank quien compra a Bankia, cuyo nombre desaparece pues los diez años de afortunada gestión del primero son pocos para lavar una infamia que nos ha costado 22.424 millones de euros, el agujero más profundo de la historia.
De la buena convivencia entre ambos depende en buena medida el éxito de la operación, en la que el factor humano es fundamental. Como señala el propio ‘Goiri’, las competencias de cada cual deben estar perfectamente definidas, lo que, en nuestra opinión, no está en estos momentos suficientemente claro.
Que no salten chispas

‘Goiri’ es el flamante presidente de CaixaBank pero es el ejecutivo segundo, cola de león, tras la primacía de Gonzalo Gortázar, cabeza del león, pues es Caixabank quien compra a Bankia cuyo nombre desaparece pues los diez años de afortunada gestión del primero son pocos para lavar una infamia que nos ha costado 22.424 millones de euros, el agujero más profundo de la historia. / EUROPA PRESS
Sólo la práctica mostrará si la conjunción entre ambos es perfecta, que no saltan chispas que por mucho que se intenten ocultar siempre brillan. Y si no, obsérvense todas las fusiones bancarias fraguadas en los últimos años, como la del Santander con el Central y con el Hispano, o las del Bilbao con el Vizcaya y Argentaria que dieron lugar al BBVA de las que ‘Goiri’ no se olvida.
Siempre se justifican las fusiones –en realidad no hay fusiones, sino absorciones– por las sinergias de la complementariedad, que en el caso presente son ciertas pues a la ‘antigua’ Caixabank, predominante en Cataluña, le viene muy bien la importante red de Bankia en el resto de España, con escasa presencia en Cataluña.
No hay que olvidar que la antigua Bankia tiene en su seno las mas potentes cajas de ahorros que habían conseguido altas cuotas del mercado. Este hecho da un fuerte empujón a la estrategia de Caixa de convertirse en el primer banco de España, donde había conquistado posiciones hasta convertirse en el tercero.
La complementariedad es importante pero hay que señalar que en todas estas ‘fusiones’ ha predominado el factor humano. En el presente caso la singularidad consiste en que la fusión se ha diseñado desde ‘arriba’ y que cuenta con la autoridad de los propietarios, la Fundación que gobierna Isidro Fainé, y el Estado que controla Bankia y que contará con un vigilante en el Consejo de Administración de la nueva entidad, el primer banco de España en activos aunque no en capitalización bursátil donde el campeón sigue siendo el Santander de Ana Botín.
Dos brillantes gestores

En esta operación ‘Goiri’ no tuvo nada que hacer. Ha sobrevenido cuando acababa de cumplir diez brillantes años al frente de Bankia; en el momento en que acababa su mandato, que nadie dudaba sería renovado; cuando procedía a reajustar el Consejo de Administración y lanzaba planes a más largo plazo.
Bankia marchaba en buena dirección. Y pese a que tanto el resto de los banqueros señalen que gran parte del milagro lo ha hecho ‘dopado’ gracias a los 22.424 millones de euros aportados por el Estado, tampoco es menos cierto que no se le puede negar a ‘Goiri’su capacidad como gestor que le ha dado una cierta aura de ‘salvador’ de la entidad nacionalizada.
Es de esperar que Gonzalo Gortázar, madrileño de noble ascendencia vasca pero fan del Real Madrid, procedente de la banca de negocios, a la que se supone está en las antípodas de la banca comercial, “su verdadero enemigo”, según se dice en los corrillos bancarios, pero que Gortázar ha sabido dominar con buena nota, y José Ignacio Goirigolzarri, un ignaciano, filósofo y fiel a muerte con el Athletic con toda una vida bancaria, mayormente ejercida en el quehacer comercial en el BBVA, se lleven bien. Pragmatismo no les falta. Isidro Fainé y Nadia Calviño les vigilan.