Destacado / N. L.
El ‘glamouroso’ sevillano, la ciudad en que nació en 1979, tiene 42 años. Su padre es virólogo y su madre funcionaria de la Junta de Andalucía, que fue diputada por el PSOE, entre 2016 y 2019. Estudió en el colegio jesuita Portaceli y se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla. Es profesor del Máster en Finanzas y Banca de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y ponente del Programa de Alta Dirección de la San Telmo Business School, en donde aborda materias relacionadas con el ámbito de las transacciones corporativas. Con la Fundación Alalá ayuda a la integración social de colectivos en riesgo de exclusión en el sur de España.
Se inició en los negocios en segundo de Bachillerato, repartiendo botellas para fiestas con su Vespino. Una de sus primeras iniciativas, a sus 19 años, fue la organización de una fiesta de fin de año cuyos beneficios aplicó a la fundación de la empresa “Vendedores de Ilusiones” con la que creó la discoteca Boss y Licores y Copas de Sevilla, a las que añadió escarceos en la moda infantil y en la televisión local, pero su primer gran éxito fue la distribución de móviles. Hoy da trabajo a más de 300 personas.
En realidad, Rosauro Varo, más que una empresa tiene un fondo, el Grupo Atenea Inversión (GAT), un talonario conseguido mayormente con la venta de sus acciones en la compañía de telecomunicaciones PepePhone y en Cabify. Vendió la empresa de telefonía Pepephone, de la que era dueño junto a Javier Hidalgo, a partes iguales, a MasMovil por 158 millones de euros. Un fondo que Rosauro administra con grandes dotes de adivinación sobre el futuro de las empresas que selecciona.
Con la venta de sus 2.000 licencias de VTC a Cabify, a cambio de acciones valoradas en 37 millones de euros, se convirtió en un accionista relevante de Cabify. GAT, su holding, gestiona activos por más de 100 millones de euros en distintos sectores convirtiéndose en el primer accionista individual de Telefónica.
Tirón mediático
Su tirón mediático le ha facilitado una notable atracción de escaparate en importantes consejos de administración como el Grupo Prisa y Acciona Energía,donde ha sido colocado por José Manuel Entrecanales para la penetración en Bolsa y lanzar al mercado de valores un 25% de su filial de renovables, valorada en más de 10.000 millones de euros, en la que pretende invertir 8.000 millones de euros durante esta década.

Rosauro, que inició su carrera empresarial en 1988, no aparece en el ranking de los grandes empresarios del país ni en el de los grandes innovadores, pero por su presencia mediática se sitúa como una poderosa referencia para los jóvenes ansiosos de un enriquecimiento rápido. Se está convirtiendo en el empresario español de referencia, en un prodigioso mito a quien ‘Forbes’, especialista en ranking, ha situado en diciembre de 2021 entre los más influyentes del país.
‘Forbes’ se pregunta retóricamente: “¿Alguien ha dicho fichaje estrella? El polifacético empresario suma a sus cargos el de consejero independiente de Acciona Energía, importante compañía de energías renovables. Los Entrecanales lo sitúan así como su apuesta para su mayor lanzamiento en Bolsa. A esto se suma la vicepresidencia del Consejo de Administración del Grupo Prisa y la dirección del Grupo Atenea Inversión (GAT), el fondo con el que gestiona sus millonarias inversiones. Accionista de Cabify, director de máster universitario, empresario hotelero, personaje de la prensa del corazón por su relación con Amaia Salamanca… Predice que “Hay Rosauro para rato”.
Pero no sólo ‘Forbes’. En 2018 el Instituto Choiseul lo incluyó en el puesto cuarto del ranking “Choiseul 100, Economic Leaders for Tomorrow” sobre los 100 profesionales y empresarios, de 30 a 42 años, más influyentes. El ranking se elabora a partir de una extensa base de datos de ejecutivos españoles, referidos a factores variados como aptitudes y trayectoria profesional; poder y función; influencia y relaciones; imagen y reputación, y potencial y liderazgo.
Entre la Moraleja madrileña y un palacete sevillano
Actualmente vive con su esposa, la actriz Amaia Salamanca, en La Moraleja de Madrid, un barrio para millonarios, pero no abandonan Sevilla donde adquirieron un palacete del siglo XVIII en el barrio de Santacruz, que alternan con un chalé en la urbanización Guadalmina en Marbella. Naturalmente dispone de caseta en la Feria sevillana y no se pierde su Semana Santa.
Sus amigos son de variado pelaje entre los que no falta el aristócrata Alfonso de Borbón ni Marta Ortega. Es socio y amigo de Javier Hidalgo, hijo del fundador de Globalia. Antes de su relación con Amaia se le atribuyeron romances con Eugenia Martínez de Irujo y Vicky Martín Berrocal.
No deja de ser significativo que el gran proyecto de Varo al 50% con Pachá sea la creación del mayor club de lujo de España, 13.000 metros cuadrados más 1.200 metros de playa, entre Estepona y Marbella, lo que ha sido criticado porque el Gobierno había rescatado a Pachá con un préstamo de 18 millones de euros. Varo está presente con sus discotecas en Sitges, Barcelona, Ibiza y Gran Canaria, en España; así como en Alemania, Austria, Brasil, Egipto, Estados Unidos, Portugal, Reino Unido o Rusia.
Ataques desde la derecha mediática
Las criticas, procedentes en su mayor parte de la derecha mediática, se centran en la supuesta amistad de Varo con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez; en que su madre Juana Amalia Rodríguez fuera en su día diputada del PSOE y en el supuesto apoyo al podemita Juan Carlos Monedero, a quien contrató sus servicios de asesoramiento para su proyección internacional por 35.000 euros.

Rosauro Varo asegura que no conoce al presidente Sánchez, aunque hace alabanzas a su política. “A mí, reconoce, me hubiera gustado otra situación política, un Gobierno de otro tipo, pero la situación es la que es y con la que hay debe construir, y lo ha hecho, un Gobierno sólido”. / EP
Rosauro Varo asegura que no conoce al presidente Sánchez, aunque hace alabanzas a su política. Se confiesa transversal con las distintas opciones políticas pero elogia que Sánchez fichara a Iván Redondo como su mano derecha.
No puede negarse que Rosauro Varo debe mucho a Iván Redondo, el mago de Sánchez, a quien no escatima elogios en el libro de Toni Bolaño ‘Moncloa’. “Me gustaría – sostiene Varo– que la ‘rara avis’ que representa se extendiera en la política. Quitaría tensión. Soy transversal en mis opiniones y también admiro a personas de ámbitos políticos muy distintos al de Iván”, pero resalta su admiración por éste del que resume que “su legado es la construcción de un liderazgo”. Y valora que es “un ideólogo que no está preso de la ideología”. En su opinión no es contradictorio haber trabajado con el PP y con Pedro Sánchez y señala que eso es un elogio, un piropo.
Rosauro va más lejos: “En el ámbito empresarial –asegura– desde mi modesta opinión y conocimiento, su figura [la de Iván] crea certidumbre ante el Gobierno de coalición. Mantiene el punto de equilibrio para dar confianza a la inversión empresarial (…); a mí, por ejemplo, me hubiera gustado otra situación política, un Gobierno de otro tipo, pero la situación es la que es y con la que hay debe construir, y lo ha hecho, un Gobierno sólido”.
¿Puede clasificarse a Rosauro Varo en una reencarnación de la ‘beautiful people’ (gente guapa) en la que con Felipe González militaron Miguel Boyer, Mariano Rubio o Rafael del Pino (padre)? Nada es ya lo que era pero en sentido amplio puede admitirse que existe algo parecido que hay quien ha calificado de ‘smart people’ (gente lista) en la que encajaría perfectamente Rosauro Varo, personas pragmáticas que se manejan muy bien con el poder político, con el gobierno actual y con los que vengan.